HOY NO LO HICE (Por Luis Arias)
“Hoy no lo hice...”
Un hombre llega a casa del trabajo y encuentra a sus tres hijos en el jardín aún con los pijamas puestos jugando en el barro, con cajas de comida vacías y los envoltorios de éstas esparcidos por todo el jardín.
La puerta del coche de su mujer estaba abierta, así como la puerta de entrada de la casa y no había señales del perro.
Cuando entró encontró aún mayor desorden. Una lámpara caída en el suelo y la alfombra estaba arrugada contra la pared.
En el salón la televisión estaba a todo volumen con un canal de dibujos animados y la salita de estar estaba cubierta de juguetes y ropa.
En la cocina la pila estaba llena de trastes, el desayuno derramado por la barra, la puerta del refrigerador abierta de par en par, la comida del perro tirada por el suelo, un vaso roto debajo de la mesa y un pequeño montón de arena detrás de la puerta.
Inmediatamente subió las escaleras haciendo a un lado todos los juguetes y más pilas de ropa, buscando a su mujer preocupado por si estaba enferma o le había ocurrido algo serio.
De camino a la habitación, vio como corría el agua por debajo de la puerta del cuarto de baño y cuando entró las toallas estaban empapadas, espuma y más juguetes por el suelo, kilómetros de papel higiénico amontonado y pasta de dientes untada por el espejo y las paredes.
Entró corriendo en el dormitorio y encontró a su mujer acurrucada en la cama, en pijama y leyendo un libro.
Ella le miró, le sonrió y le preguntó:
- ¿Qué tal estuvo tu día?
Él la miró furioso y le preguntó:
- ¿Qué ha pasado hoy aquí?
Ella volvió a sonreír y contestó:
- ¿Sabes cuando vuelves todos los días del trabajo y me preguntas... ¿por Dios, qué es lo que haces todo el día?
- Si - respondió él incrédulo.
Entonces ella contestó:
- Bueno pues hoy no lo hice...
Un hombre llega a casa del trabajo y encuentra a sus tres hijos en el jardín aún con los pijamas puestos jugando en el barro, con cajas de comida vacías y los envoltorios de éstas esparcidos por todo el jardín.
La puerta del coche de su mujer estaba abierta, así como la puerta de entrada de la casa y no había señales del perro.
Cuando entró encontró aún mayor desorden. Una lámpara caída en el suelo y la alfombra estaba arrugada contra la pared.
En el salón la televisión estaba a todo volumen con un canal de dibujos animados y la salita de estar estaba cubierta de juguetes y ropa.
En la cocina la pila estaba llena de trastes, el desayuno derramado por la barra, la puerta del refrigerador abierta de par en par, la comida del perro tirada por el suelo, un vaso roto debajo de la mesa y un pequeño montón de arena detrás de la puerta.
Inmediatamente subió las escaleras haciendo a un lado todos los juguetes y más pilas de ropa, buscando a su mujer preocupado por si estaba enferma o le había ocurrido algo serio.
De camino a la habitación, vio como corría el agua por debajo de la puerta del cuarto de baño y cuando entró las toallas estaban empapadas, espuma y más juguetes por el suelo, kilómetros de papel higiénico amontonado y pasta de dientes untada por el espejo y las paredes.
Entró corriendo en el dormitorio y encontró a su mujer acurrucada en la cama, en pijama y leyendo un libro.
Ella le miró, le sonrió y le preguntó:
- ¿Qué tal estuvo tu día?
Él la miró furioso y le preguntó:
- ¿Qué ha pasado hoy aquí?
Ella volvió a sonreír y contestó:
- ¿Sabes cuando vuelves todos los días del trabajo y me preguntas... ¿por Dios, qué es lo que haces todo el día?
- Si - respondió él incrédulo.
Entonces ella contestó:
- Bueno pues hoy no lo hice...
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