martes, 11 de julio de 2023

“El jazmín tiene la virtud de ponerte en un estado de felicidad”

 

Su oficio parece muy romántico.

Lo es, desde el comienzo vi algo mágico y emocionante en esta búsqueda de los aromas.

Cuénteme.

Ahí donde voy veo el peso de la historia en ingredientes como el incienso; los aromas que busco provienen de países increíbles, lejanos, difíciles pero maravillosos, como Somalilandia, en la antigua Somalia británica.

¿Qué hay allí?

Los árboles de incienso. Y también me parece mágico el encuentro con la fuente de los perfumes, los recolectores, los que destilan…

¿Qué le sorprende?

¿Cómo es posible que las cosas se mantengan como hace tantos siglos? Imborrable mi encuentro con los gitanos en los campos de jara, en Huelva, cociendo la resina de ládano, que es lo que se obtiene de las hojas de la jara, quizás el olor más fuerte del mundo vegetal.

¿Siempre se ha hecho igual?

Antiguamente lo hacían con ovejas. Las pastoreaban por grandes extensiones de jara y al anochecer las peinaban para obtener la resina pegajosa que había quedado en su lana.

¿Y ahora cómo lo hacen?

Los hombres gitanos cortan las plantas y las mujeres las cuecen. Llevo treinta años hablando con ellas, y una me pidió que le llevara un frasco de Chanel n.º 5.

¿Lleva el aroma de la jara?

Sí, ya ve la distancia que existe entre esa familia de gitanos que consiguen la esencia y los perfumistas y los laboratorios de altísimo lujo que la usan.

¿Qué es lo más hermoso que ha visto?

Tengo recuerdos increíbles, pero si solo me deja escoger uno, me quedo con mi trabajo con las rosas búlgaras. Fui a Bulgaria en 1994, el país estaba totalmente en ruinas por el comunismo, pero tenían la memoria de los años de gloria que habían vivido, en parte gracias a sus rosas.

¿Eran famosas?

Famosísimas, la esencia de rosa fue búlgara desde el siglo XIX, y tenían empresas y productos fantásticos de altísimo nivel; yo me propuse restaurar aquel lujo.

¿Y lo ha conseguido?

Compré una destiladora, la reconstruí y he plantado miles de hectáreas de rosas. Trabajar con la gente, recoger las flores en el mes de mayo con aquel olor increíble y luego obtener el aceite de color dorado: ¡maravilloso!

Alquimia.

Exactamente. Mucho más que un negocio.

¿Lo más sorprendente que ha olido?

Yo llevo a París y a Suiza 150 diferentes ingredientes naturales todos los años de 40 países distintos, pero tengo debilidad por el incienso: el auténtico origen del perfume.

¿Y de dónde viene?

De un pequeño árbol que solo crece en Somalilandia, Omán o Yemen, pero sus orígenes se remontan a hace 5.000 años. Los egipcios iban locos por el incienso, y cuentan que el rey Salomón (900 a.C.) invitó a la reina de Saba a visitarle y ella llegó con caravanas de incienso como regalo.

Salomón la recibió en su palacio de cedro. El encuentro del olor a cedro con el del incienso es el punto de partida de la perfumería.

¿A qué huele su infancia?

A jazmín, un olor que sube inmediatamente a la mente y tiene la virtud de ponerte en un estado de felicidad.

¿A qué olía su madre?

En el mes de mayo, bajo los grandes castaños del bosque de Rambouillet, el sotobosque se cubría de muguete y su perfume embalsamaba el aire. Yo estaba turbado por aquel olor que me recordaba a mi madre. Ella utilizaba Diorissimo, ese suntuoso perfume que rinde tributo a las campanillas blancas.

¿Hoy los perfumes llevan mucha química?

Los aromas sintéticos son imprescindibles, pero un perfume de alta calidad tiene muchos productos naturales, que fueron la única materia prima durante tres milenios.

Ahora se producen perfumes sostenibles.

Desde hace 15 años, el 70% de los consumidores quiere saber si se ha pagado un precio justo al cultivador, si se ha hecho en unas condiciones laborales aceptables y si se ha protegido el medio ambiente.

¿Su profesión tiene los días contados?

Tres amenazas: el cambio climático, la sequía y la evolución del mundo rural. En El Salvador se suben a árboles a 20 metros de altura con 60 años, pero los jóvenes se van a la capital. Hay que valorar esos ingredientes que no tienen el precio que deberían tener.

Son artículos de lujo.

Un absoluto de jazmín es algo increíble, pero si la industria valora más el marketing, nadie subirá a árboles a por esencias.

¿Y eso cómo se arregla?

Las marcas nuevas de nicho no invierten en marketing, pero sí en aromas naturales con explicaciones claras de dónde provienen las esencias, y están triunfando. Muchas francesas compran aceites esenciales y hacen sus mezclas.

Dominique Roques,buscador de esencias

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