"Sentaos delante de la llama. Tras un instante de recentraje personal, pasaréis rápidamente vuestras dos manos abiertas por encima, y con el mismo movimiento, rozaréis la parte superior de vuestra cabeza con ambas palmas. Se trata de un movimiento de delante hacia atrás que debe repetirse tres veces.Su función es la de purificar la naturaleza etérica de vuestra propia aura por una puesta en resonancia vibratoria con la contraparte sutil del elemento Fuego. No veáis en él simplemente un símbolo bonito, realizad estos gestos en comunión real con el espíritu del Fuego."
- Así curaban ellos
Daniel Meurois
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