Nueva palabra para tu vocabulario: Papancha.
Después de saber qué significa, te apuesto a que podrás utilizar la palabra Papancha para describir lo que haces en un 60% de tu tiempo.
Escuché a la palabra papancha por primera vez en la charla de la increíble Tara Brach, psicóloga y budista: Aprendiendo a responder, no a reaccionar.
Traduje los primeros minutos de la charla, verás a la mitad de camino la explicación de la palabra:
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Uno de mis historias favoritas, tiene lugar en India hace varias décadas cuando los ingleses colonizaron el país y querían instalar un campo de golf. Por muchas razones no era la mejor idea, una de ellas era porque el golf en Calcuta tenía un obstáculo: había muchos monos alrededor que les gustaba agarrar las pelotas de golf y tirarlas por todos lados.
Esto realmente enojaba a los ingleses que jugaban, por lo que trataban de controlar a los monos.
Lo primero que hicieron fue construir unos grandes muros alrededor del campo, pero… ¡los monos escalan los muros! y no funcionó.
Lo siguiente que trataron de hacer fue de alejarlos del campo, por ejemplo con bananos, etc. pero por cada mono que se iba, el resto de monos amigos y familiares regresaban al campo donde estaba la diversión.
Así que los ingleses, en su desesperación comenzaron a atrapar a los monos y re-ubicarlos y eso tampoco funcionó, habían demasiados.
Finalmente establecieron una nueva regla, para este campo en particular, los golfistas en Calcuta debían de tirar la pelota desde cualquier lugar que el mono la arrojara.
Todos queremos que la vida sea de determinada manera, pero la vida no coopera. Y si coopera por un corto tiempo, nos aferramos fuertemente, pero luego las cosas cambian y los monos siguen tirando la pelota donde no queremos que lo hagan. Si queremos encontrar alguna libertad, nuestro trabajo es aprender a pausar y decir: “ok aquí es donde el mono tiró la pelota.”
Y podemos ver todas las formas en que la vida no coopera, tenemos pérdidas, nuestro cuerpo se enferma, las personas que amamos tienen problemas, caemos en comportamientos adictivos, tenemos un divorcio, o perdemos el trabajo. Las bolas se caen y no nos gustan donde cayeron.
Lo podemos ver también globalmente….
Aunque hay un rango pequeño de cosas que si podemos controlar, tenemos que saber que no es lo que está pasando lo que nos afecta, sino es cómo respondemos. Hay una gran diferencia entre reaccionar y responder.
Aquí está la gran pregunta, ¿Cuando algo malo pasa, cerramos los ojos y lo negamos? Por ejemplo, con el hambre del mundo. ¿Algo en nosotros se cierra automáticamente, porque sentimos que no podemos hacer nada? o cuando el mono tira la pelota, ¿nos enojamos? ¿culpamos a los demás? ¿nos culpamos a nosotros mismos?
Estas son algunas reacciones comunes.
La metáfora de la segunda flecha es muy útil.
Si alguien te tira una flecha, ¿tu te tiras otra flecha a ti mismo?
Y realmente si vemos la forma en como nos movemos en nuestro día, cuando tenemos dolor en nuestro cuerpo, cuando alguien nos trata mal, cuando algo va mal para alguien que amamos, (es la primera flecha), nuestra mente y cuerpo entra en una reactividad, (la segunda flecha) y esto no ayuda a sanar.
Hay una palabra en la lengua Palí para esta reactividad: “Papancha”. Papancha quiere decir proliferación mental. Por ejemplo, si estoy meditando y siento un dolor en mi espalda, en vez de decir “oh, siento una sensación en la espalda” pienso “oh no, esto va mal, mañana no voy a poder sentarme en la computadora, va a ser imposible. Voy a tener que tomar medicina. Yo me hice esto, por ejercitarme demasiado duro. No sé cómo cuidarme.” Y esto es Papancha.
Somos adictos a pensar, nuestras mentes hacen esto todo el tiempo. Preocupándonos, haciendo planes, controlando, queriendo que las cosas se den de cierta manera. Uno de mis lineas favoritas es: “Un hijo le manda un telegrama a su mamá y le dice <comienza a preocuparte, te doy los detalles luego>”. Eso es Papancha.
Llega un momento en el que nuestras emociones y pensamientos se vuelven repetitivos, y se cristalizan en creencias y estilos de vida. Y esto daña nuestro propio cuerpo, mente y tiene un efecto en nuestra familia, comunidad y mundo. Todos, colectivamente.
Podemos aprender a sentir las sensaciones con curiosidad, hacer una pausa y actuar en vez de reaccionar. Podemos aprender a dejar ir, y jugar donde el mono tira la pelota.
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Entonces: ¡Papancha! ¿Te sirve para explicar gran parte de tu ocupación mental? ¡¿verdad?!
Repite conmigo:
PA-PAN-CHA
Ahora voy a hacer un experimento, me voy a quedar totalmente callada, cerrando los ojos y atenta a mi mente por cinco minutos. Atenderé los pensamientos que llegan y los escribiré de inmediato, como si estuviera con un parlante en mi mente:
El objetivo del ejercicio es demostrar que la existencia de papancha: ese diálogo mental, interminable, abundante, que está siempre presente. Es el “mosquito” que nunca se va de la mente.
Ejercicio: (coloco el cronómetro en 5 minutos, escucho mis pensamientos)
¿Qué voy a cenar?
….
¿Cuánto tiempo habrá pasado?
….
-Canción de la radio-
….
Imagen mental: el pants que compré hoy
….
-Canción de la radio-
….
¿Cómo voy a terminar este post? lluvia de ideas no clara
…
¿Tendrá volumen mi celular?
…
Mejor mira tu celular…
…
-Lo miro-
…
Faltan dos minutos
…
No vi si tenía volumen
…
-Lo chequeo de nuevo-
…
Siento que estoy pescando pensamientos
…
-La canción de nuevo- wow, otra vez
…
-Sonrisa-
Fin del ejercicio.
Conclusión: puedes ser consciente de papancha en cualquier momento del día, siempre está ahí.
Cuando nuestra mente está calmada, sentimos a papancha como repeticiones inofensivas, un poquito molestas o distractoras.
Cuando nuestro cuerpo está tenso, o afectado y/o hay emociones negativas, ¡papancha agarra velocidad! y lo peor de todo, ya ni si quiera identificamos a papancha, sólo entramos en un estado de reacción e inconsciencia, del que muchas veces sufrimos.
Una papancha alterada suena algo así. Escenario, ansiedad alrededor de una relación:
No me ha escrito desde hace varias horas y ya son las nueve de la noche
-Sensación de hoyo en el estómago-
Ya no quiere estar conmigo
¿Estará con alguien más?
Imagen de aquella que vez lo/a ví abrazando a su compañera de trabajo
-Lo/a llamo-
No me quiere contestar
-Chequeo su última conexión en whatsapp-
Se conectó hace quince minutos
-Vacío en el estómago de nuevo-
Esto no es justo, no me merezco esto
¿Qué tengo yo para que esto me pase?
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Regresando a la charla de Tara Brach:
La papancha surge también en nuestras relaciones interpersonales: alguien nos dice algo, nos sentimos acusados y a la defensiva, y empieza nuestra mente a trabajar: ¿cómo nos vamos a desquitar?
Quiero decir que no todas las papanchas son iguales. Puedes tener una papancha en la que vas a tener una fiesta y la papancha va alrededor de ¿qué me voy a poner? y ¿qué les voy a dar de comer? esa un nivel.
O alguien te puede herir y te vas hacia la papancha de venganza, que es lo que les pasa a países que se meten en ciclos de violencia.
Así que nos metemos a la papancha interpersonal, de vengarse:
Un niño anuncia con orgullo: ¡me voy a casar con la abuela! el padre le dice gentilmente: hijo, no puedes hacer eso, los niños no se casan con sus abuelos, el hijo le responde: ¿por qué no? tú te casaste con mí mama, así que yo me voy a casar con la tuya.
Así que papancha se mete en nuestros comportamientos. Algunas de las peores papanchas están dirigidas hacia nosotros mismos, y solemos pasar mucho tiempo en este nivel, y por eso que escribí “aceptación radical” por la papancha que hacemos en contra de nosotros, que nos hace mal. Y la mayoría de nosotros lo hace todo el tiempo. Si pensamos mal de otra gente, dentro de nosotros, también pensamos mal de nosotros mismos. Es parte de esto.
Entonces podemos tener un error en el trabajo y el papancha puede empezar con justificarse a uno mismo y defenderse, pero más profundamente nos sentimos decaídos y luego nuestro juicio se apodera de nosotros hasta que sentimos esa punzada de vergüenza. Eso es papancha. La segunda flecha.
Así que la sanación y la libertad viene de la no proliferación. Así como hicimos en la meditación, lo que hicimos fue pausar y sentir el espacio que está aquí, pausar y darse cuenta de la papancha, y decimos “ok, déjame solo sentarme y ser”, y ponemos atención de lo que pasa en el momento, hasta que nos sentimos presentes y respondemos a las situaciones.
No reaccionar no significa ser pasivos, la mayor pregunta que tuve después de escribir “aceptación radical”, fue ¿aceptación no significa que voy a ser como una alfombra y dejar que los demás hagan lo que quieran conmigo? No. Aceptación o no proliferación, quiere decir que tenemos la capacidad en nuestras vidas de pausar, esperar y poder acceder a la sabiduría y la generosidad, de nuestra naturaleza, y de esa manera respondemos con inteligencia, no desde el miedo.
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Mi deseo es que además de agregar una nueva palabra a nuestro vocabulario, nos demos cuenta que esa abundancia y multiplicación de pensamientos negativos es natural en nosotros y al mismo tiempo, no es una condena. Aceptemos la papancha e intentemos pausar más, sin juicio, para darle entrada a ese sabio interior que sabe cómo responder.
P.D: Nosotros los hispanos también tenemos una palabra que suena parecida: “apapacho”, así que demos un gran apapacho a la papancha y convivamos con ella lo mejor que podamos.
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