50 razones para detener la fluoración
Documento escrito por Paul Connett, PhD y otros miembros de Flouride Action Network (incluyendo a James Beck, MD, PhD, Michael Connett, JD, Hardy Limeback, DDS, PhD, David McRae y Spedding Micklem, D.Phil.) Traducido al español por el equipo Traducers Inc., Alvaro R. y Rocio C., de la agrupación chilena Verdad Ahora.
Sobre la fluoración del agua:
La fluoración es la práctica de agregar compuestos de fluoruros a los suministros de agua potable, con el sabido propósito de combatir la caries dental. Los niveles implementados se encuentran en un intervalo que va desde 0,6 a 1,2 miligramos de iones de fluoruro por litro (o partes por millón, ppm). En Estados Unidos esta práctica comenzó en 1945 y fue oficialmente promocionada por su Servicio de Salud Pública (Public Health Service o PHS), en 1950. Muy pocas naciones han llegado a instaurar esta práctica en un nivel significativo. Sólo ocho naciones del mundo tienen más de un 50% del agua potable de su país artificialmente fluorada, estos son: Australia, Colombia, Irlanda, Israel, Malasia, Nueva Zelandia, Singapur, y Estados Unidos. En Europa, sólo Irlanda (con un 73% de su población fluorada), el Reino Unido (10%) y España (10%) agregan fluoruro a sus suministros de agua. En Estados Unidos, cerca de un 70% de la población ingiere agua fluorada; eso es aproximadamente 200 millones de personas y casi la mitad de toda la gente que toma agua intencionalmente fluorada en el mundo. Algunos países tienen altos niveles de flúor en el agua de manera natural. Entre ellos están India, China y algunas naciones en África. En estos lugares, se realizan medidas de extracción del flúor del agua potable debido a las consecuencias negativas que éste puede llegar a causar en el organismo humano.
La fluoración constituye una práctica inadecuada de medicación
1. El fluoruro es el único químico agregado al agua potable utilizado también para tratamientos médicos. En Estados Unidos, la Agencia de Drogas y Alimentos (o FDA por sus siglas en inglés) clasifica el fluoruro como un fármaco cuando es utilizado para mitigar o prevenir enfermedades (FDA 2000). Como un hecho de lógica básica, el agregar fluoruro al agua para prevenir la caries (una enfermedad que no es de origen hídrica) se considera tratamiento médico. Todos los otros químicos relacionados con el tratamiento de agua son agregados para mejorar la calidad o la sanidad del agua, lo cual el fluoruro no hace.
2. La fluoración es antiética. El “consentimiento informado” es un estándar para todo tipo de medicación y es una de las razones claves por la cual la mayor parte de Europa Occidental ha legislado en contra de la fluoración. Con la fluoración del agua potable estamos permitiendo que gobiernos realizen con comunidades completas- obligar a que la gente tome medicación sin importar su consentimiento- lo que los doctores NO pueden hacer con pacientes individuales. Incluso cuando los plebiscitos se han aplicado a las políticas de gobierno, no se toca el asunto de los derechos individuales versus la norma de las mayorías. Para decirlo de otra manera: ¿tiene un elector el derecho de decidir que un vecino tome un medicamento, incluso si es contra la voluntad del vecino?
3. La dosis no puede ser controlada. Al introducir el fluoruro en el agua potable, es imposible regular la dosis que ingiere cada individuo, ya que cada uno consume diferentes cantidades de agua. La habilidad de controlar la dosis del paciente es primordial. Algunas personas (ej., trabajadores, atletas, diabéticos, y individuos con enfermedades del riñón) toman mucho más agua que otras.
4. El flúor se aplica sin importar la edad, estado de salud o vulnerabilidad de la población. Como explica el Dr. Arvid Carlsson, Premio Nobel de Medicina y Fisiología en el año 2000, y además uno de los científicos que ha luchado en contra de la fluoración en Suecia: “La fluoración del agua potable contradice los principios básicos de la farmacoterapia, la cual está progresando de una medicación estereotipada – del tipo una tableta tres veces al día – a un tratamiento mucho más individualizado, que considera tanto la posología como la selección de los medicamentos. La integración de medicamentos al agua potable representa justamente lo contrario de una terapia individualizada” (Carlsson 1978).
5. En la actualidad, las personas consumen flúor de fuentes muy diversas, además del agua potable. El agua fluorada no es la única manera en que las personaa están expuestas al fluoruro. Entre las otras fuentes de flúor están las comidas y bebidas procesadas con agua fluorada (Kiritsy 1996; Heilman 1999), productos dentales fluorados (Bentley 1999, Levy 1999), carne mecánicamente deshuesada (Fein 2001), el té (Levy, 1999) y residuos de pesticidas en alimentos (ej., criolita) (Stannard 1991; Burgstahler 1997). Es ampliamente reconocido que la exposición al fluoruro de fuentes no provenientes del agua ha aumentado desde que comenzó el programa de fluoración en Estados Unidos (NRC 2006).
6. El flúor no es un nutriente esencial (Consejo Nacional de Investigación [NRC] 1993; Instituto de Medicina [IOM] 1997, NRC 2006). Jamás se ha vinculado una enfermedad a la deficiencia de fluoruro. Jamás se ha logrado demostrar que se requiere fluoruro para mantener una dentadura libre de caries. No hay ninguna función vital que haya demostrado requerir consumo de flúor. Por el contrario, hay extensa evidencia de que el fluoruro puede interferir con numerosas funciones vitales. El fluoruro interfiere con numerosas enzimas (Waldbott 1978). En combinación con el aluminio, el fluoruro interfiere con las proteínas G (Bigay 1985, 1987). Este tipo de interacción otorga, a complejos proteicos de fluoruro y aluminio, el potencial de interferir con índices de crecimiento, hormonas, y neurotransmisores (Strunecka & Patocka 1999; Li 2003). Más y más estudios están mostrando que el flúor puede interferir significativamente con la bioquímica del organismo (Barbier 2010).
7. Los niveles de fluoruro en la leche materna son muy bajos. Tomando en consideración el punto anterior, tal vez no sea sorprendente que el nivel de fluoruro en la leche materna sea considerablemente bajo (0.04 ppm, NRC 2006). Esto significa que un bebé alimentado con biberón que consume agua fluorada (0.6-1.2 ppm) puede llegar a consumir hasta 300 veces más flúor que un bebe amamantado. No hay beneficios (ver razones #11-19), solo riesgos (ver razones #21-36), como para que bebés ingieran estos altos niveles de fluoruro a una temprana edad (una etapa donde la susceptibilidad a toxinas medioambientales es particularmente alta).
8. El flúor se acumula en el organismo. Los adultos saludables excretan por los riñones cerca del 50% al 60% del flúor que consumen diariamente (Marier & Rose 1971). El resto se acumula en el organismo, principalmente en tejidos calcificados como los huesos, y la glándula pineal (Luke 1997, 2001). Bebés y niños excretan menos fluoruro mediante sus riñones y retienen un 80% del fluoruro ingerido en sus huesos (Ekstrand 1994). La concentración de flúor en los huesos aumenta continuamente durante el curso de la vida (NRC 2006).
9. En los países con fluoración no existen agencias de salud monitoreando la exposición o los efectos colaterales del flúor. No hay un registro continuo de niveles de fluoruro en: orina, sangre, huesos, cabello, o uñas de la población, y tampoco de grupos delicados en particular (ej., individuos con enfermedad renal).
10. Nunca se ha realizado una prueba clínica aleatoria para demostrar la efectividad o seguridad del flúor. A pesar de que el fluoruro ha sido aplicado a suministros de agua potable por sobre 60 años, “no se han realizado pruebas aleatorias de agua fluorada” (Cheng 2007). Los estudios aleatorios son el método estándar para determinar la seguridad y efectividad de cualquier tratamiento médico potencialmente beneficioso. En el 2000, la Revista York del Gobierno Británico, no le pudo otorgar la clasificación de grado “A” a ningún ensayo de fluoración, tras 50 años de investigaciones (Mcdaonagh 2000). La Agencia de Drogas y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) estadounidense continua clasificando el flúor como una “droga nueva sin aprobar”.
Digerir flúor presenta pocos o ningún beneficio
11. Los beneficios provienen de la aplicación tópica, no sistémica. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC. 1999, 2001) ha reconocido que el mecanismo de beneficios del flúor es principalmente tópico y no sistémico. Por ende, no existe ninguna necesidad de digerir el fluoruro para proteger a la dentadura. Ya que los supuestos beneficios son a causa de la aplicación tópica y los riesgos provienen del consumo sistémico, sería mucho más razonable aplicar el fluoruro mediante la pasta dental. Además, ya que digerir fluoruro es innecesario y potencialmente peligroso, no hay justificación para forzar a que la gente (en contra de su voluntad) ingiera flúor a través del suministro de agua potable.
12. La fluoración es innecesaria. La mayoría de las naciones occidentales industrializadas han rechazado la fluoración, pero sin embargo han demostrado las mismas bajas en los índices de caries dentales que países con fluoración. (Ver datos de Organización Mundial de la Salud presentada gráficamente en la figura 1)
13. El rol de la fluoración en la disminución de caries está bajo intensa crítica. La encuesta más grande que se ha realizado en Estados Unidos (sobre 39.000 niños de 84 comunidades) por el Instituto Nacional de Investigación Dental (NDIR por sus siglas en inglés) demostró una diferencia leve en la incidencia de caries entre niños en comunidades fluoradas y no fluoradas. (Hileman 1989). Según investigadores del instituto, el estudio halló una diferencia promedio de sólo 0,6 en los índices de superficies dentales cariadas, faltantes o arregladas (o DMFS por sus siglas en ingles) en la dentadura definitiva de niños entre la edad de 5 a 17, que habían habitado en un área fluorada o en un área no fluorada toda su vida (Brunelle & Carlos, 1990). La diferencia es menos de una superficie dental, y menos de 1% de las más de 100 superficies dentales que se encuentran dentro de la boca de un niño. Incluso, encuestas importantes en tres estados australianos han encontrado menores beneficios, indicando disminución de niveles de caries ubicados entre 0 y 0,3% de una superficie de dentadura definitiva (Spencer 1996). Ninguno de estos estudios ha tomado en cuenta la posibilidad de un retraso en la erupción dentaria a causa del flúor, de la cual sí existe evidencia (Komarek 2005). Un retraso de un año en la erupción de los dientes permanentes podría anular el leve beneficio que se ha registrado en los estudios recientes.
14. Un estudio financiado por el Instituto Nacional de Investigación Dental (NIH) sobre la ingestión de fluoruro individual y caries no logró demostrar una correlación significativa. Un estudio multimillonario del Instituto Nacional de Investigación Dental estadounidense (Warren 2009) no encontró relación entre la caries dental y la cantidad de fluoruro ingerido por niños. Esta es la primera vez que se ha investigado las caries dentales como una función de exposición individual en vez que desde la mera residencia en una comunidad fluorada.
15. Los índices de caries dentales son altos en comunidades de bajos recursos, las cuales han sido fluoradas por años. A pesar de declaraciones que afirman lo contrario, la fluoración del agua potable no ha logrado prevenir la crisis en la salud bucal que resulta de la pobreza extrema, nutrición inadecuada y la falta de acceso a atención dental. Hay numerosos informes sobre la severa crisis dental en barrios de bajos recursos en ciudades estadounidenses que han sido fluoradas por más de 20 años (Ej., Boston, Cincinnati, la ciudad de Nueva York, y Pittsburgh). Además, reiteradamente, la fluoración ha mostrado ser inefectiva en cuanto a la prevención de los problemas de salud oral más preocupantes que amenazan a niños pobres, primordialmente las “caries de biberón”, también conocidas como caries de infancia temprana (Barnes 1992; Shiboski 2003).
16. Los índices de caries no se incrementan al detener la fluoración. Tras la descontinuación de la fluoración en comunidades como Canadá, la ex Alemania Oriental, Cuba y Finlandia, los índices de caries dentales no han aumentado, más bien, por lo general, han continuado disminuyendo. (Maupomé 2001; Kunzel & Fischer, 1997, 2000; Kunzel 2000; Seppa 2000).
17. Los índices de caries dentales ya estaban disminuyendo antes de que se implementara la fluoración. Investigaciones recientes (ej., Diesendorf 1986; Colquhuon 1997) muestran que las cifras de caries estaban disminuyendo antes de que la fluoración hubiese sido implementada en Australia y Nueva Zelandia, y además muestran que los índices han seguido disminuyendo, sobrepasando las expectativas de beneficios (Ver figura 2). Muchos otros factores influyen en las caries dentales.
18. Los estudios que impulsaron la implementación de la fluoración estaban metodológicamente viciados. Los ensayos iniciales que ayudaron a impulsar la implementación de la fluoración realizados entre 1945 y 1955 en Norte América, han sido duramente criticados debido a su pobre metodología y pobre elección de comunidades de control (De Stefano 1954; Sutton 1959, 1960, 1996; Ziegelbecker 1970). Según el Dr. Hubert Arnold, un estadístico de la Universidad de California en Davis, los ensayos iniciales “están especialmente plagados de falacias, diseño inadecuado, uso inválido de métodos estadísticos, omisiones de evidencia contradictoria, y repletos de simple torpeza y necedad.” También se ha cuestionado severamente el famoso estudio de 21 ciudades de Trendley Dean (El padre de la fluoración) del año 1942 (Ziegelbecker 1981).
Los niños están siendo sobre-expuestos al fluoruro
19. Los niños están siendo sobre-expuestos al fluoruro. El programa de fluoración ha fallado ampliamente en cumplir con uno de sus objetivos clave, lograr reducir los índices de caries dentales y a la vez lograr disminuir la ocurrencia de la fluorosis dental (una decoloración del esmalte dentario causado por ingestión excesiva del flúor.) La meta de los primeros proponentes de la fluoración del agua potable era limitar la fluorosis dental (en su faceta leve) a un 10% de los niños (NRC 1993, pg 6-7). Sin embargo, en el 2010, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informó que un 41% de todos los adolescentes estadounidenses padecían de fluorosis dental; de eso, un 8.6% tenía fluorosis regular y un 3.6% tenía fluorosis severa o moderada (Beltra-Aguilar 2010). Ya que la cifra de 41% de prevalencia es un promedio nacional e incluye a niños que viven en áreas fluoradas y no fluoradas, la tasa de fluorosis obviamente será mucho más alta en áreas fluoradas. El estudio comisionado por el gobierno británico llamado York Review, estimó que, a nivel mundial, un 48% de los niños en áreas fluoradas padecían de fluorosis dental en cualquiera de sus etapas, con 12,5% padeciendo de una fluorosis con problemas de estética (McDonagh, 2000).
20. Los bebés alimentados con biberón están recibiendo las dosis de fluoruro más altas. Debido a su necesidad de consumir alimentos mediante la forma líquida, los bebés alimentados con fórmula tienen la exposición más alta, por peso, de la población. Debido a que se ha encontrado que la exposición a fluoruro a temprana edad es uno de los factores de riesgo para la aparición de la fluorosis dental en el transcurso de la vida (Marshall 2004; Hong 2006; Levy 2010), numerosos investigadores dentales han recomendado a los padres de recién nacidos, no usar agua fluorada en la preparación de la fórmula (Ekstrand 1996; Pendrys 1998; Fomon 2000; Brothwell 2003; Marshall 2004). Incluso la Asociación Dental Americana, la institución más ferviente en proponer la fluoración, el 6 de noviembre de 2006, envió un alerta por correo electrónico, haciendo un llamado a sus miembros a que advirtieran a los padres que la fórmula de bebes debía ser elaborada con “poca o sin agua fluorada”. Desafortunadamente, la Asociación ha hecho muy pocos esfuerzos en cuanto a difundir esta información a los padres. Como resultado, muchos padres siguen sin realmente saber el peligro de la exposición al agua fluorada a temprana edad.
Evidencia de daño a otros tejidos
21. La fluorosis dental puede indicar la presencia de daño sistémico mucho más extenso. Se han sugerido muchos mecanismos bioquímicos posibles que estarían a la base del desarrollo de la fluorosis dental y que son difíciles de comprender para un lector no especializado (Matsuo 1998; Den Besten 1999; Sharma 2008; Duan 2011). Aunque los defensores de la fluoración se contentan minimizando la fluorosis dental (en su etapa más ligera) como si fuese una mera complicación cosmética, resulta apresurado asumir que el flúor no está impactando otros tejidos en desarrollo, cuando está claramente dañando los dientes por algún tipo de mecanismo bioquímico (Groth 1973; Colquhon 1997). Más allá de que la ingesta del flúor puede causar la fluorosis dental durante el período anterior al de la erupción de los dientes permanentes (6-8 anos), otros tejidos están potencialmente susceptibles a daño en el curso de toda la vida. Por ejemplo, en áreas de altos niveles naturales de flúor el primer indicador de daño en niños es la fluorosis dental. En estas mismas comunidades, mucha gente mayor desarrolla fluorosis esquelética.
22. El flúor podría llegar a dañar el cerebro. Según el Consejo Nacional de Investigaciones de Estados Unidos (NRC por sus siglas en inglés, 2006), “es evidente que los fluoruros tienen la habilidad de interferir con las funciones del cerebro.” En una revisión de los hallazgos comisionada por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés), se ha agregado el flúor a un listado de los 100 químicos de los cuales existe “evidencia sustancial de un desarrollo de neurotoxicidad.” Experimentos en animales han mostrado que el fluoruro se acumula en el cerebro y altera el estado mental de una manera que asemeja a la de agentes neurotóxicos (Mullenix 1995). En total, en la actualidad, existen más de 100 estudios con animales que muestran que el fluoruro puede dañar el cerebro y tener consecuencias en el aprendizaje y comportamiento. Según los defensores de la fluoración, estos estudios son poco relevantes debido a las altas dosis utilizadas. Sin embargo, es importante destacar que en ratas, el fluoruro se demora entre 5 y 20 veces más en alcanzar los mismos niveles plasmáticos que se alcanzan en los humanos. (Sawan 2010). De hecho, hay un estudio animal que encontró efectos con dosis extraordinariamente bajas (Varner 1998). En este estudio, las ratas fueron alimentadas con 1 ppm de fluoruro en su agua a lo largo de un año (La misma cantidad aplicada en programas de fluoración), utilizando o fluoruro sódico o monofluoruro de aluminio; obtuvieron cambios morfológicos en los riñones y el cerebro, un aumento en la concentración de aluminio en el cerebro y la formación de depósitos de Beta-amiloide, los cuales están asociados a la Enfermedad de Alzhéimer. Otros estudios en animales han encontrado efectos en el cerebro con bajos niveles de flúor, de 5 ppm en el agua (Liu 2010). (Para un listado completo de estos estudios).
23. El flúor puede reducir el coeficiente intelectual. Hasta ahora existen 24 estudios provenientes de China, Irán, India y México que han reportado una asociación entre la exposición al fluoruro y la reducción del coeficiente intelectual. Uno de estos estudios (Lin Fa-Fu 1991) indica que sólo niveles moderados de exposición al fluoruro (Ej., 0,9 ppm en el agua) pueden exacerbar los defectos neurológicos de la deficiencia de yodo. No habiendo deficiencia de yodo, otro equipo de investigación (Xiang 2003 a,b) estimó que el fluoruro podría reducir el coeficiente intelectual a 1,9 ppm, mientras que un reciente estudio preliminar, (Ding 2011) encontró una reducción en el CI, en niños que tomaban agua con niveles entre 0,3 y 3 ppm. Los autores de este último estudio reportaron que por cada incremento de 1 ppm de fluoruro en la orina se observaba una reducción de 0,59 puntos de CI. Ninguno de estos estudios indicó un margen de seguridad adecuado para proteger de este efecto a todos los niños que toman agua artificialmente fluorada. Al referirse al respecto el Consejo Nacional de Investigaciones de Estados Unidos (2006) señalo que, “la consistencia de los resultados (en los estudios de fluoruro / CI) parece ser lo suficientemente significativa como para continuar con investigaciones adicionales con respecto a los efectos del fluoruro en la inteligencia”. A excepción de un estudio pequeño sobre coeficiente intelectual al principio de la fluoración en Nueva Zelandia (Shannon et al., 1986) ningún país fluorado ha investigado el tema por sí mismo.
24. El flúor podría causar efectos neurotóxicos no relacionados con el CI. La disminución del CI no es el único efecto neurotóxico que puede resultar de la exposición al fluoruro. Al menos tres estudios en humanos han mostrado una asociación entre la exposición al fluoruro y deficiencia en la organización viso-espacial (Calderon 2000; Li 2004; Rocha-Amador 2009); Mientras que otros tres estudios, han encontrado una asociación entre la exposición prenatal al fluoruro y daño cerebral fetal (Han 1989; Du 1992; Yu 1996).
25. El flúor afecta la glándula pineal. Estudios de Jennifer Luke (2001) muestran que el flúor se acumula en la glándula pineal humana a niveles muy altos. Además, en su tesis de doctorado, Luke ha mostrado con animales, que el flúor disminuye la producción de melatonina y que lleva a un comienzo de pubertad más temprano (Luke 1997). Consistente con los hallazgos de Luke uno de los primeros ensayos de fluoración en Estados Unidos (Schlesinger 1956) mostró que en promedio las niñas en una comunidad fluorada alcanzaban la menstruación unos 5 meses antes que las niñas en comunidades no-fluoradas. Inexplicadamente, ningún país fluorado ha intentado duplicar los hallazgos de Luke o de Schlesinger, ni siquiera se ha intentado examinar el tema más a fondo.
26. El flúor afecta la función de la tiroides. Según el Consejo Nacional de Investigaciones de Estados Unidos (2006), “Numerosas cifras indican un efecto en la función tiroidea por la exposición al fluoruro.” En Ucrania, Bachinskii (1985), encontró una disminución de función en la tiroides entre personas saludables, a un nivel de 2,3 ppm en el agua. A mediados del siglo XX, el fluoruro fue prescrito por numerosos doctores europeos con el propósito de reducir la actividad de la glándula tiroides en pacientes que padecían de hipertiroidismo (tiroides hiperactivo) (Stecher 1960; Waldbot 1978). Según un ensayo clínico realizado por Galletti y Joyet (1958), la función de la tiroides en pacientes con hipertiroidismo se redujo efectivamente con solo 2,3 a 4,5 mg. del ion fluoruro por día. Para lograr tener una perspectiva más clara sobre este hallazgo considere lo siguiente, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS por sus siglas en inglés, 1991) ha estimado que la exposición de fluoruro total en comunidades fluoradas está entre 1,6 a 6,6 mg. por día. Esto es un hecho formidable, particularmente considerando la prevalencia y lo drástico que es el problema del hipotiroidismo (tiroides menos activa) en Estados Unidos y en otras naciones fluoradas. Síntomas de hipotiroidismo incluyen depresión, fatiga, aumento de peso, dolores musculares y de huesos, aumento en niveles de colesterol y enfermedades cardiacas. En el 2010, la segunda droga mas prescrita del año fue Synthroid (levotiroxina sódica) la cual es una droga que reemplaza hormonas usada para tratar una tiroides menos activa.
27. El flúor causa síntomas artríticos. Algunos de los síntomas del comienzo de la fluorosis esquelética (una enfermedad a los huesos y a las articulaciones que afecta a millones de personas en India, China y África), se asemejan a los síntomas de la artritis (Singh 1963; Franke 1975; Teotia 1976; Carnow 1981; Czerwinski 1988; DHHS 1991). Según un informe sobre la fluoración publicado en la revista Chemical & Engineering News, “Debido a que algunos de los síntomas clínicos se asemejan a la artritis, las primeras dos fases clínicas de la fluorosis esquelética, podrían ser fácilmente mal diagnosticadas” (Hileman 1988). Pocos, quizás ningún estudio se ha realizado para determinar el alcance de estos diagnósticos erróneos y si la alta prevalencia de artritis en Estados Unidos (1 de cada 3 estadounidenses padece de algún tipo de artritis – CDC, 2002) y otros países fluorados está relacionada a la creciente exposición al fluoruro, lo cual es muy plausible. Incluso cuando individuos en Estados Unidos padecen de avanzados tipos de fluorosis esquelética (debido a un alto consumo de té), han pasado años de diagnosis erróneas hasta que por fin los médicos han diagnosticado correctamente la condición como fluorosis.
28. El flúor daña los huesos. Uno de los primeros estudios de fluoración (Newburgh-Kingston 1945-55) encontró el doble de defectos en el hueso cortical en niños de una comunidad fluorada (Schlesinger 1956). El hueso cortical es el tejido externo del hueso, que es vital en la protección en contra de fracturas. Mientras que no se le tomó importancia en ese momento a este hallazgo con respeto a las fracturas de huesos, sí surgieron interrogantes en cuanto a un posible vínculo con el osteosarcoma (Caffey 1995; NAS, 1977). En el 2001, Alarcon-Herrera y sus colegas de trabajo, reportaron una correlación directa entre la severidad de la fluorosis dental y la frecuencia de fracturas de huesos tanto en niños como en adultos en un área excesivamente fluorada de México.
29. El flúor puede incrementar fracturas de caderas en personas de tercera edad. Cuando altas dosis de fluoruro (en promedio 26 mg. por día) se utilizaron en ensayos para tratar a pacientes con osteoporosis buscando endurecer los huesos y de reducir la tasa de fracturas, en realidad resultó un mayor número de fracturas, y particularmente fracturas de la cadera (Inkovaara 1975; Gerster 1983; Dambacher 1986; O’Duffy 1986; Hedlund 1989; Bayley 1990; Gutteridge 1990. 2002; Orcel 1990; Riggs 1990 and Schnitzler 1990). Las fracturas de cadera son un problema muy serio en la vejez, muchas veces resultando en una pérdida de independencia o en una vida más corta. Se han publicado más de una docena de estudios desde 1990 que han investigado una posible relación entre fracturas de caderas y la ingestión a largo plazo de agua artificialmente fluorada o agua con altos niveles de flúor natural. Los resultados han sido mixtos, algunos han encontrado asociación y otros no lo han hecho. Incluso, algunos han afirmado un efecto preventivo. Un estudio de gran importancia en China, el cual examinó fracturas de caderas en seis pueblos, encontró algo que pareciera ser un aumento en la fracturas de caderas relacionado con la dosis, al aumentar la concentración de fluoruro desde 1 ppm hasta 8 ppm (Li 2001) dejando mucho que desear para aquellos individuos que toman agua fluorada en exceso. Consecuentemente, en el único estudio epidemiológico en humanos que calculó la fortaleza de los huesos en cuanto a la concentración de fluoruro, investigadores de la Universidad de Toronto encontraron que (al igual que en estudios en animales) la fortaleza de los huesos disminuyó con el incremento en la concentración de fluoruro (Chachra 2010). Finalmente, un estudio reciente de Iowa (Levy 2009), publicó datos sugiriendo que la exposición incluso a un bajo nivel de fluoruro puede tener un efecto perjudicial en la densidad del hueso cortical en niñas (un efecto que ha sido reiteradamente ilustrado en ensayos clínicos y el cual ha sido expuesto como un mecanismo vital por el cual el fluoruro podría incrementar las tasas de fracturas de huesos).
30. Personas con insuficiencia renal están particularmente vulnerables a daños de huesos. Debido a su inhabilidad de excretar fluoruro eficientemente, las personas con enfermedad renal están propensas a acumular altos niveles de fluoruro en sus huesos y sangre. Como resultado de esta alta carga de fluoruro en el cuerpo, pacientes con enfermedades renales están en alto riesgo de desarrollar fluorosis esquelética. En uno de los pocos estudios estadounidenses que investigó el asunto, se documentó fluorosis aguda o invalidante en pacientes con enfermedades renales severas que tomaban agua fluorada con solo 1,7 ppm (Johnson 1979). Dado que se ha detectado la existencia de fluorosis esquelética severa en pacientes de enfermedades renales en pequeños estudios de caso, es muy probable que estudios sistemáticos pudieran detectar la ocurrencia de fluorosis esquelética a niveles de fluoruro aun más bajos.
31. El fluoruro puede causar cáncer a los huesos (osteosarcoma). Un estudio en animales, patrocinado por el gobierno estadounidense, encontró un aumento de cáncer de huesos (osteosarcoma), dependiente de la dosis, en ratas macho alimentadas con flúor (NTP 1990). Tras la publicación de los resultados de este estudio, el Instituto Nacional de Cáncer (NCI por sus siglas en ingles) realizó un informe sobre los datos nacionales de cáncer en Estados Unidos y encontró tasas considerablemente más altas de osteosarcoma (cáncer de los huesos) entre varones jóvenes de áreas fluoradas versus áreas no fluoradas (Hoover er al 1991a). Si bien el Instituto Nacional de Cáncer concluyó (estimando que existía una falta de estadísticas contundentes) que la fluoración no era la causa (Hoover et al 1991b), nunca se ofreció una explicación acerca de la tasa más alta en las áreas fluoradas. Un estudio más pequeño de Nueva Jersey (Cohn 1992) encontró tasas de osteosarcoma hasta seis veces más altas entre varones que residían en áreas fluoradas versus áreas no fluoradas. Otros estudios epidemiológicos, de variable tamaño y calidad, han fracasado en demostrar esta relación (un sumario de éstos puede ser encontrado en, Bassin 2001 y Connet & Neurath, 2005). Hay tres razones de por qué la conexión entre el fluoruro y la osteosarcoma es plausible: Primero, el fluoruro se acumula en los huesos a niveles altos. Segundo, el fluoruro estimula el crecimiento de los huesos. Y tercero, el fluoruro puede interferir con el sistema genético de las células óseas de diversas maneras; se ha mostrado que es mutagénico, que causa daño a los cromosomas y que interfiere con los enzimas encargados de reparar el ADN en células y en tejidos (Tsutsui 1984; Caspary 1987; Kishi 1993; Mihashi 1996; Zhang 2009). Además de estudios celulares y de tejidos, también se ha reportado una correlación entre exposición al fluoruro y daño a las cromosomas en humanos (Sheth 1994; Wu 1995; Meng 1997; Joseph 2000).
32. Los que proponen la fluoración no han logrado refutar el estudio de osteosarcoma de Bassin. En el 2001, la dentista Elise Bassin, logró defender exitosamente su tesis doctoral en Harvard, en la cual encontró que jóvenes tenían de cinco a siete veces más probabilidad de sufrir de osteosarcoma a los 20 años de edad si habían tomado agua fluorada durante un período de crecimiento crítico de la infancia media (entre los 6 y 8 años). El estudio fue publicado en 2006 (Bassin 2006) pero fue extensamente descartado por las naciones fluoradas debido a que su profesor de tesis Chester Douglas (un defensor de la fluoración y asesor de Colgate) prometió un estudio más grande, señalando que éste desacreditaría su tesis (Douglass and Joshipura, 2006) Ahora, tras cinco años de espera el estudio de Douglass por fin ha sido publicado (Kim 2011) sin embargo, no logra refutar de ninguna manera los hallazgos de Bassin. El estudio, que utiliza mucho menos controles que el análisis Bassin, ni siquiera intentó abordar la ventana de edad de riesgo que Bassin identificó. Es más, bajo la propia admisión de los autores, el estudio no estaba capacitado para evaluar el riesgo de osteosarcoma entre niños o adolescentes (la porción de la población en cuestión).
33. El fluoruro puede causar problemas reproductivos. El fluoruro suministrado a animales en dosis altas, tiene efectos devastadores en el sistema reproductivo masculino, daña la esperma y aumenta la incidencia de infertilidad en numerosas especies diferentes (Kour 1980; Chinoy 1989; Chinoy 1991; Susheela 1991; Chinoy 1994; Kumar 1994; Narayana 1994a,b; Zhao 1995; Elbetieha 2000; Ghosh 2002; Zakrzewska 2002). Además, un estudio epidemiológico estadounidense encontró un aumento de infertilidad en parejas que residían en áreas con 3 ppm o más en el agua potable (Freni 1994), en dos estudios se ha encontrado una reducción de testosterona circulante en hombres que residen en áreas de altos niveles de fluoruro (Susheela 1996; Barot 1998), incluso, un estudio en trabajadores expuestos a fluoruros registró un “efecto reproductivo subclínico” (Ortiz-Perez 2003). Aunque estudios en animales realizados por investigadores de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en ingles) no han logrado encontrar evidencias de toxicidad reproductiva en ratas expuestas a fluoruro (Sprando 1996, 1997,1998), el Consejo Nacional de Investigaciones de Estados Unidos (2006), ha declarado que, “la relación entre el fluoruro y fertilidad requiere más investigación”.
34. Algunos individuos son altamente sensibles a bajos niveles de fluoruro según se ha documentado en estudios de caso y en ensayos doble ciego (Shea 1967; Waldbott 1978; Moolenburgh 1987). En un estudio, que duró trece años, Feltman y Kosel (1961) mostaron que cerca del 1% de pacientes que recibieron 1 mg. de fluoruro al día desarrollaron reacciones negativas. Numerosos individuos han reportado efectos negativos de síntomas tales como fatiga, dolor de cabeza, sarpullidos y problemas de estómago y gastrointestinales, los cuales desaparecen al evitar el fluoruro en el agua potable y en su dieta. Frecuentemente, los síntomas han reaparecido al exponerse de nuevo involuntariamente al fluoruro (Spittle, 2008). Ningún gobierno de los que tienen agua potable fluorada ha realizado estudios científicos para investigar más allá estas declaraciones anecdóticas. Sin gobiernos que tengan la disposición para investigar estos hallazgos científicamente, ¿Es legítimo que nosotros como sociedad estemos forzando a que estas personas ingirieran fluoruro?
35. Otras secciones de la población son más vulnerables a la toxicidad del flúor. Además de individuos padeciendo de función renal deficiente, analizada en la razón #30, otras subdivisiones de la población son más vulnerables a los efectos tóxicos del fluoruro. Según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR por sus siglas en ingles, 1993) estas incluyen: bebés, ancianos y diabéticos. Entre los susceptibles también están aquellos que padecen de malnutrición (Ej., calcio, magnesio, vitamina C, vitamina D y deficiencias de yodo) y personas con dietas bajas en proteínas. (Vea: Massler & Schour 1952; Marier & Rose 1977; Lin Fa-Fu 1991; Chen 1997; Teotia 1998).
La fluoración no posee un margen de seguridad
36. No hay margen de seguridad para diversos efectos a la salud. Nadie puede negar que altos niveles de fluoruro natural dañan la salud. Millones de personas en India y China han tenido su salud comprometida por el fluoruro. El argumento realmente es si acaso existe o no, un margen de seguridad adecuado entre las dosis que han mostrado ser dañinas en estudios publicados y la dosis total que reciben las personas consumiendo cantidades incontroladas de agua fluorada y de otras fuentes. Este margen de seguridad debe tomar en cuenta al gran espectro de sensibilidades individuales que se pueden esperar en una gran población (un factor de 10 es típicamente aplicado al límite inferior que causa daño). Se requiere otro factor de seguridad para tomar en cuenta el gran espectro de dosis a las que se les expone a cada individuo. Claramente no existe un margen de seguridad para la fluorosis dental (CDC, 2010) y basándose en los siguientes estudios en ninguna parte se han acercado a establecer un margen de seguridad con respeto a la disminución del CI (Xiang 2003a,b; Ding 2011); función de la tiroides reducida (Galletti & Joyet 1958; Bachinskii 1985; Lin 1991); fracturas de huesos en niños (Alarcon-Herrera 2001) o fracturas de cadera en personas de tercera edad (Kurttio 1999; Li 2001). Todos estos efectos dañinos se tratan en el informe del 2006 del NRC.
Efectos adversos de la fluoración tienen un impacto negativo mayor en poblaciones vulnerables
37. Familias de bajos ingresos son castigadas por la fluoración. Las personas más susceptibles a la malnutrición y por ende las más vulnerables a los efectos tóxicos del fluoruro, son los pobres, quienes desafortunadamente, justamente son el grupo que está bajo la mira con nuevos programas de fluoración. Al estar bajo alto riesgo, las familias pobres no tienen los recursos para evitar el fluoruro una vez que es agregado al agua potable. No se ofrece ni un apoyo financiero a estas familias para ayudarlas obtener otras fuentes de agua potable alternativas, ni para ayudar a pagar los costos de tratamientos de fluorosis dental.
38. Niños afroamericanos e hispanos son más vulnerables a la toxicidad del flúor. Según el informe nacional de fluorosis dental del CDC, niños afroamericanos y mexicano-estadounidenses tienen incidencias mucho más altas de fluorosis dental que niños caucasianos (Beltran-Aguilar 2005, Tabla 23). El reconocimiento de que niños de minorías parecieran ser más susceptibles a los efectos tóxicos del fluoruro, combinado con el hecho de que familias de bajos ingresos tienen menos posibilidad de evitar el agua fluorada, ha motivado a líderes prominentes del movimiento de justicia ambiental a oponerse a la fluoración obligatoria en el estado de Georgia. En una declaración emitida en mayo de 2011 el Reverendo Andrew Young, un colega de Martin Luther King Jr., y un ex alcalde de Atlanta y Ex Embajador estadounidense de las Naciones Unidas, declaró:
“Estoy sumamente preocupado por la gente pobre que tiene bebés, si no tienen los recursos para comprar agua no fluorada para la fórmula de sus bebés, ¿entonces sus bebés no importan? Por supuesto que sí. Este es un asunto de imparcialidad, derechos civiles y compasión. Debemos encontrar maneras más eficientes para prevenir caries, tal vez ayudando a aquellos que corren más riesgo con más acceso a los servicios de dentista… Mi padre era un dentista. Yo creía en los beneficios de la fluoración del agua potable en cuanto a la prevención de caries. Pero muchas técnicas que ejercitábamos hace 50 o más años ya no las usamos, debido a que hemos aprehendido nueva información que logra cambiar nuestras prácticas y políticas. Este es el caso con la fluoración.” (Vea: http://www2.fluoridealert.org/Alert/United-States/Georgia/Atlanta-Civil-Rights-Leaders-Callfor- Halt-to-Water-Fluoridation)
39. A las minorías no se les ha informado acerca de sus vulnerabilidades al flúor. Los Centros para Control de Enfermedades no han advertido a niños afroamericanos ni a niños mexicano-estadounidenses que ellos tienen mayores tasas de fluorosis dental que niños caucasianos (vea #38). Esta vulnerabilidad adicional podría extenderse a otros efectos tóxicos del fluoruro. Los Afroamericanos tienen mayores tasas de intolerancia a la lactosa, problemas renales y diabetes, todas las cuales podrían exacerbar la toxicidad del fluoruro.
40. Las caries dentales reflejan bajos ingresos. no baja ingestión de flúor. Ya que las caries dentales son más prevalentes en comunidades marginadas, deberíamos intensificar nuestros esfuerzas para aumentar el cuidado dental de las familias de bajos ingresos. Los niveles más altos de caries dentales, hoy en día, pueden ser encontrados en áreas de bajos ingresos que han sido fluoradas por muchos años. La verdadera “crisis de salud bucal” que existe hoy en día en Estado Unidos, no se debe a la falta de fluoruro sino a la pobreza y a la falta de previsión dental. El Cirujano General de Estados Unidos ha estimado que un 80% de los dentistas en Estados Unidos no trata a niños bajo Medicaid.
Químicos sin estudios son utilizados en programas de fluoración
41. Los químicos utilizados en la fluoración del agua potable no son de grado farmacéutico. En vez de esto, la gran mayoría proviene de los sistemas de limpieza en la industria de fertilizantes de fosfato. Estos químicos (90% de los cuales son fluorosilicato de sodio y ácido fluorosilícico), están clasificados como deshechos contaminantes peligrosos con diversas impurezas. Evaluaciones recientes de la Fundación Nacional de Saneamiento, sugieren que los niveles de arsénico en estos fluoruros de silicio son relativamente altos (hasta 1.6 ppb después de disolución en el agua pública) y que presentan riesgos potenciales (NSF 2000 y Wang 2000). El arsénico es un renombrado carcinógeno humano, del cual no existe un nivel seguro. Este contaminante solo podría estar aumentando la incidencia de cáncer, innecesariamente.
42. No se ha experimentado comprehensivamente los fluoruros de silicio. El químico típicamente examinado en estudios animales es el fluoruro de sodio de grado farmacéutico, y no ácido fluorosilícico de grado industrial. Los que proponen de la fluoración, afirman que una vez que los fluoruros de silicio han sido diluidos en el tratamiento de agua pública son completamente disociados en iones de fluoruro libres y de silicio hidrogenado; y por ende, no hay necesidad de examinar la toxicología de estos compuestos. Sin embargo, aunque un estudio de la Universidad de Michigan (Finney et al , 2006) demostró una completa disociación en el pH neutro, en condiciones acídas (pH 3) hubo un complejo estable que contenía cinco iones de fluoruro. Así, surge la posibilidad de que tales complejos puedan ser regenerados en el estómago donde el pH esta entre 1 y 2.
43. Los fluoruros de silicio han aumentado la cantidad de plomo en la sangre de niños. Estudios por Master y Coplan (1999, 2000, 2007) muestran una asociación entre el uso de ácido fluorosilícico (y su sal sódica) para la fluoración del agua y un aumento en la cantidad de plomo en la sangre de niños. Debido a la habilidad reconocida del plomo, de poder dañar un cerebro en desarrollo, esto es un hallazgo muy importante. Sin embargo, esto es en gran parte ignorado en los países fluorados. Esta asociación, recibió un fuerte respaldo bioquímico de un estudio en animales hecho por Swan et. Al (2010), el cual encontró que, en ratas, la exposición a una combinación de acido fluorosilícico y plomo, en el agua que tomaban, incrementaba el nivel de plomo en la sangre, tres veces más que con la sola exposición a plomo.
44. El flúor puede lograr desgajar trozos de plomo de tubos, cañerias de cobre y de juntas soldadas. Un estudio (Maas et al 2007) ha mostrado que los compuestos de la fluoración en combinación con los compuestos de la cloración, tales como la cloramina, aumentan la extracción de plomo de cañerías de latón y cobre utilizadas en alcantarillados. Aunque los que proponen la fluoración puedan argumentar sobre los efectos neurotóxicos de bajos niveles de fluoruro este no es el caso en cuanto al plomo, el cual a bajos niveles disminuye el CI en niños.
La promoción de mantener la fluoración es anticientífica
45. No se han realizado los estudios primordiales. En la versión de enero de 2008 de la revista Scientific American, se cita en parte lo que escribió el Profesor John Doull, presidente del Consejo Nacional de Investigaciones (NRC), en su documento “Fluoruro en el agua potable: Una revisión de los estándares de la EPA”, donde dice así:
“Lo que el comité encontró es que se ha seguido al status quo con respeto al fluoruro por muchos años, por demasiado tiempo en realidad y ahora necesitamos tomar una perspectiva nueva (…) En la comunidad científica muchos consideran que el tema ya está zanjado. Me refiero a que cuando el Cirujano General de Estados Unidos declara que la fluoración es uno de los 10 mejores logros del siglo XX, es un obstáculo difícil de evadir. Empero cuando observamos los estudios que se han realizado, encontramos que muchas de las preguntas están sin resolver y que tenemos mucha menos información de la que debiéramos tener, considerando la larga trayectoria de la fluoración.”
La ausencia de estudios es utilizada por los que proponen la fluoración para decir que no existe peligro. Es una postura irresponsable.
46. Los patrocinios no representan evidencia científica. Muchos de los individuos que promueven la fluoración confían plenamente en una lista de patrocinadores. Sin embargo, en Estados Unidos, el Servicio de Salud Pública patrocinó la fluoración por primera vez en 1950, antes que se hubiera realizado un simple ensayo y antes de que se hubiese publicado un estudio de salud significativo (Lea capítulos 9 y 10 en The Case Against Fluoride, para comprender la implicancia de este patrocinio del Servicio de Salud Pública en la posterior promoción de la fluoración). Muchos otros patrocinios siguieron rápidamente con poca evidencia de algún tipo de racionalidad científica para respaldarlos. El constante uso de estos patrocinios tiene más que ver con ciencia política que con ciencia médica.
47. Paneles de investigación han sido minuciosamente seleccionados para otorgar decisiones pro-fluoración. De vez en cuando, particularmente cuando un programa de fluoración está bajo peligro, los gobiernos de países fluorados han seleccionado paneles para obtener el respaldo de la práctica nuevamente. En su reciente libro llamado Fluoride Wars (2009, Las guerras del Fluoruro), el cual es esencialmente pro-fluoración, Alan Freeze y Jay Lehr conceden este punto cuando escriben:
“Existe una acusación de los anti-fluoracionistas que sí tiene algo de validez. Los movimientos anti-fluoración siempre han denunciado que a través de los años los paneles de investigación comisionados por el gobierno para evaluar los costos y beneficios de la fluoración, han estado plagados de pura gente a favor de la fluoración. Una revisión de los miembros en numerosos paneles reafirma esta denuncia. Las comisiones que elaboraron informes para la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en 1941, 1944 y 1954; la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en 1951,1971,1977 y 1993; la Organización Mundial de Salud en 1958 y 1970; y el Servicio de Salud Pública estadounidense en 1991 están plagados con nombres de reconocidos investigadores médicos y dentales quienes han apoyado la fluoración, o de individuos que tienen investigaciones connotadas para el establishment pro-fluoración. Las conexiones eran entrabadas e incestuosas.”
Los ejemplos más recientes de estas profecías autocumplidas provienen del Foro de Fluoración Irlandés (2002); el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica (NHMRC, 2007) y Health Canada (2008,2010). El último tenía un panel de seis expertos para evaluar literatura de salud. Cuatro de los seis eran dentistas pro-fluoración y los otros dos no demostraron tener ninguna experticia en cuanto al fluoruro. Una excepción notable a esta tendencia, fue la designación de parte del Consejo Nacional de Investigaciones de Estados Unidos, del primer panel de expertos equilibrado, seleccionado para investigar la toxicidad del fluoruro en Estados Unidos. Este panel, de doce integrantes, revisó los estándares de agua potable, en cuanto al fluoruro, de la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en ingles). Después de tres años y medio de investigación el panel concluyó en un informe de 507 páginas, que los estándares de agua potable no protegían la salud y que se requería evaluar un nuevo límite de niveles de contaminantes (MCLG) (NRC, 2006). Si se hubiese obedecido el protocolo de procedimientos toxicológicos y si se aplicaran los márgenes de seguridad apropiados en cuanto a los hallazgos de este panel, pudiese haber sido el fin de la fluoración. Desafortunadamente, en enero de 2011, la Oficina de Agua de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), dejó en claro que no modificarían el valor de los límites de niveles de contaminantes (MCLG) ya que eso pondría en peligro a los programas de fluoración de agua potable (EPA comunicado de prensa Enero 7, 2011.). Una vez más, se permitió que la política se sobrepusiera a la ciencia.
Más y más científicos independientes se oponen a la fluoración
48. Muchos científicos se oponen a la fluoración. Los que proponen la fluoración han sostenido por muchos años, a pesar del hecho que los primeros opositores a la fluoración eran bioquímicos, que la gente que se oponía a la fluoración no eran científicos de buena fe. Hoy en día, a medida que más y más científicos, médicos, dentistas, y otros profesionales, leen la literatura principal por sí mismos, en vez de confiar en las declaraciones auto-sustentadas de la Asociación Dental Americana (ADA) y de los Centros de Control de Enfermedades (CDC), están llegando a la conclusión de que ni ellos ni la población, han sido informados dignamente por parte de los organismos responsables de esta materia. Hasta la fecha de julio de 2011, sobre 3,700 profesionales han firmado una declaración para terminar con la fluoración a nivel mundial. Esta declaración y la lista de firmantes puede ser encontrada en el sitio de Flouride Action Network. Una mirada a la calidad de los profesionales que se opone a la fluoración se puede obtener al ver el video de 28 minutos “Professional Perspectives on Water fluoridation” (Perspectivas profesionales acera la fluoración del agua) el cual también se encuentra en el sitio de Flouride Action Network.
Tácticas poco transparentes para la mantención de la fluoración
49. Negativa a debatir la fluoración en un debate público. Aunque los proponentes oficiales de la fluoración siguen apoyando la causa fervorosamente, típicamente se niegan a defender esta práctica en un debate público, incluso cuando han sido desafiados por organizaciones como la Asociación para la Ciencia en el Interés Público, el Instituto Americano de Toxicología (ACT) o la Agencia de Protección Ambiental (EPA) (Bryson 2004). Según el Dr. Micheal Easley, un lobbista de la fluoración prominente en Estados Unidos, “Los debatas otorgan una ilusión de que existe algún tipo de controversia científica, cuando no hay gente creíble, que apoye el punto de vista de los fluorurofóbicos” (Easley, 1999).
En respuesta a los reiterados rechazos a debatir el tema de parte de los proponentes, el Dr. Edward Groth, un científico superior en el Organización de Consumidores, afirmó que:
“La postura política pro-fluoración, se ha convetido en postura dogmática, autoritaria y esencialmente anticientífica, una postura que desalienta la discusión abierta de asuntos científicos” (Martin 1991).
50. Tácticas intimidatorias. Muchos científicos, médicos, y dentistas que han expresado sus opiniones acerca de este tema, han sido sujetos a censura y tácticas de intimidación (Martin 1991). La Dra. Phyllis Mullenix fue despedida de su posición como jefa de Toxicología en el Centro Dental de Forsyth por publicar sus hallazgos sobre el fluoruro y el cerebro (Mulleniz 1995); Y el Dr. William Marcus fue despedido de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) por cuestionar el manejo que hizo el gobierno del estudio del fluoruro y cáncer del NTP (Bryson 2004). Muchos dentistas e incluso médicos, reconocen en privado que se oponen a la práctica pero que no se atreven a expresarlo por la presión de sus colegas o porque temen las repercusiones que pueda traer. Tácticas como estas no serían necesarias si la promoción de la fluoración se basara meramente en información y ética científica.
Conclusión
Cuando se trata de controversias de químicos tóxicos, tradicionalmente grandes intereses hacen lo que más pueden para desacreditar los estudios en animales y minimizar los hallazgos epidemiológicos. En el pasado, fuerzas políticas han llevado a que los organismos gubernamentales, aunque lentamente, se movilicen para regular el asbesto, benzina, DDT, PCBs, tetraetilo de plomo, tabaco y dioxinas. Con respeto al fluoruro tenemos un retraso de sesenta años. Desafortunadamente, debido a que los funcionarios de gobierno y líderes dentales han puesto tanto de su credibilidad en el lado de la defensa de la fluoración, y debido a las enormes responsabilidades que les esperan si llegaran a reconocer que el fluoruro ha causado un aumento en fracturas de cadera, artritis, cáncer a los huesos, trastornos cerebrales o problemas de la tiroides, será muy difícil, que se les escuche hablar honestamente y abiertamente sobre el asunto. Pero ellos deben hacerlo, no tan solo para proteger a millones de personas de daños innecesarios, sino para proteger la noción de que, en su fundación, las políticas de salud pública deben basarse en hechos científicos y no en conveniencia política. Tienen una herramienta que les permite hacer esto: se llama el Principio de Precaución. De manera simple, dice: si hay duda, déjenlo afuera. Es justamente lo que han hecho los países europeos y los dientes de sus niños no han sufrido, mientras que la confianza con sus poblaciones ha sido fortalecida.
Preguntémonos justamente ¿Cuánta incertidumbre acerca de unas de las razones listadas debe haber para derogar un supuesto beneficio, el que al ser cuantificado en la encuesta más grande que se ha realizado en Estados Unidos, resultó beneficiar sólo una superficie de diente por niño (de 128)?
Aunque la fluoración tal vez no sea la amenaza más preocupante, sí es una de las más fáciles en erradicar. Es tan fácil, como cerrar una llave en la planta de tratamiento. Pero para lograr cerrar la llave se necesita voluntad política y para lograr obtener eso se necesita una masa de personas informadas y organizadas. Por favor difunda estas 50 razones a todos sus amigos y anímelos a participar en eliminar el fluoruro en sus comunidades y a ayudar a prohibir esta práctica alrededor de todo el mundo.
Comentario final
Otros argumentos en contra de la fluoración, se pueden ver en http://www.fluoridealert.org y en el libro The Case Against Fluoridation (Chelsea Green, 2010). Argumentos a favor de la fluoración se pueden encontrar en http://www.ada.org
Historia de la publicación de las 50 razones
Estas 50 razones fueron compiladas por primera vez por Paul Connet y fueron presentadas en el Foro de Fluoracion en Irlanda en octubre del 2000. El documento fue refinado en el 2004 y publicado en el journal Medical Veritas.
En la introducción de esta versión del 2004 se explicó que tras cuatro años las autoridades no se habían atrevido a refutar las 50 razones, aunque se habían comprometido a hacerlo en el 2000. Eventualmente, una respuesta anónima, incompleta y superficial fue publicada en el sitio del Departamento de Salud y Niños de Irlanda. El 7 de agosto de 2011, se nos informó que la respuesta del gobierno había sido preparada por un consultor externo a un costo de €30.000 euros.
Desde el año 2004, han habido notorios acontecimientos científicos incluyendo la publicación del informe del Consejo Nacional de Investigaciones de Estados Unidos; la publicación del Estudio sobre Osteosarcoma de Bassin (Bassin 2006) y muchos más estudios sobre la interacción del fluoruro con el cerebro que han exigido una gran actualización a las 50 razones. Este material fue compilado en agosto de 2011.
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