lunes, 14 de septiembre de 2020

El estramonio, la hierba del diablo

 UNA PLANTA VENENOSA MUY COMÚN EN ESPAÑA CAUSÓ LA MUERTE DE DOS JÓVENES EN UNA FIESTA

El estramonio, la hierba del diablo que desde los aquelarres llegó hasta las ‘raves’

Crece sin control en lugares abandonados, cunetas y descampados y deprende un olor nauseabundo que ya advierte de su alta toxicidad. Heredó su nombre del antiguo

Crece sin control en lugares abandonados, cunetas y descampados y deprende un olor nauseabundo que ya advierte de su alta toxicidad. Heredó su nombre del antiguo estremonia, que significa magia o brujería, ya que los hechiceros se valían de esta planta para provocar alucinaciones. Además del delirio puede producir espasmos, insuficiencia respiratoria y colapso vascular. Incluso la muerte, tal y como les ocurrió este fin de semana a dos jóvenes que acudieron a una ‘rave’ (fiesta clandestina) en Getafe, Madrid.

Es el estramonio, Datura stramoniu, también conocido como trompeta de ángel, hierba del diablo, o higuera loca, y se ha utilizado tradicionalmente como anestésico al ser aplicado sobre zonas doloridas en pequeñas dosis. También sirve para tratar el asma o la epilepsia. Pero su principal componente, la atropina, es además un potente psicotrópico que extasiaba a las devotas de dios Baco ya en la antigua Roma. Por aquel entonces, además, muchas mujeres recurrían al aceite de estramonio (untado en los genitales de sus maridos) para conseguir quedarse viudas, un estatus realmente ventajoso para ellas, tal y como cuenta Pedro Palao Pons en su libro ‘Los misterios de los venenos’.

 

Parecía que el uso de esta planta con fines alucinógenos estaba cerca de desaparecer desde que, en la Edad Media, fuera ingrediente común de pócimas y brebajes preparados por hechiceros y brujas. Sin embargo, este fin de semana la hierba del diablo ha vuelto a tomar protagonismo. De los aquelarres medievales el estramonio ha pasado, concretamente, a una fiesta electrónica celebrada en un caserón abandonado. De las hogueras y los conjuros a los grafitis y los sintetizadores.

 

“Nunca recibimos casos de intoxicación por estramonio, aunque es cierto que en los últimos dos años sí hemos registrado algunos casos de envenenamientos con plantas similares, pero no hemos podido determinar si era estramonio o alguna similar como la mandrágora o la belladona”. Así explica a El Confidencial la coordinadora adjunta del servicio de urgencias del Hospital La Paz, Ana Martínez Virto, la escasa frecuencia del uso de esta sustancia en la sociedad.

 

Pero, aunque el consumo de estramonio (que se suele tomar en infusión y, en menor medida, se fuma) es muy escaso, no es nulo. “En España hubo algunos casos en los años 80, en la ruta del bacalao”, recuerda la doctora. El caso más reciente fue en junio de 2004, cuando cinco jóvenes fueron ingresados en Valencia tras ingerir el ‘líquido de brujas’ que un danés repartía en una fiesta. Dos de ellos entraron en coma, pero sobrevivieron.

 

De la sed al coma

 

A pesar de estos casos aislados no puede afirmarse que el estramonio sea una droga usual ni de moda, si no algo muy residual, afortunadamente, ya que sus efectos son desgarradores.

“En dosis moderadas produce sequedad bucal y ocular, midriasis (dilatación de las pupilas), pulso débil, hipertensión, taquicardias y alucinaciones”, explica la doctora Virto. Esas alucinaciones son, por lo general, de carácter sexual, algo que ha ayudado a alimentar el mito salvaje de esta sustancia a lo largo de la historia.

 

“En dosis más altas (entre 40 y 60 gramos) esas alucinaciones pasan a ser fantasmagóricas y el cuerpo sufre espasmos y convulsiones, estupor, colapso vascular, coma y, posiblemente, la muerte”, continúa.

 

Según fuentes del Instituto Nacional de Toxicología (INT) el estramonio también puede producir fotofobia, ansiedad, hiperactividad, sequedad de la piel, náuseas y vómitos. Estos efectos empiezan a manifestarse a las dos o tres horas de haber consumido la planta y pueden durar varios días. Cuando aparecen, según el INT, los impulsos más usuales son los de desvestirse, abrir las ventanas y beber agua con mucha avidez. Además, en sus formas más graves, el individuo puede llegar a convertirse en agresivo y resultar peligroso.

En España la comercialización y venta al público del estramonio está prohibida por la Orden SCO/190/2004, de 28 de enero, debido a su alta toxicidad, pero en realidad es una hierba muy fácil de encontrar ya que crece en cunetas, escombreras, huertos, descampados, etc. De hecho, incluso es posible comprar por internet extracto de la hierba por menos de 15 euros y qué decir tiene que mientras haya ‘hechiceros’ que lo regalan o lo venden en las fiestas, los jóvenes no tienen difícil acceder al veneno.

 

En Estados Unidos el estramonio, entre otro nombres, es conocido como Jamestown weed (hierba de Jamestown) porque en 1676 un grupo de soldados de esa localidad sufrió una intoxicación masiva al consumirla. La compañía, hambrienta, recurrió a las hierbas ante la falta de alimentos y los soldados tuvieron que ser encerrados por las autoridades para evitar que, bajo los efectos alucinógenos de la hierba, se mataran unos a otros.

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