SER FELIZ ES UN ASUNTO ESPIRITUAL; NO MATERIAL:
Todos los seres humanos somos criaturas que hemos nacido de la luz, sin embargo por ignorancia de las leyes divinas y naturales vivimos en el "bajo mundo de las sombras". Es más, escogemos movernos entre apegos y ambiciones mundanas, que solo nos alejan de las verdades de la vida.
Pero por ignorancia carecemos de discernimiento y quien “no ve”, ¿cómo puede seguir el camino recto y virtuoso? Nuestra mente se vuelve inquieta y comenzamos a perder la capacidad de tomar las mejores decisiones y aprovechar las oportunidades que se nos presentan.
Y el hombre que se mueve en el mundo de los apegos. Procurando y acumulando lo material, utiliza una energía negativa, de desintegración y se torna en apariencia poderoso, aunque en verdad es el más débil. Por otra parte quien busca elevar su espíritu por encima de lo material utiliza una energía positiva de integración y aparenta ser débil pero en realidad es todo lo contrario.
El magnate poseedor de varias empresas o de una inmensa fortuna es a la vista del ignorante una persona mucho más poderosa que el sabio que viviendo humildemente conoce los secretos y las leyes de la vida, pero en realidad el primero posee todo lo material pero es débil de espíritu mientras que el segundo se posee a sí mismo, se conoce íntimamente y vive en armonía con la creación, elevándose espiritualmente.
No intento con esto decir que la obtención de cosas materiales esté mal, , a mi me gusta vivir bien y darme ciertos lujos, pero nunca a costa de perder de vista lo verdaderamente importante que es seguir el camino de la virtud. El error es buscar activamente lo material olvidando lo esencial que es la felicidad, la cual proviene de lo espiritual y no de lo material.
Es muy importante buscar nuestra propia felicidad para poder aportarla al mundo en lugar de simplemente tratar de lucrar en él.
Es cuando logramos elevarnos por encima de los apegos que obtenemos ecuanimidad, ya no nos desestabilizamos por nuestros triunfos o derrotas, sino que nos mantenemos tranquilos y seguros. Nuestra mente se torna serena y alerta, “viendo” oportunidades que antes estaban ocultas tras el velo de nuestra ignorancia.
La persona desapegada y virtuosa imanta hacia si los dones de la tierra, porque ha aprendido a vivir en armonía con ella, y puede lograr todo lo que desea en la vida y mucho más de lo que antes podía imaginar. Sólo quien logra un importante nivel de desapego puede aspirar a ser realmente feliz.
Fuente: N.C.K.
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