viernes, 12 de marzo de 2021

DON LUCIO CAMPOS Chamán de Morelos México

 DON LUCIO CAMPOS

CHAMÁN GRANICERO
México es un pais donde el indígena aún se codea con los dioses y recibe sus designios a través de la naturaleza; existe una rama de chamanes a los que los Dioses eligen señalándolos con un dedo de fuego, el rayo! el cual al caer de las nubes le confiere características especiales.

Los seres que así han sido marcados por su destino, tienen que entender lo irrevocable del encargo recibido y a partir de ese momento deben dedicar su vida a ayudar a los demás. No cobran por sus servicios; reciben únicamente lo que determine la voluntad y capacidad de agradecimiento de las personas a las que atienden; tampoco se dedican a otra tarea que no sea la de cumplir aquello que les ha encomendado la fuerza trascendente oculta tras ese dedo flamígero que los tocó.

Este tipo de chamán proviene del linaje de los Graniceros, o los ritualistas del rayo de México en el estado de Morelos.
Unos de los grupos chamanicos más fuertes en el área nahuátl, sobre todo en Morelos y en el estado de México, es el de los ¨graniceros¨, herederos de los antiguos teciuhtlazqui nahuas, sacerdotes del dios de la lluvia que controlaban vientos, lluvia y granizo.

Don Lucio Campos se convirtió en chamán cuando fue herido por un rayo. Para él hay dos realidades: la visible o corpórea, y la invisible, que es donde residen los “trabajadores del tiempo”; estos seres sagrados están en contacto con el espíritu de los graniceros, confiriéndoles sus poderes sobrenaturales.

Sobre su iniciación, este chamán relata que un día, mientras cuidaba sus vacas en el campo, vio venir hacia él una esfera multicolor y perdió el conocimiento: había sido herido por un rayo; a los ocho días empezó a ver en el campo pequeños seres que lo llamaban, dejó de comer y entró en un estado de grave enfermedad en el que no se podía mover; nadie lo pudo curar, y así se mantuvo tres años.

Mientras su cuerpo era alimentado artificialmente, su espíritu estaba despierto recibiendo las enseñanzas de los ¨trabajadores del tiempo¨. En el primer año, viajó por toda la tierra aprendiendo, de los ¨rebaños¨ de trabajadores del tiempo, a controlar las fuerzas naturales; durante el segundo, aprendió a usar las yerbas y el arte de la curación, y en el tercero llegó hasta el ¨sumo pastor¨ de los ¨rebaños¨, quien le indicó una vereda que conducía a tres montañas; más allá de ellas arribó a un paraje donde recibió la última iniciación: aprender a distinguir el bien del mal y el conocimiento de la conducta humana.


Don Lucio y otro grupo más de chamanes de la zona pueden controlar las condiciones atmosféricas, de manera que son capaces de sosegar, postergar o evitar desastres naturales. También se comunican con los “trabajadores del tiempo”, seres del mundo invisible que habitan en el espacio. Según este linaje, solo pueden comunicarse con ellos quien hayan sido escogidos por estos seres. Y además deben pasar la prueba del rayo, que literalmente consiste en sobrevivir a la caída de uno sobre el cuerpo.
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