EL CAMINO DEL VISIONARIO.
Ser un visionario significa caminar con suavidad sobre la tierra y soñar tu destino. El universo siempre nos devuelve el reflejo de las condiciones de nuestro sueño. Así, si sentimos miedo de no tener dinero, no lo tendremos. Sin embargo, si experimentamos un sentimiento de abundancia con lo que poseemos hoy, incluso si no tenemos dinero ahora mismo, esta abundancia se manifestará en el futuro, y podemos estar seguros de que más riquezas están en camino.
Por tanto, cuando nuestra vida no va bien, la solución más eficaz no consiste en cambiar de profesión, de pareja o de ciudad, sino intentar mejorar la pureza de nuestros sueños. Cambiamos nuestro sueño, y nuestra vida sentimental o profesional adquiere equilibrio. Esto no quiere decir que continuemos en una relación abusiva o en un mal trabajo, sino que no dejamos ese trabajo o esa relación heridos y culpándonos por habernos victimizado. Nos libramos de las historias improductivas y en su lugar imaginamos las experiencias que nos gustaría tener. Hay una vieja historia de un viajero que se encuentra con otro que viene en sentido opuesto. El primer viajero le dice al segundo: -“Me dirijo a la ciudad de la que vienes, Dime ¿Qué tal es? ¿Es la gente buena, honesta y confiable?.” – El segundo viajero le responde con otra pregunta: Dime: ¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde tú vienes? – Eran egoístas y malvados. Me robaron, me negaron alojamiento y me cobraron demasiado por la comida. No hay una persona decente en toda la ciudad. – Pues bien, eso es exactamente lo que encontrarás en la ciudad a la que te diriges. El segundo viajero se da cuenta, a diferencia del primero de que vayas donde vayas, allí estarás.
Tú llevas la energía de tus creencias, tu estado mental y tus emociones a cada circunstancia, y el universo responde cumpliendo tus expectativas. No hay ninguna realidad objetiva porque todas tus profecías se cumplen a sí mismas. Esto es soñar. Podemos lograr cualquier cosa que deseemos si creemos realmente en el sueño que nos gustaría experimentar y seguimos el camino del visionario.
Logramos esto mediante las prácticas de la mente de principiante, y viviendo con coherencia, transparencia e integridad.
1.-LA PRÁCTICA DE LA MENTE DE PRINCIPIANTE. Para practicar la mente de principiante debemos abandonar nuestras nociones preconcebidas. Los practicantes del Zen intentan alcanzar lo que se conoce como la “mente vacía”. Hay una historia de un maestro y un discípulo, en que este último está bastante satisfecho de sí mismo y de todo lo que he aprendido. El maestro lo invita a tomar té y le llena la taza hasta que la bebida comienza a desbordar. Consternado, el discípulo le grita: “Pero, maestro, ¡la taza ya está llena!”. A lo cual el maestro responde: “¿Cómo puedo enseñarte nada si tu mente también esta llena?. Cuando practicamos la mente de principiante, no olvidamos nuestros años de experiencia, simplemente no confundimos lo que aprendimos ayer con lo que estamos descubriendo hoy.
Desarrollamos una relación hipotética con la realidad en lugar de una relación fija. Entonces, cuando nos encontramos en una situación en la que ya hemos estado antes, no damos por sentado el desenlace, porque cuando lo hacemos, este desenlace se convierte en una profecía que se cumple a sí misma. Nos decimos: “Esto parece ser una discusión con mi pareja. De hecho, parece ser la misma discusión sobre dinero que tenemos todo el tiempo. Pero quizá no lo es; quizá se trate de algo distinto. Es posible que sea una oportunidad para profundizar en nuestra relación y fortalecerla. Practicar la mente de principiante exige que abandonemos nuestros dogmas, seas cuales sean. Un dogma es algo en lo que creemos aunque los hechos nos digan otra cosa y eso es muy peligroso, ha habido muchas guerras por ello!. Tanto en el ámbito religioso como científico los dogmas son un obstáculo al progreso tanto del mundo como de tu vida personal.
El siguiente ejercicio te ayudará a abrirte a lo nuevo mediante la eliminación de lo que no está funcionando en tu vida. Para practicar la mente de principiante, debes eliminar todos los trastos inútiles y objetos inservibles que has acumulado en tu vida. En el nivel de la serpiente, esto quiere decir vaciar tus armarios de todos los cacharros que no necesitas pero que no te has decidido a tirar. En el nivel del jaguar, practicamos la mente de principiante despojándonos de las creencias limitantes sobre escasez, abundancia, intimidad y autoestima. En el nivel de lo sagrado, la mente de principiante quiere decir no identificarse con los pensamientos. Desde la perspectiva del colibrí, comprendemos que cada pensamiento es una afirmación que refuerza un modelo mental inconsciente sobre la naturaleza de la realidad. Cuando dejamos de identificarnos con nuestros pensamientos, el ego se disuelve.
Necesitamos coger cada pensamiento que tenemos sobre la naturaleza de la realidad y arrojarlo al fuego. Después de que hayan sido incinerados, seremos libres para reinventarnos a nosotros mismos y a nuestro mundo. Y entonces, desde la perspectiva del águila nuestra “mente de principiante” se encontrará con el Espíritu!.
2.-LA PRÁCTICA DE VIVIR CON COHERENCIA. La segunda práctica del camino del visionario implica que reconozcas el impacto que cada uno de tus actos tiene sobre las generaciones futuras. Los Guardianes de la Tierra comprenden que incluso sus pensamientos ejercen un impacto sobre el mañana, así que están muy atentos a todas las imágenes y sentimientos que experimentan. Cuando practicas vivir con coherencia, eres plenamente consciente del impacto de tus pensamientos, actos e intenciones, e intentas que éstos sean positivos y curativos en lugar de egoístas y destructivos. Te das cuenta de cuándo estás actuando por miedo, y eliges hacerlo por amor. Asumes la responsabilidad de todos tus actos, y el universo percibe esto, otorgándote inmediatamente un buen karma: respuesta y apoyo inmediatos a todas tus acciones. Entonces tu recompensa se verá multiplicada por diez. Las heridas emocionales que les causamos a otros pueden ser tan poderosas que sus efectos no duren sólo una vida sino varias generaciones. Las llaman maldiciones generacionales: el terror que una madre atormentada le puede causar a sus hijas es sentido por las hijas de las hijas de sus hijas, y el duro castigo que un padre le inflige a su hijo es sentido por muchas generaciones. Esto también opera en el nivel colectivo. Las maldiciones generacionales a menudo paran desapercibidas, ya que nacemos con ellas y las consideramos parte de nuestra “piel”. Es importante tomar conciencia de estos legados a fin de que podamos curarlos, y evitemos condenar a nuestros hijos a una vida en que van a estar reaccionando a una herida que le fue infligida a nuestra abuela hace 65 años. Vivir con coherencia quiere decir curar esta herida en lugar de dejársela como herencia a nuestros hijos.
3.-LA PRÁCTICA DE LA TRANSPARENCIA. Practicas la transparencia cuando dejas de esconder los aspectos de ti mismo que te hacen sentirte incómodo. Cuando vemos a un hombre arrogante exhibiendo su poder o presumiendo de sí mismo, percibimos claramente que debajo de todas esas fanfarronadas hay una persona que se siente insegura de su poder e importancia. Pero escondemos más que nuestras inseguridades. A veces ocultamos nuestra belleza y poder porque nos sentimos incómodos con ellos y tememos las consecuencias de dejar brillar nuestra luz. Cuando no tenemos nada más que ocultar, nos hacemos transparentes. Así pues en el nivel de la serpiente le digo a la gente que soy antropólogo (o masajista). En el del jaguar, le hago saber que estudio cómo enfermamos y cómo podemos curarnos y que también instruyo a chamanes occidentales. En el nivel del colibrí, la miro a los ojos y no digo nada porque las palabras no pueden describir la totalidad de mi ser. En el del águila, la invito a probar el Espíritu Único que todos compartimos. La transparencia quieres decir que existe una congruencia entre quien dices ser y lo que eres realmente. Quiere decir que predicas con el ejemplo. Pero no puedes mostrar tu verdadero yo a los demás si no sabes quién eres. Antes aprendiste que no eres tus roles: no eres madre, ejecutivo, hijo, hija, estos no son más que papeles que interpretas y no puedes ser contenido por definiciones tan limitadas. Tu verdadero yo es el observador, que contempla todo lo que haces y que sin embargo no se ve afectado por ninguno de tus pensamientos ni de tus actos.
4.-LA PRÁCTICA DE LA INTEGRIDAD. Practicas la integridad cuando tus palabras reflejan la verdad y reconoces su poder para crear la realidad. “En el comienzo era la Palabra… y la Palabra era Dios”. Es decir, todo fue creado a partir de ella. Del mismo modo la calidad de tu creación está determinada por la veracidad de tus palabras. Lo que dices es más importante que cualquier documento legal porque pone en movimiento un destino elegido: le da al universo instrucciones claras sobre el tipo de realidad que quieres crear. Para los laikas, no existe nada más importante que ser fiel a su palabra y por eso son muy cuidadosos con aquello que se dicen a sí mismos y a los demás. Creen que expresarle algo negativo a alguien equivale a echarle una maldición, y que decir algo positivo es como dar una bendición. Lo que te repites a ti mismo es igualmente poderoso, cosas como soy un perdedor, no soy tan inteligente como tal persona, nunca encontraré el amor, así que debes tener cuidado. Si tu pensamiento interno es no valgo para nada, te condenarás al fracaso en todo lo que intentes. Tu palabra es una promesa que haces. Y cuanto más lleves una vida espiritual, más poder tendrá tu palabra y menos espacio tendrás escabullirte. Ser fiel a tu palabra desarrolla un poder espiritual que ese esencial si vas a soñar y manifestar un mundo mejor. Sin este poder, tus sueños nunca toman forma y siempre acaban viniéndose abajo justo antes de dar fruto. En lugar de intentar forzar al universo para que acate tus deseos, practica la veracidad y aumenta tus reservas de poder personal. Esto hará que tus sueños se conviertan en una fuerza imparable que organice el mundo de la manera que hayas decidido. Cuando practicas la veracidad, dejas de buscarte excusas; lo que dices le comunica al universo que se puede confiar en ti. HACER MAL USO DE NUESTRA PALABRA. Cuando hacemos mal uso de nuestra palabra, malgastamos el poder personal que hemos acumulado. Cuando usamos nuestra voz para culpar o avergonzar a otros, estamos cometiendo el peor tipo de ofensa, porque estamos usando nuestras palabras para destruir en lugar de para crear. Un ejemplo principal de cómo hacemos mal uso de la palabra es el cotilleo, que se ha convertido en el pan de cada día en nuestra cultura actual. Nuestra defensa del chismorreo consiste en alegar que es verdad: nuestro suegro es realmente un sabelotodo y nuestra vecina es efectivamente una mala sangre. Sin embargo, cuando practicamos la integridad no malgastamos nuestras palabras de esta forma. En lugar de eso, somos capaces de ver la inseguridad del sabelotodo y su necesidad de sentirse inteligente e importante, y sentimos compasión por él.
El cotilleo es un veneno que hace que nos sintamos bien con nosotros mismos a costa de los demás. Cada vez que hablamos mal de alguien, estamos echando una maldición que nos traerá desgracias tanto a nosotros como a él. Nuestras palabras crearán un puente energético hasta ese individuo, garantizando que él o alguien como él aparecerá tarde o temprano en nuestro futuro. La práctica de la integridad también requiere que asumamos la responsabilidad de nuestros errores. Es increíble la cantidad de agravios que pueden resolverse con un simple “perdóname”.
fuente: ericmeneses.com
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