Antes de aprender a meditar tienes que aprender a no dar portazos…
Todos deseamos de alguna manera lograr controlar nuestras emociones y para aquellos que jamás se han detenido a pensar en ello, es importante hacer una revisión de las actitudes que tenemos en la vida y de la manera en la cual reaccionamos y asumimos las situaciones.
Muchas personas recurren hoy día a diferentes técnicas de relajación y de conexión con su interior, en la búsqueda constante de ese equilibrio que necesitamos para lidiar con la vida y sus escenarios.
La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria. Daniel Goleman
Ocurre que la meditación es todo un proceso, que requiere constancia y un espacio dedicado para tal fin, pero más allá de eso, meditar requiere que tengamos la convicción y la dedicación mínima de encontrar un espacio para este medio, que tengamos el deseo de hallar ese equilibrio interior y de armonizar nuestra vida.
Encontrar las manera de mantener la calma y la paz mental, debe iniciar por la identificación de aquello que no logramos controlar, de esos “portazos” que no dejamos de dar y de esas emociones que se nos escapan de las manos, no se trata de eliminarlas, se trata de conocerlas, de interiorizarlas y de reconocerlas, en la medida en que vamos haciendo consciencia de ellas, cada vez resultará menos necesario utilizarlas.
Cualquier cosa que crea con emoción se convierte en su realidad. Actúe siempre de manera consistente con sus creencias y convicciones más profundas. Brian Tracy
Las virtudes que deseamos potenciar en la vida, penden del espacio que dejan los defectos, y para ello debemos saber cuáles son y no vivir en la negación permanente por el simple hecho de desear que desaparezcan, por el contrario, en la medida en que reconocemos las situaciones internan que se desatan en nosotros ante las diversas experiencias, podremos determinar a que nos estamos enfrentando.
La meditación tiene beneficios tangibles en la vida de las personas, potencia la salud mental y física, aumenta el cociente intelectual, desarrolla la inteligencia emocional y la empatía, mejora la memoria, alivia el estrés, la ansiedad y la depresión, reduce la presión sanguínea y aumenta la felicidad (literalmente), pero para poder iniciar este proceso en nosotros, debemos ir peldaño a peldaño en la vida, equilibrando nuestros pensamientos, nuestras energías y nuestras acciones y evidentemente este beneficio se refleja en el cuerpo.
Aprender a no dar “portazos”, puede parecer una tontería, pero debemos ver siempre más allá y entender que las cosas se van formando con los detalles pequeños, cada emoción que logremos controlar, sin reprimir, simplemente saber manifestar de manera adecuada, cada pensamiento negativo que logremos desvanecer, cada intención nivelada y cada palabra de aliento que sumamos a nuestra vida, actúa directamente en el trabajo que iniciemos rumbo a la meditación plena y constante, pues en el fondo no se trata de contar con unos minutos al día para relajarnos y despejarnos se trata de poder mantener esta actitud a lo largo del día, de los días, de la vida…
Las experiencias nos despiertan emociones, conocemos cada parte de nosotros a lo largo de la existencia, cada vivencia genera una acción, depende de cada uno de nosotros la actitud con la cual asumimos las situaciones y los aprendizajes.
Comienza siempre de lo más pequeño, inicia desde lo simple, gota a gota suma a tu aprendizaje la armonía, el equilibrio, la serenidad y las actuaciones acertadas y en concordancia con lo que quieres lograr.
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