Una vez que te das cuenta de que todo lo que ves a tu alrededor son tus propios pensamientos reflejados, entonces se despierta la voluntad de ver más allá de ellos.
El primer paso:
1: Piensa en alguien.
2: Mira eso que piensas. Verás que crees que estás pensando en esa persona, pero solo es un pensamiento tuyo y no esa persona.
3:
Date cuenta de que cuando estás frente a esa persona sucede lo mismo: no ves a la persona, ves lo que tu piensas de esa persona.
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