Chamanes y médiums
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Michael Harner.
Extracto de la colaboración de Michael Harner en el libro: “El viaje del chaman. Curación, poder y crecimiento personal.”
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Michael Harner.
Extracto de la colaboración de Michael Harner en el libro: “El viaje del chaman. Curación, poder y crecimiento personal.”
Existen, por supuesto, otras tradiciones aparte del chamanismo en las que las personas alteran el estado de su conciencia o establecen contacto con un espíritu personal.
El denominado trance de los médiums es uno de dichos casos. Pero en el trance de los médiums (o «canalización») los espíritus acuden al médium, que les cede voluntariamente su control, permitiéndoles obrar a través de su cuerpo, ya sea por medio de la escritura automática, la posesión de sus cuerdas vocales o ciertos movimientos corporales.
Sin embargo, como lo aclara Eliade, éstas no son actividades características del chamanismo, ya que, por definición, el chamán es una persona que viaja hacia los espíritus, buscándolos en su propio mundo y conservando el control mientras permanece con ellos.
En algunos lugares del mundo, como en el Himalaya, los chamanes suelen ser también médiums, pero el hecho de que una persona pueda desempeñar ambas funciones no significa que chamán equivalga necesariamente a médium.
Por consiguiente, una diferencia básica nos dice que el médium es un instrumento pasivo, mientras que el chamán no lo es. El médium suele estar inconsciente durante la sesión, mientras que el chamán permanece consciente en todo momento, relacionándose con los espíritus como un individuo autónomo y actuando según su propia voluntad.
Por consiguiente el chamán es capaz de recordar lo ocurrido en el mundo de los espíritus, mientras que el médium acostumbra a emerger de su estado alterado sin recuerdos tangibles de lo ocurrido mientras estaba poseído.
El chamán viaja en la realidad no ordinaria a los mundos conocidos técnicamente como superiores e inferiores o, en algunos casos, a partes del mundo medio con el propósito de ayudar a los demás. En estos viajes el chamán obtiene valiosa información, establece contacto y habla con maestros, trabaja con animales de poder o guardianes, ayuda a los espíritus de los difuntos, les facilita a algunos la transición al mundo de los muertos, y en general experimenta conscientemente aventuras que más adelante puede recordar e interpretar para los miembros de la comunidad. En consecuencia, el hecho de recordar lo ocurrido durante su ECC es fundamental para la función del chamán en su sociedad. Por tanto, el viaje chamánico constituye en realidad el corazón del chamanismo.
Para saber si alguien practica el chamanismo, por lo menos en el sentido clásico, es preciso averiguar si viaja - lo que puede ser muy claro, o sumamente sutil - y también si es capaz de recordar lo ocurrido durante el viaje.
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