Carlos Suárez Álvarez
EL DÍA EN QUE "AYAHUASCA ENTRE DOS MUNDOS" ACABÓ EN MANOS DEL PAPA FRANCISCO
Después de un mes y medio en España, dedicado a la producción y promoción de Ayahuasca entre dos mundos, llegué finalmente a casa, a Leticia, el 28 de junio de 2018. Y llegué con la sensación (y el alivio) de que había concluido un capítulo maravilloso y agotador de mi vida profesional. Faltaba, sin embargo, la guinda del pastel.
Apenas tuve tres días para compartir con mi mujer, Anitalia Pijachi, que el 2 de julio voló a Roma para participar en la conferencia organizada por el Vaticano con motivo del tercer aniversario de la encíclica Laudato Si, un llamado del papa Francisco a cuidar “nuestra casa común”, el planeta en que vivimos. Anitalia, de padre ocaina y madre huitota, formaba parte de una numerosa comisión de representantes de pueblos indígenas de todo el mundo.
Entre las reuniones y actividades programadas estaba inicialmente prevista una recepción con el pontífice, pero un cambio de agenda de última hora anuló el encuentro. Cuando Anitalia se enteró de esto, lejos de lamentarse o enfurecerse, se dirigió a los amigos que tiene en las altas esferas de la curia papal, y con argumentos sólidos acompañados por sonrisas inmensas logró lo impensable: el papa cambió de opinión, la recepción tendría lugar.
Dado que ella había sido la responsable de que el encuentro tuviera lugar, tuvo el privilegio de encabezar la fila que habría de pasar delante del papa, tan numerosa que, claro, cada persona solo dispondría de treinta segundos para saludar muy brevemente a Francisco. “Treinta segundos, Anitalia”, le advirtieron los organizadores y compañeros con la sonrisa de circunstancias de quien da por perdida de antemano la batalla. Treinta segundos. Ja.
En algún momento de los cinco minutos que pasó charlando con el papa, Anitalia echó mano a su bolso y sacó una copia de Ayahuasca entre dos mundos, que había llevado consigo para leer durante los largos trayectos de avión. “Se lo entregué porque tu libro trata de cómo se siguen sacando cosas de la Amazonia. Es lo de siempre. Los blancos llegan aquí y sacan cosas. El caucho, la madera, los animales… Ahora es la ayahuasca”. Extractivismo, sí, de una especie vegetal y de unas prácticas rituales. Lo de siempre, sí.
¿Habrá echado un ojo Jorge Mario Bergoglio a Ayahuasca entre dos mundos? ¿Habrá leído la pieza El santo y el brujo? ¿Lo sagrado y lo tóxico? Lo dudo; debe haber caído en uno de esos almacenes infinitos donde cogen polvo los cientos de presentes que cada día recibe el jerarca católico. Pero no podía dejar de contar esta historia-relámpago, que ilustra lo pequeño y sorprendente que es el mundo en que vivimos y lo estupenda que es Anitalia Pijachi.
Y por cierto, en caso de que tú sí quieres leerlo y aún no lo tengas lo puedes pedir en cualquier librería o comprarlo por internet, aquí, por ejemplo:https://www.libreriaproteo.com/…/ayahuasca-entre-dos-mundos…
Y si estás en Colombia, te recomiendo que te pongas en contacto con las librerías Nada y La Valija de Fuego, que también lo tienen.
Después de un mes y medio en España, dedicado a la producción y promoción de Ayahuasca entre dos mundos, llegué finalmente a casa, a Leticia, el 28 de junio de 2018. Y llegué con la sensación (y el alivio) de que había concluido un capítulo maravilloso y agotador de mi vida profesional. Faltaba, sin embargo, la guinda del pastel.
Apenas tuve tres días para compartir con mi mujer, Anitalia Pijachi, que el 2 de julio voló a Roma para participar en la conferencia organizada por el Vaticano con motivo del tercer aniversario de la encíclica Laudato Si, un llamado del papa Francisco a cuidar “nuestra casa común”, el planeta en que vivimos. Anitalia, de padre ocaina y madre huitota, formaba parte de una numerosa comisión de representantes de pueblos indígenas de todo el mundo.
Entre las reuniones y actividades programadas estaba inicialmente prevista una recepción con el pontífice, pero un cambio de agenda de última hora anuló el encuentro. Cuando Anitalia se enteró de esto, lejos de lamentarse o enfurecerse, se dirigió a los amigos que tiene en las altas esferas de la curia papal, y con argumentos sólidos acompañados por sonrisas inmensas logró lo impensable: el papa cambió de opinión, la recepción tendría lugar.
Dado que ella había sido la responsable de que el encuentro tuviera lugar, tuvo el privilegio de encabezar la fila que habría de pasar delante del papa, tan numerosa que, claro, cada persona solo dispondría de treinta segundos para saludar muy brevemente a Francisco. “Treinta segundos, Anitalia”, le advirtieron los organizadores y compañeros con la sonrisa de circunstancias de quien da por perdida de antemano la batalla. Treinta segundos. Ja.
En algún momento de los cinco minutos que pasó charlando con el papa, Anitalia echó mano a su bolso y sacó una copia de Ayahuasca entre dos mundos, que había llevado consigo para leer durante los largos trayectos de avión. “Se lo entregué porque tu libro trata de cómo se siguen sacando cosas de la Amazonia. Es lo de siempre. Los blancos llegan aquí y sacan cosas. El caucho, la madera, los animales… Ahora es la ayahuasca”. Extractivismo, sí, de una especie vegetal y de unas prácticas rituales. Lo de siempre, sí.
¿Habrá echado un ojo Jorge Mario Bergoglio a Ayahuasca entre dos mundos? ¿Habrá leído la pieza El santo y el brujo? ¿Lo sagrado y lo tóxico? Lo dudo; debe haber caído en uno de esos almacenes infinitos donde cogen polvo los cientos de presentes que cada día recibe el jerarca católico. Pero no podía dejar de contar esta historia-relámpago, que ilustra lo pequeño y sorprendente que es el mundo en que vivimos y lo estupenda que es Anitalia Pijachi.
Y por cierto, en caso de que tú sí quieres leerlo y aún no lo tengas lo puedes pedir en cualquier librería o comprarlo por internet, aquí, por ejemplo:https://www.libreriaproteo.com/…/ayahuasca-entre-dos-mundos…
Y si estás en Colombia, te recomiendo que te pongas en contacto con las librerías Nada y La Valija de Fuego, que también lo tienen.
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