sábado, 2 de marzo de 2019

LA PIEDRA



Un peregrino se quedó a pasar la noche debajo de un árbol en un bosque cercano al pueblo. En la más profunda oscuridad, oyó que alguien se acercó y le gritaba:
-¡La piedra! ¡La piedra!, dame la piedra, peregrino!
El peregrino se levantó, se acercó al hombre que le gritaba y le dijo:
-¿Qué piedra quieres, hermano?.
-La noche pasada –le dijo el hombre con voz agitada- tuve un sueño en el que se me reveló que si venía aquí esta noche encontraría a un peregrino que me daría una piedra que me haría rico para siempre.
El peregrino hurgó en su bolsa y le dio una piedra diciendo:
- La encontré en un bosque cerca del río. Puedes quedarte con ella.
El desconocido agarró la piedra y se marchó a su casa.
Al llegar, abrió su mano, contempló la piedra y vio que era un enorme diamante. Durante toda la noche no pudo dormir, se levantó con el alba, volvió al lugar donde había dejado al peregrino y le dijo:
– ¡Dame, por favor, la riqueza que te permite desprenderte con tanta facilidad de un tesoro como ese!
El peregrino contestó:
-La verdadera riqueza no consiste en acumular cosas, sino en comprender que el verdadero tesoro es saber compartir.

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