MUJERES DE CINCUENTA Y TANTOS.
Van por ahí, las encuentras en cualquier parte, cultas, viajadas, leídas, sensibles, atrevidas, superando sus miedos, pisando fuerte sin posibilidad de olvido cuando las has conocido.
Van por ahí, las encuentras en cualquier parte, cultas, viajadas, leídas, sensibles, atrevidas, superando sus miedos, pisando fuerte sin posibilidad de olvido cuando las has conocido.
Vienen de vuelta de la vida, ya criaron hijos, regalaron alas y ahora vuelven a desplegar las suyas tanto tiempo replegadas, listas para el vuelo, ya saben del amor y sus matices. De los riesgos y recompensas.
Ya saben de la vida, de su valor, se saben expertas, ya conocen los secretos de sus cuerpos, saben qué, cómo y cuando lo quieren.
Van por la vida con profundidad en la mirada, con el corazón repleto de amores y secretos, con versos tatuados en el alma, y seguridad al caminar.
A ellas por favor, no les vendas imagen, no les mandes mensajes de texto, no les hagas promesas, no les mientas, están de vuelta a todo eso.
Ahora son libres a costa de la vida misma, no se dejan encadenar si no es su deseo, ya fueron capaces de dejar atrás sueños, viejas pretensiones, viejos reproches, y solo están dispuestas a lo posible si les apetece.
A ellas ofréceles un café con tiempo de sobra, hazles una llamada para que puedan oír tu voz, toma sus manos, siéntelas, muéstrate humano, imperfecto, auténtico, con ellas escucha y habla con el corazón. Regala presencia que de ausencias ya saben bastante.
Son complejas si, van por lo sencillo, lo que vale, lo que deja huella. No se conforman con poco o a medias, es con todo o mejor nada.
Quizá creas que es mucho el esfuerzo y tendrás razón, pero quien se atreve descubre que la recompensa vale la pena.
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