sábado, 8 de julio de 2023

SAN FRANCISCO DE ASIS

 


Su vida transcurrió entre los siglos XII y XIII, pero su figura nos continúa interpelando por sus actitudes tan actuales como el interés por la naturaleza, la vida sencilla y la preocupación por los pobres

Frank Cadogan Cowper
Saint Francis of Assisi and the Heavenly Melody, 1904

Frank Cadogan Cowper: 'San Francisco de Asís y la Melodía Celestial', 1904, detalle 

The William Tabott Hillman Colection

Venerado y vilipendiado a partes iguales, San Francisco está en el centro de la actualidad en estos días debido a la imponente exposición que podemos ver en Londres sobre su figura. En la National Gallery, bajo la atenta mirada de Gabriele Finaldi, su director doblado en comisario, y de Joost Justra, se nos ofrece la oportunidad de seguir paso a paso, y desde el arte, la memoria de este “pobre caballero de Cristo”, como le definió hace años el historiador italiano Franco Cardini. Un guion expositivo, perfectamente elaborado, responde a los numerosos interrogantes que suscita en el siglo XXI el personaje que transformó el cristianismo a comienzos del siglo XIII.

San Francisco, campeón de la pobreza, promotor de la paz, santo partidario de la igualdad entre hombres y mujeres (para ello contó con la inapreciable ayuda de Santa Clara): un hombre capaz de llamar hermano al lobo, un ecologista avant la lettre cuyas lágrimas recorren su rostro al contemplar la belleza de la naturaleza, un joven rebelde de la familia Bernardone dei Moriconi , de la burguesía mercantil de Asís, donde nació y murió (1181/2-1226) que se desprende de su riqueza y abraza a los leprosos...

 

El Greco: 'San Francisco recibiendo los estigmas', 1590-95 

National Gallery Ireland

Un Perceval hecho realidad que recorre los pueblos de Italia en busca de su propio Grial, la hermandad entre todos los seres humanos, un religioso que nunca fue un monje, sino un fraile mendicante que mantuvo vivo durante toda su existencia el recuerdo de las manos de su madre acariciándole el cabello, como escribió el célebre novelista Hermann Hesse en un bello cuento.

En la National Gallery tenemos ocasión de seguir los pasos de la memoria de este poliédrico personaje, clave en la historia del cristianismo y por extensión de Europa, y hacerlo a través de la amplia huella que dejó en el mundo del arte, desde el siglo XIII hasta hoy, con algunas lagunas en este largo proceso debido al resentimiento que el cartesianismo y luego la Ilustración (con Voltaire) tuvo hacia él. Nos encontramos con una reconstrucción de lo que fue en verdad San Francisco como personaje histórico, el que renunció a su vida acomodada para entregarla a los pobres y a los excluidos, a la vez que censuraba la hipocresía y la banalidad de la Iglesia, el que consiguió reunir una comunidad con la que fundó una orden mendicante para el auxilio social y espiritual de la gente necesitada, los humildes de corazón.

Fue tal su huella que el gran pintor Giotto pintó su imagen (al menos eso se ha sostenido siempre) en la Basílica superior de Asís, apenas tres años después de su muerte. Y a partir de ese primer testimonio plástico, y apoyado en alguna de las vidas que sus fieles frailes escribieron sobre él (la más célebre, la que le hizo San Buenaventura), hacia 1430 Stefano di Giovani, el Sassetta, llevó a cabo lo que hoy llamaríamos una historieta gráfica en ocho paneles: siete de los cuales están presentes en la exposición (el octavo ha permanecido en Chantilly y el cuerpo central en la Villa i Tatti de Florencia) creando la memoria del santo dulce y abierto que marcó el imaginario europeo durante siglos.

⁄ Fue tal su huella que el Giotto pintó su imagen en Basílica de Asís apenas tres años después de su muerte

El santo capaz de coger de la mano a la Dama Pobreza como lo pinta en 1460 Francesco di Giorgio, llamado Vecchietta, siguiendo la descripción que había hecho Dante en la Comedia . Esta sección se completa con una de las dos cartas manuscritas que escribió el santo, en este caso la dirigida a Fray León en 1224, conservada como una reliquia en Asís, hasta un manuscrito de la Crónica de Mattew Paris, pasando por el cuerno que recibió del sultán Malik al-Kamil, a raíz quizás de su encuentro en Damieta durante la quinta cruzada.

 

Sassetta: ‘Escenas de la Vida de San Francisco (la Estigmatización)', 1437-44 

National Gallery Londres

No podían faltar alusiones al fervor mostrado por Francisco hacia la naturaleza, con escenas como el famoso encuentro con el lobo en una gruta de la ciudad de Gubbio (hoy convertida en un conocido restaurante) o los comentarios de Tomás de Celano, su primer biógrafo digno de ese nombre, sobre la tierra y sus habitantes que el religioso entendía como una obra de la generosidad de Dios. Y no faltan por supuesto los ejemplos artísticos de su relación con Clara, entre los que destacaría un fragmento del fresco que Ambrogio Lorenzetti realizó en la casa de San Francisco de Siena hacia 1336-40, o las escenas realizadas por el sienés Giovanni di Paolo, a mediados del siglo XV, donde se representa la investidura de Santa Clara y algunos de sus milagros. O las pinturas que lo exaltan con un atractivo cercano a lo naif como el sorprendente retrato de Sandro Botticelli, que abre la tercera sala, donde se ve a Francisco rodeado de ángeles.

Sin embargo, la exposición afronta decididamente el paso de la memoria del fraile por el barroco y sus alegorías con Caravaggio o Murillo (insuperable el San Francisco abrazando el crucifijo procedente de Sevilla); aunque prefiero centrarme en el cuadro de El Greco, donde las lágrimas son las protagonistas, para certificar que en esos años el rostro de San Francisco ya es el de Cristo en el Huerto de los Olivos. Un rosto que llora al comprobar la inquietud de los hombres ante la creación de Dios. Y con ese mensaje se llega a Zurbarán, cuya pintura San Francisco en meditación es la máxima expresión, en claroscuro por supuesto, de lo que el barroco es capaz de hacer por el santo, al transformarlo en un místico: esa idea que San Ignacio adoptó de Ramon Llull.

⁄ Nunca fue un monje, sino un fraile mendicante que para el auxilio social y espiritual de la gente necesitada

Pero faltaba la etapa en las que se exaltara la altissima paupertas o alta pobreza que preconizaba San Francisco y llegó con la recuperación de su figura en el siglo XIX con la biografía que hizo de él Paul Sabastier, alumno de Ernest Renan y por tanto en la misma línea de la conocida Vida de Jesús de su maestro. Y así llegamos a los artistas actuales: José Clemente Orozco lo retrata besando a un indio (1926), Alberto Burri hace de su Sacco (1953) un homenaje al hábito del santo conservado en Santa Croce de Florencia, mientras que Antony Gormely convierte su Untitled (para Francisco), de 1985, en una fascinante escultura de plomo, fibra de vidrio y yeso, con los brazos abiertos mirando al cielo enseñando los estigmas, mientras que Giuseppe Penone lo hace el adalid del arte povera y, en fin, Andrea Büttner regresa con Vogelpredigt (Sermón de los pájaros) que sirvió de eje en la exposición de Berlín del 2010.

Ejemplos recientes todos ellos que prueban que el arte es capaz de captar los rincones de la memoria de este santo que aun tiene que mucho que decir a la sociedad del siglo XXI. No es casual que el Canto al hermano Sol, el poema que escribe San francisco en el que alaba a todas las criaturas de Dios, fuera empleada por el Papa Francisco en 2015 como título de su segunda encíclica.

ENTREVISTA A ANDRÉ VAUCHEZ, MEDIEVALISTA

“En palabras modernas, fue un promotor de la paz”

El profesor André Vauchez está considerado hoy la máxima autoridad mundial en el estudio de la espiritualidad medieval y de la vida y la obra de San Francisco de Asís. Tiene tras de sí una dilatada y exitosa carrera universitaria con publicaciones en numerosos países. Cultura/s se ha puesto en contacto con él: sus respuestas son precisa, directas, sabias.

¿Quién fue realmente Francisco de Asís?

Cuando se habla de Francisco, debemos alejarnos de esa imagen demasiado suave que se tiene de él. En verdad era un hombre duro, dulce con los animales, pero severo con sus hermanos y con él mismo. Nada fácil. Firme en sus convicciones. Y a veces algo severo.

¿Cómo encajaba en el ambiente de Italia a finales del siglo XII?

Es un ciudadano en una época donde las ciudades de Italia se emancipaban de los señores, incluido el emperador alemán. Hay una fuerte mentalidad urbana. Él sigue esa corriente y crea una comunidad al margen del control del obispo, que a su modo es un señor. Busca la libertad en medio de los conflictos entre las ciudades: Asís litigaba a menudo con la cercana Perugia. Por ese motivo pasó un año en prisión, y al salir de ella, tomó la decisión de buscar la paz entre las ciudades: en palabras modernas fue un promotor de la paz.

 

André Vauchez 

Editorial Herder

¿Por eso eligió el camino difícil en la vida?

Por eso y porque se convirtió a la vida religiosa en plena juventud, aunque nunca formó parte de una orden monástica, vivió el Evangelio a su manera, siguiendo los pasos de la vida de Cristo. Y lo hizo aceptando la pobreza y renunciando al poder. Fue humilde, vivió como los pobres y vivió con los pobres. Jamás los abandonó.

Un camino que parece un ritual de paso.

En su testamento, cuenta la anécdota de cuando encontró a unos leprosos y los abrazó, sorprendiendo a todo el mundo. A partir de ese momento deja a un lado su existencia galante de heredero de un rico mercader y asume una vida nueva dedicada a la Dama Pobreza.

¿Un gesto valiente?

Nunca practicó la religión al uso de su época, junto a sus amigos de la ciudad de Asís eligió un estilo de vida inspirado en el Evangelio sin proponer una doctrina. Aplicó las enseñanzas evangélicas con los hombres y también con las mujeres. Por igual.

Despertó gran entusiasmo.

¡Sí! Además de cantar no ama la naturaleza sino la creación. Rechazó la riqueza, y se abrazó a los pobres, a los excluidos.

Esa actitud convierte su figura en muy actual.

Sí, Francisco llegó a la misma conclusión a la que ha llegado en nuestros días el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz de que el mundo solo podrá sobrevivir si vive en la sobriedad, y en la austeridad, pues hay un riesgo evidente de que se agoten los recursos.

¿Cómo entenderle hoy? ¿Cómo conjugar sus mensajes en una sociedad consumista y mediática?

Fíjese que lo que está pasando en este momento en Francia sucede en las periferias, y son los marginales, los jóvenes, los pobres, quienes se sienten abandonados en un mundo de consumo, por eso atacan las vitrinas y saquean su interior. Francisco no está contra el dinero, pero lo que detesta es el hecho de guardar el dinero, no hay que atesorarlo, es simplemente una forma de valor, pero no puede convertirse un fin en sí, en un ídolo; el pecado es atesorar, y por tanto el guardar, el no hacer nada con él.

¿Y el legado?

En 1986 se decidió una reunión en la que estuviesen representadas todas las religiones. Y se hizo en Asís, si hubiera sido en Roma… imagine lo que hubieran dicho los protestantes, pero a Asís todos acudieron. Lo llamamos el “espíritu de Asís”. Se intentó establecer las ideas de las religiones, la paz en el mundo, no hay realizaciones espectaculares, pero se reunió a la gente de buena voluntad y se piensa en Francisco como el aglutinador de todos ellos. Es uno de pocos santos católicos que está reconocido por todas las religiones. Benedicto XVI comentó que esas reuniones eran poco teológicas, pero se siguieron celebrando allí. Aquí tiene una parte de su legado.

San Francisco de Asís. National Gallery. Londres.www.nationalgallery.org.uk. Hasta el 30 de julio

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