Nuestro mundo necesita más mujeres locas y lanzadas
Hoy brindo por esa mujer que alborota su presente para darse su lugar y estima; que no se conforma con lo que le imponen, o dicen que tiene que hacer, y que siempre cree en sí misma de una forma leal y serena para seguir en pie con la cara bien alta y orgullosa de su misma alma.
Brindo por esa mujer que piensa diferente y que hace que su vida sea como ella siempre sueña. Y que gracias a ello hace que la humanidad siga adelante con más fuerza. Con más ideas y más experiencias que solo ella puede experimentar.
Brindo por esa mujer que de su vida no hace un borrador, sino que hace valientemente una verdadera historia escrita sin premeditaciones. Que es lanzada y atrevida y que vive sin miedo a nada ni a nadie. Y que gracias a ello, cambia las cosas que la gobernaban con mucha inteligencia y fuerza.
También por es a mujer que no le gustan las reglas. Esa que los paradigmas establecidos rompe, y que crea los suyos propios.
Esa mujer que la ven como loca y que no se dan cuenta de que no es que sea loca, sino que es un auténtico genio.
Esa mujer que es imposible ignorar, porque de su mente brillante salen los mejores pensamientos. Esa que ayuda a clarificar la vida de los demás. Ella, sí, la mujer que gracias a su empatía sana almas y que con su amor, inunda corazones.
Brindo por esa mujer que siempre está en su lucha diaria con una sonrisa en sus labios. Que cuida a sus hijos; que trabaja y es independiente; que no depende de nadie y que encima tiene tiempo para darle el mayor de los amores al hombre de su vida.
Esa mujer que ha aprendido a maquillarse bello, el corazón.
A peinarse preciosa, el alma.
En definitiva, esa mujer que es:
Loca, atrevida, divertida, admirada, bonita, presumida, buena, amiga y que por donde pasa deja huella. Y que por supuesto, si no está, se echa en falta.
La que ya no se apega a nada.
Sí, esa que sufrió mucho en el pasado y que con el tiempo ha aprendido a decir adiós a muchas cosas y personas que no le permitían vivir. ¡LA QUE DIJO BASTA!
La que no se ata a nada por amor a sí misma, y a la misma vida, y siempre trae consigo una sonrisa digna de admirar, ver y amar.
Sí, ella, la que es feliz porque se ha dado cuenta de que la felicidad está en su interior y no afuera.
La que hizo un pacto con su corazón y que su alma lo celebra a cada instante.
¡Por supuesto my friend! Ella…
La que cuando anda sola, las flores le hacen reverencias y las personas se sacan el sombrero al verla. La que se liberó, y que hoy es una mujer nueva. Con ilusiones y preciosas sensaciones.
Una mujer muy amada. Esa que si le preguntas cómo lo hizo, te dirá:
Que toda ella es poesía y sólo tuvo que aprender a leerse.
Autor: Albert Espinola © Todos los derechos reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario