EL ESPIRITU MEDICINAL DEL ABUELO TABACO
La planta de Tabaco es una planta Maestra, una planta de Poder, una planta Medicinal.
Se dice que ella es la Madre de todas las Plantas, quien abre las puertas a los espíritus de las otras plantas.
La planta de Tabaco tiene el propósito de guiar el espíritu de los hombres, en ella se encuentra un espíritu poderoso capaz de recibir las energías cósmicas y materializarlas en la tierra. El tabaco se usa desde hace miles de años para comunicarse con el mundo superior, con los espíritus que gobiernan los cuatro elementos que lo conforman todo: el agua, el fuego, el aire y la tierra.
Se usa para pedir, para agradecer, para ofrendar. Se usa para Rezar. Es quien nos conecta con el Gran Espíritu, con el Gran Misterio, con Wakantanka.
Quien tiene a esta planta como aliado puede procesar las energías densas que nos imposibilitan ese contacto, esa conexión. Es un Conector y un Limpiador al mismo tiempo. Ayuda a que los espíritus sagrados de la naturaleza ingresen en nuestro cuerpo físico para así ser sanados, limpiados, purificados. Con Tabaco como aliado podemos reconectar con nosotros mismos, con nuestro ser esencial, con nuestra alma y con la Fuente de toda vida.
Cuando el hombre blanco conoció el tabaco y fue llevado a Europa, dándose cuenta del poder de materialización que tiene esta Sagrada planta, se vio tentado por su grandioso poder y ante su debilidad, un espíritu de Codicia lo invadió. Valiéndose de artes oscuras de magia intentó encerrar este espíritu para usarlo a su favor, para obtener bienes materiales y poder absoluto sobre la tierra, poder económico, poder material. Manipuló este poder y lo encerró en pequeños cigarrillos sellados con un poderoso rezo: Que cada vez que un hombre necesitado de guía, respuestas y reconección utilizara el tabaco, esa energía y poder personal pasarían directamente a los “dueños” de los cigarrillos. Así se desarrollo la industria tabacalera, despojando de su poder de conexión a millones de hombres y mujeres en busca de esta sagrada planta.
Pero encerrar a Espíritu dentro de cigarrillos es como intentar atrapar el espíritu del viento en una jaula…. El Espíritu siguió libre y sigue disponible, sigue guiando y reconectando al hombre con su Ser espiritual y con lo espiritual de todo lo que ocurre en nuestra madre Tierra.
Para lograr esta reconexión el primer paso es negarse a seguir alimentando el espíritu parasitario de este grupo de hombres que desarrollan la esclavitud de la humanidad a través de la industria del tabaco, de los medicamentos y de las armas.
El segundo paso para recuperar el poder personal, es conseguir tabaco orgánico, sin aditivos químicos ni manipulaciones genéticas. A este tabaco se le pueden agregar alguna flor de lavanda que crezca en nuestro jardín, o en alguna vereda camino al trabajo, y le pediremos al Espíritu de la Lavanda que transmute nuestra energía, que eleve nuestra vibración, que desprenda todas las sustancias toxicas que hemos ido adquiriendo a través de los cigarrillos industriales. Luego podemos agregarle otras plantitas, como manzanilla, para que el Espíritu de la Dulzura nos acompañe en este proceso; Cedro, para que su Espíritu ordene nuestro andar en la tierra, Salvia para que siempre tengamos lo justo y necesario, Palo Santo, para que su espíritu proteja nuestro camino de reconocimiento personal.
Una vez que las plantitas fueron agregadas, con la mano izquierda tomo un puñadito de Tabaco y lo acerco al corazón, y con él rezo, rezo por mi vida, por mis hermanos, por los espíritus de la naturaleza, por los animales y plantas que son nuestros hermanos, rezo por mi andar bonito, por una vida bella, por abrir el corazón, por reconectar con lo Divino.
Rezo pidiendo recuperar la Fuerza y la Confianza en el devenir de la vida. Rezo agradeciendo esta maravillosa oportunidad de estar en este AQUÍ Y AHORA, agradeciendo la Vida misma, el día a día. Y lo rezo en voz alta, rezo hablándole al Tabaquito, con ternura, con humildad... armo un tabaquito y fumo elevando mi rezo a las cuatro direcciones, agradeciéndole al espíritu del Tabaco que camine libre junto a los hombres, agradeciéndole su misión de enseñarnos la manera de traer a la Tierra las energías del Cielo, de sanar todas nuestras relaciones: con nuestro padres, nuestros hermanos, con la naturaleza, con lo Sagrado, rezo que los Espíritus de la naturaleza entren en mí y me transformen, que me limpien, que me hagan más fuerte, más poderoso para dar, para compartir, para sentir compasión, para desarrollar la Voluntad, para sentir Unidad, para saberme un hijo amado de esta Pachamama.
Agradezco que tenga un corazón lleno de amor para irradiar.
Aquellos que no fumen también pueden pedir esta alianza con el Espíritu del Tabaco, y beneficiarse de Su conocimiento y amistad. Tomando el puñadito de tabaco, luego de rezar, hacemos un pocito en la tierra con nuestras manos y colocamos allí el Tabaco, como una ofrenda, como un regalo, para que nuestra madre, la Madre Tierra, transmute todas nuestras limitaciones causadas por el miedo y nos libere, para volver a caminar el Camino Rojo del Corazon.
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