Los psicodélicos abren una nueva era en el tratamiento de las patologías mentales
Avances médicos
EE.UU. podría aprobar el uso de éxtasis para el estrés postraumático a finales de 2023
Los ensayos con psilocibina, MDMA y otros alucinógenos se intensifican en España
Nace la Sociedad Española de Medicina Psicodélica para velar por una buena práctica clínica
Los tratamientos con psicodélicos están iniciando el salto del mundo de la investigación al de la práctica clínica, abriendo con ello una nueva era en el tratamiento de las patologías mentales.
“Estamos asistiendo a un cambio de paradigma a la hora de tratar los trastornos mentales: de un paradigma más biologicista centrado en atacar el síntoma, a otro que lo que intenta es transformar el curso de la enfermedad; estamos yendo de un tratamiento farmacológico crónico, diario y de por vida, a un tratamiento puntual que, acompañado de psicoterapia, permite remitir los síntomas sin seguir medicándose”, explican los psiquiatras Óscar Soto y Óscar Álvarez, presidente y secretario de la recién constituida Sociedad Española de Medicina Psicodélica (SEMPSi), entidad que ha solicitado hace unas semanas su inscripción en el registro del Ministerio del Interior y que tiene como objetivo divulgar información científica veraz sobre estos nuevos fármacos y establecer guías clínicas y códigos de buenas prácticas para su uso terapéutico.
¿Qué son?
Sustancias alucinógenas capaces de revelar la mente
“El término psicodélico significa revelador de la mente; son sustancias que provocan estados alterados de la mente”, resume Soto, que trabaja en el programa de depresión resistente del servicio de Psiquiatría del hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
Santiago Madero, psiquiatra especializado en psicodélicos del hospital Clínic, apunta que los psicodélicos son un tipo concreto de sustancias alucinógenas que durante miles de años se han usado en rituales espirituales y que tienen potencial terapéutico “porque permiten acceder a memorias y recuerdos del subconsciente, no aparentes en un primer plano mental”.
¿Para qué están indicados?
De la depresión al estrés postraumático o las adicciones
“Las investigaciones realizadas en la última década ofrecen resultados muy positivos para tratar casos de estrés postraumático, la ansiedad y la depresión en enfermos terminales, la depresión resistente, el alcoholismo o el tabaquismo”, resume el doctor Álvarez, investigador y psiquiatra en el Parc Sanitari Sant Joan de Déu.
Soto apunta que la etiqueta psicodélicos se aplica para diferentes sustancias y con mecanismos de acción diferente. “La psilocibina, que se extrae de los hongos psilocibes y es una de las sustancias que más se ha investigado, se ha probado para la depresión resistente, pero también se ha estudiado con resultados prometedores en personas con trastornos obsesivos compulsivos, de la alimentación, para adicción al alcohol y al tabaco”, ejemplifica.
Y la ayahuasca, apunta Madero, se ha probado para prevenir el duelo prolongado, en personas con trastorno límite de la personalidad y también para depresión; mientras que el MDMA o éxtasis “muestra resultados robustos para tratar el estrés postraumático”, agrega Soto.
¿Cómo funcionan?
Distintas sustancias y mecanismos de acción diferentes
Los especialistas consultados explican que, aunque cada sustancia es diferente tanto en lo que se refiere a los efectos que produce como a la duración de los mismos, los psicodélicos clásicos (entre ellos la psilocibina o la ayahuasca) actúan sobre los receptores de serotonina 5HT2A, lo que incrementa la conectividad entre distintas área del cerebro y modula la inflamación.
“Junto a ese efecto más neurobiológico –y probablemente como consecuencia de él– se produce un estado de conciencia alterado y de disolución del ego que permite conectar mejor con las emociones, revisar recuerdos pasados, vivir experiencias místicas y de conexión con la naturaleza y con la totalidad”, apunta el investigador del VHIR.
Un antidepresivo modula, como cuando subimos o bajamos el volumen de la radio; el psicodélico es como si abriéramos la radio
Lo que dejan claro los especialistas es que funcionan de forma radicalmente distinta a los fármacos convencionales usados hasta ahora en psiquiatría.
El doctor Álvarez lo explica de una forma muy gráfica: “Un antidepresivo o un estabilizador del humor actúa reduciendo la intensidad de la emoción o de la angustia, como cuando subimos o bajamos el volumen de la radio; el psicodélico cambia la percepción del paciente, es como si abriéramos la radio para ver qué circuitos hay que cambiar para que la música suene mejor”.
¿Cuáles se aplican en terapia?
La esketamina ya está aprobada; el resto, en ensayos
En España, el consumo privado de sustancias de origen natural como la ayahuasca o los hongos alucinógenos de los que se extrae la psilocibina es legal, pero no así su uso como terapia. La única sustancia de este tipo que ya tiene autorización para usarse como fármaco es la esketamina, indicada para la depresión resistente y con la que se está tratando a personas que ya han probado al menos tres tratamientos antidepresivos convencionales sin éxito.
En Estados Unidos, donde los ensayos clínicos van más avanzados, algunos estados como Connecticut, Colorado u Oregon ya han autorizado también centros de terapias con sustancias naturales que permiten tratar con psilocibina.
Y se espera que la FDA, la agencia responsable de regular los medicamentos, pueda aprobar la comercialización y uso médico del MDMA o éxtasis para tratar el estrés postraumático a finales de 2023 o principios de 2024, dado que ya se dispone de los resultados del segundo estudio clínico en fase III de esta sustancia en Estados Unidos, que era el requisito que quedaba para tramitar su aprobación, apunta Madero, que es vicepresidente de la SEMPSi.
Permiten acceder a memorias y recuerdos no aparentes en un primer plano mental
En Europa la regulación de este uso terapéutico del éxtasis va más retrasada. En 2023 se iniciarán de forma simultánea ensayos en fase II y III, de modo que la aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento no llegará hasta finales de 2026 o 2027. En esas pruebas participarán pacientes del equipo de Sant Joan de Déu que encabeza el doctor Álvarez.
El siguiente psicodélico que podría dar el salto a las consultas de psiquiatría es la psilocibina. En Canadá ya se ha aprobado su uso compasivo para tratar el miedo a la muerte en personas con cáncer. En el hospital de Vall d’Hebron, el equipo de Soto iniciará en abril un ensayo en fase III (el último previo a la solicitud de aprobación) para verificar su efectividad en el tratamiento de la depresión.
Un poco antes, en febrero o marzo, los servicios de psiquiatría de Vall d’Hebron y el Clínic probarán la eficacia otro alucinógeno, el 5-MeO-DMT, para abordar la depresión resistente. “Se trata de un ensayo en fase II dirigido a determinar cuál es la dosis óptima”, detalla Madero.
Algunos resultadosEsketamina: 51% de remisión en casos depresión resistente
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Esketamina. El 69% de las personas con
depresión resistente responden al tratamiento con esketamina, y la tasa
de remisión es del 51%, según explica el doctor Óscar Soto Angona, que
utiliza este fármaco en el hospital Vall d’Hebron.
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Psilocibina. Dos dosis reducen el consumo excesivo de alcohol un 83% entre los bebedores compulsivos (la mitad dejó de beber por completo), según un estudio realizado en Estados Unidos.
*Éxtasis. El primer ensayo clínico en EE.UU. mostró que, al cabo de dos meses de tratamiento con MDMA y terapia de conversación, los síntomas de estrés postraumático habían remitido y el 67% de los participantes ya no reunía los requisitos para ese diagnóstico.
*Ayahuasca. Provoca un estado de conciencia modificado que potencia el proceso psicoterapéutico del trauma y de trastornos relacionados con el control de las emociones, según estudios de Elisabet Domínguez-Clavé, psiquiatra del hospital de Sant Pau.
¿Cómo se utilizan?
Son catalizadores para la psicoterapia
Los psiquiatras consultados explican que los psicodélicos, más que fármacos que curan, son “catalizadores de la psicoterapia”, una herramienta para que la persona consiga conectar mejor con sus emociones y cambie su perspectiva respecto a su propia vida y respecto al mundo.
Enfatizan que, a diferencia de los fármacos convencionales, los tratamientos con psicodélicos tienen muy en cuenta al paciente, hacen que se establezca un vínculo fuerte y de confianza con el psicoterapeuta, que es quien le acompaña y le ayuda a prepararse para lo que vivirá durante la sesión en que toma la sustancia y también quien después le ayuda a integrar lo vivido en forma de cambios en su vida.
De los alucinógenos a la realidad virtual
La red de Salud Mental del Parc Sanitari Sant Joan de Déu inaugurará en 2023 una unidad de tratamientos innovadores dirigida a explorar soluciones para aquellas personas con problemas de salud mental que no responden a los fármacos o terapias convencionales. En ella se ofrecerán desde terapias asistidas con psicodélicos a tratamientos con realidad virtual. “Será un centro en el que además de ofrecer tratamientos clínicos haremos investigación para explorar nuevas áreas, para probar confluencias entre los rituales con alucinógenos, las psicoterapias y las nuevas tecnologías, y dónde podremos juntar diferentes proyectos de áreas punteras del desarrollo científico con el objetivo de tratar casos resistentes”, explica el investigador principal y psiquiatra del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, Óscar Álvarez.
Aunque las sesiones de tratamiento varían en función de la sustancia, el doctor Álvarez explica que suele haber tres visitas de preparación para establecer ese vínculo, resolver dudas y miedos, explicar a la persona qué puede esperar durante ciertos momentos de la experiencia y estrategias para manejarse en ellos, y trabajar la intencionalidad de la sesión con psicodélicos.
Esa sesión, la de la administración del fármaco, se realiza en una habitación agradable y cómoda, dotada de sofá o cama, con la música como hilo conductor y la presencia de dos terapeutas (normalmente psiquiatras o psicólogos formados específicamente para trabajar con personas con estados modificados de conciencia) que están al tanto de cualquier inquietud o necesidad que pueda tener el paciente durante su experiencia con los alucinógenos.
“Por último, se realizan sesiones de integración, que varían según la sustancia, para llevar lo vivido a lo práctico, a interpretar y aplicar todo lo que ha ocurrido cuando se tomó la sustancia”, apunta el psiquiatra e investigador de Sant Joan de Déu.
¿Qué riesgos tienen?
Exceso de expectativas y uso fuera del ámbito clínico
Los especialistas consultados aseguran que, usados en un entorno clínico y con la adecuada planificación, el tratamiento con psicodélicos tiene un alto perfil de seguridad y el riesgo de efectos secundarios graves se minimiza. No obstante, coinciden en señalar dos grandes riesgos respecto a estos tratamientos: el exceso de expectativas y el uso de estas sustancias fuera del ámbito clínico.
“No actúan igual en todos los casos; la mejoría clínica depende del estado mental de la persona que toma el psicodélico, de su preparación, de sus expectativas, de su pasado y de con quién lo toma, en qué espacio físico o con qué música lo acompaña; por eso el acompañamiento psicoterapéutico es fundamental y su uso fuera de la clínica, en el ámbito lúdico, puede conllevar riesgos asociados”, comenta Soto.
La mejoría depende del estado mental de la persona, de su preparación y de con quién lo toma, en qué espacio o con qué música
Madero explica que los criterios de inclusión de los pacientes en estos tratamientos son muy estrictos y, actualmente, están contraindicados en personas con trastorno bipolar o esquizofrenia o con antecedentes familiares de esas enfermedades.
Por otra parte, los tres psiquiatras recuerdan que, aunque los resultados preeliminares son muy prometedores, el potencial terapéutico, las dosis y el modelo de abordaje psicoterapéutico con estas sustancias aún está en estudio, “así que hay que ser realistas y prudentes”.
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