miércoles, 29 de agosto de 2018

APREndIÉNDO

Con el tiempo aprendí a dejar de victimizarme y entender las circunstancias de mi propia existencia. Nadie más que yo podría ser responsable de mis actos y por ende mis resultados.
Me di cuenta desde pequeño que justifica muchas de mis acciones a la educación de mis Padres, a la escuela donde los Maestros nunca hicieron lo suficiente por mi, desarrollarme en una familia disfuncional, haber nacido en un País mediocre con Políticos repletos de ambiciones personales.
Me quejaba de que las Empresas siempre estafaban mi talento, que las personas eran malas, que cualquiera me quería hacer daño y que ello obligaba a que estuviera estancado. ¡Nadir hacía lo suficiente por mi!
Cada una de mis quejas no hacían más que adormecer mi crecimiento, condenaba las acciones de otros y deje de actuar en consciencia y amor propio.
Eso provocó que la mayor parte del tiempo me sintiera inconforme con mi vida, mi destino y mi futuro incierto.
Hasta que llegó el día que deje de victimizarme, de lamentarme, de joderme a mí mismo y entendí que la solución siempre había estado ahí.
Empezar a cambiar mis actos y mi forma de pensamiento, entender que nadie en absoluto es culpable de mi destino, que nadie tiene la capacidad de cambiar mi vida si yo no sé lo permito.
Es entonces que todo en absoluto comenzó a fluir de manera increíble, nadie buscaba hacerme daño, ni tampoco estancarme. Empecé a crecer interiormente y ello se reflejó de una forma luminosa.
Libre de egoísmo personal entendí que solo YO puedo formar y crear el paraíso que siempre busqué. Entendí que debemos restaurar la confianza propia, independizar nuestras emociones, ir por lo que queremos, dejar los absurdos miedos a un lado, y actuar de adentro hacia afuera y no viceversa.
Hoy en día alimento mi espíritu desde mi pensamiento y este se materializa en todo mi entorno. ❤️🙏🏻

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