Cómo hablar con las personas que te caen mal.
Cuando te encuentras en compañía de una persona buena, lo percibes. Parecen ligeras, positivas y emanan luz en cualquier situación. Sin embargo, hay otro tipo de personas que te ponen tenso y solo quieres huir lo más pronto posible de sus pesados e invisibles abrazos.
Imagina que tienes una cita con un doctor desconocido para hablar acerca de tu reciente alergia. Te llevan al consultorio, y con ansias aguardas a que el médico te atienda, lleno de esperanzas de que ahora mismo te va a ayudar y te salvará de la nefasta alergia. La puerta se abre y entra una mujer en una bata blanca con una cara ligeramente sombría. Te observa con una mirada estricta y de inmediato te sientes una persona «incorrecta» que fue a molestarla con un problema insignificante. Toma nota de tus síntomas y te escribe una sencilla receta que debe ayudarte a solucionar tu problema. Un corto «adiós» y ella sale del consultorio.
Te quedas a solas contigo mismo y en tu alma surge un rencor y una sensación desagradable porque no te prestaron la atención merecida y no te regalaron una dosis de bondad.
Veamos otro ejemplo. Trabajas en equipo en un proyecto donde cada quien propone sus ideas para mejorar el rendimiento. Uno de los miembros del grupo constantemente hace comentarios ofensivos al respecto de las demás ideas, las tuyas entre ellas. Está orgulloso de sí mismo mientras tú te empiezas a enfurecer.
Si fueras una persona desagradable, lo más fácil sería criticarlo y ser ofensivo también.Pero no lo haces porque eres una persona buena y atenta.
Así es como surge el dilema: cómo tratar a las personas desagradables y seguir siendo una persona agradable para ti mismo. Afortunadamente, la psicología siempre ofrece soluciones. Existe una cualidad llamada diplomacia. Te ayuda a seguir siendo bueno, atento, directo, altruista, cariñoso y humilde.
Consejos de psicólogos
Psicólogos expertos plantean 4 consejos que te ayudarán a no ponerte nervioso y no enfurecerte tratando a las personas que no conocen la noción de diplomacia.
- Si te hablan con rudeza, no respondas con lo mismo.
Es fácil reaccionar con lo mismo y difícil responder con tranquilidad. Sin embargo, si lo logras, podrás ver algo bueno incluso en la persona más maliciosa.
- Pregúntate si no proyectas tu negatividad a los demás.
Es decir, ¿tal vez eres tú el que está de mal humor en este momento? De ser así, tu interlocutor merece su presunción de inocencia.
- No te sobreesfuerces tratando de alegrar a otros.
Si exageras, puedes provocar una reacción totalmente contraria o, como mínimo, una sosprecha acerca de cuáles serían tus verdaderos motivos.
- Acepta lo inevitable incluso si es realmente inevitable.
No puedes cambiar a tu oponente pero puedes cambiar tu reacción. Si dejas ir la situación, no le darás oportunidad a tu agresor de sacarte de tus casillas y echar a perder tu día.
Habría sido fantástico vivir en un mundo donde toda la gente fuera buena y agradable. Sin embargo, siempre encontramos en nuestro camino personas que nos desagradan. Es importante aprender a no cambiar a la gente sino tratarla correctamente, sin cambiar nuestra esencia, y seguir siendo amables y generosos.
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