miércoles, 1 de mayo de 2019

Leyenda La Ceiba

Leyenda La Ceiba
Hay una historia según nuestros antiguos. Nuestras creencias es que en la naturaleza, en la tierra, en los árboles, en los manantiales, está la historia de los hombres y mujeres, no sólo la historia que pasó antes, sino también la que va a pasar después.
Y cuentan nuestros más viejos que cuando los dioses hicieron el mundo, pues eran, eran un relajo, así como cuando echan relajo ustedes. Y todos estaban haciendo bulla y no quedaron las cosas completas, cabales. No quedó el mundo como debía haber quedado, pero más o menos ahí se iba.
Los hombres y mujeres trabajaban, vivían parejos, no había quien mandara ni quien obedeciera y todo lo sacaban por acuerdo. Y luego lo que pasó es que dijeron que iba a llegar un momento en que iba a llegar otro de fuera, iba a querer conquistar las tierras, e iba a querer destruirlas. Y entonces que era necesario que estos pueblos, los originarios de estas tierras, antes de que existieran todos los demás países, tuvieran una memoria.
Y entonces los dioses les regalaron un árbol. El árbol sagrado para nosotros los mayas es la Ceiba, la que sostiene al mundo sobre su cabeza y que hace que la tierra no se caiga con sus raíces. Ese era el árbol —decían estos dioses— , el árbol de la memoria.
Cuando llegan los conquistadores —los conquistadores españoles—, se dan cuenta de que no pueden vencer a los pueblos indios que están defendiéndose en todo el territorio, que después sería México. Y que la fuerza la estaban obteniendo de ese árbol, de esa Ceiba, del árbol de la memoria.
Y quisieron destruirlo. Quisieron quemarlo. Le prendieron fuego y entonces la lluvia apagó el fuego y no pudieron destruirlo.
Entonces vieron que para destruirlo tenían que cortarlo. Trajeron sus hachas, sus lanzas, sus espadas, y empezaron a cortar el árbol de la Ceiba, hasta que lo tiraron al suelo. Y luego lo empezaron a hacer astillas, a partir por completo para que no quedara nada.
Entonces vino un viento muy fuerte, levantó todas esas, ramas, hojas y astillas del árbol y las repartió por todo el pueblo, por todo el territorio mexicano.
Y dicen nuestros antiguos, que de ahí, de esas astillas que llegaron otra vez en la tierra, volvieron a germinar y que eso son los pueblos indios, casi sesenta, más de sesenta pueblos indios que habitan el territorio mexicano.
Y dicen nuestros antiguos que el trabajo de esos pueblos indios es guardar la memoria para que este país recuerde lo que fue, recuerde lo que fue sus raíces.

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