No es que lo que dice el corazón sea mejor que lo que dice la cabeza. Es que es más difícil de programar, de hackear, de someter y, por lo tanto, ofrece más garantías qué una mente adoctrinada con mentiras, con información creada para mantenerte dormido, sumiso, esclavizado, sin que apenas seas consciente de ello.
Por ese motivo, cuando lo que dice tu mente no coincide con lo que dicta tu corazón, es mejor dejar que la balanza se decante hacia el corazón, o incluso hacia tus tripas. Es mejor pecar de impulsivo. Caminar por corazonadas, o por intuición, que hacerlo confiando en una mente que aún no ha sido desprogramada y que, por lo tanto, solo puede conducir a un lugar; lejos de ti...
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