domingo, 27 de diciembre de 2015

MUNDO CHAMÁN

Soy un chamán de la selva tropical y trabajo con las fuerzas de la naturaleza y no con las del dinero ni las armas. Omame (el creador) nos creó para penar y hablar con el alma de la selva, con el alma del agua, el alma de las montañas, el alma de la Luna, del Sol y las estrellas.
Nosotros, los yanomami, aprendemos con los grandes espíritus, los xapiripë. Aprendemos a conocerlos, verlos y escucharlos, pero sólo aquellos que los conocen pueden verlos, puesto que, aunque parezcan humanos, son tan diminutos como motas de polvo.
Los xapiripë han danzado para los chamanes desde los primeros tiempos y continúan haciéndolo en la actualidad.
Existe un gran número de xapiripë, así, no son sólo unos pocos, sino millares, tantos como estrellas. Algunos habitan en el cielo, otros bajo tierra y el resto en montañas de gran altura plagadas de bosques y flores. Cuidan de todas las cosas. Cuidan del mundo.»
— Davi Kopenawa, yanomami, Brasil
fuente: RED Arco iris

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