sábado, 1 de octubre de 2022

Lis arriba y lis abajo

 

Lis arriba y lis abajo

Los lirios son unas plantas con unas hojas muy bonitas que han sido utilizadas como símbolo heráldico desde muy antiguo en Europa. Su simbología moderna se remonta a principios del siglo XII, siendo Luis VIII de Francia el primero en añadir la flor del lirio a su propio blasón. Luis VIII era un rey franco y los lirios se daban en abundancia en los Paises Bajos, así que supongo que se vería como un símbolo de la tierra. Vamos, que si hubiera sido castellano hubiera puesto unas amapolas.

Pasados unos siglos la simbología de la flor del lirio se ligó a la monarquía francesa, pasando a finales del siglo XIV a tener tres flores de lis doradas sobre fondo azul, de manera que se representaba la Santísima Trinidad y la propia monarquía, de forma que en un solo símbolo se mezcla el poder real y el poder religioso. Esa representación sigue siendo la actual.

Con el paso de los año la Casa de Borbón tuvo a la flor del lirio como símbolo propio y cuando las contingencias históricas hicieron que fuesen los borbones quienes mandasen en España, ese símbolo pasó a nuestro país con el nombre afrancesado de “flor de lis”. Lo más gracioso es que los franceses hace ya tiempo que se libraron de la monarquía y nosotros seguimos con las dichosas florecillas en el centro del escudo de España.  Pero no hay mal que por bien no venga, y es que desde el punto de vista numismático las flores de lis son un relieve bastante pronunciado en el centro de muchas monedas de El Centenario, así que observar su desgaste suele ser un buen síntoma de la calidad de la moneda.

Dicho todo esto, vamos a lo que habíamos venido:

Todo el mundo conoce las monedas de 100 pesetas de bronce que se acuñaron en España entre 1982 y 2001, habiendo fechas diferentes para cada año excepto para 1987 y para 1991. Lo que no sabe todo el mundo, pero sí los aficionados a la numismática, es que en el canto de esas monedas aparecen 22 flores de lis, habiendo para cada año dos variantes diferentes: unas con la lis hacia arriba y otras con la lis hacia abajo. Es decir, que de cada año hay dos monedas de 100 pesetas y sólo se diferencian en la dirección en la que apuntan sus flores de lis.

Esto hace que las monedas de 100 pesetas se suelan vender por parejas, incluyendo una con la lis hacia arriba y otra con la lis hacia abajo, y que yo sepa no hay ningún año en el que una sea más rara que la otra. A los coleccionistas que empiezan yo les recomendaría que siempre compren las monedas por parejas porque andar buscando una moneda suelta puede ser un rollo, ya que casi todo el mundo prefiere tener parejas y no las va a querer romper.

Otra historia es qué variante tiene la lis hacia arriba y qué variante la tiene hacia abajo. No hay forma de que todo el mundo se ponga de acuerdo en ello, parece la discusión sobre “little endian” y “big endian” que tenían los liliputianos de los Viajes de Gulliver. En general creo que es más aceptado considerar que la lis arriba es cuando el pico de la lis apunta hacia la cara del anverso (donde está el rey), mientras que la lis abajo es la que apunta hacia el reverso (donde está el motivo). No obstante, como esto no suele ser compartido por todo el mundo, lo mejor es que si se compra una moneda de 100 pesetas por Internet y sea importante la variante de la que se trate, se pregunte al vendedor hacia dónde apunta la flor de lis.

En la imagen superior se ve muy bien la diferencia entre ambas variantes de monedas. La imagen está tomada de aquí.

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