sábado, 19 de noviembre de 2016
TAURO 2017
TAURO
“El maestro envía al discípulo a la aislada choza del bosque a meditar hasta que alcance la conciencia total. Diez años demora el discípulo en lograrlo. Cuando vuelve, deja sus sandalias a la entrada del templo y se postra ante el maestro. Este le pregunta: “¿mirando en qué dirección dejaste tus sandalias?”. El discípulo sorprendido contesta, “no lo sé”. “¡Entonces vuelve y medita otros 10 años!”, sentencia el maestro”. Vivimos adormecidos, concentrando nuestra escasa atención en las pantallas brillantes, ignorando lo que nos ocurre, olvidando hacernos las preguntas fundamentales para vivir, “¿vale la pena este esfuerzo?”, “¿soy feliz en lo que hago?”, separados del otro, de la naturaleza, atiborrados de azúcares y grasas. Entonces alguien exclama, o lees por ahí, que lo importante es lo espiritual. Y de inmediato piensas en Dios, o en ir a misa, o en ponerte a meditar, o en visitar el ashram del maestro en Nepal. ¡Pero cuidado!, que los reinos sobrenaturales, la experiencia religiosa, la meditación en silencio, pensar en Dios, no le bastaron al discípulo para entender que la esencia de la conciencia y del no dormirse es saber en qué dirección uno deja sus sandalias. La espiritualidad se vivencia en lo cotidiano, en la atención que pones al hablar con tu hijo, al manejar, al entregarte a la multitud que te arrastra por una escalera del Metro, al captar lo que ocurre en tu entorno. ¿Está vivo aún mi amor de pareja?, ¿lo cultivo?, ¿cuido mi cuerpo?, ¿cómo me alimento? Nada cambiará si no tienes idea de cómo dejaste las sandalias. Atención a tu cuerpo, conciencia en tus relaciones, foco sobre el trabajo. ¿Lo amo o estoy con él porque tengo miedo?, ¿voy en el camino correcto? Es un año para hacerse preguntas grandes y gordas y no poner nada debajo de la alfombra, no dilatar, ni hacerse la lesa. Cada pregunta significa atención y evaluación constante de lo que haces, de cómo vives. ¿Por qué destruyo?, ¿por qué me escondo?, ¿por qué no voy y tomo lo que quiero? Cada pregunta y su respuesta te vuelve a la realidad, y evita que escapes y te distraigas. ¿Amo este trabajo?, ¿qué quiero hacer con mi vida? El que no pregunta, se duerme.
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