medida que el coronavirus se ha expandido por el planeta, destruyendo la salud y la riqueza de muchos países, también se han vuelto más aparentes la desigualdad, la injusticia social y los efectos a largo plazo del racismo sistémico.
Al mismo tiempo se han multiplicado las protestas contra esas injusticias. Desde el movimiento Black Lives Matter a la lucha por cerrar la brecha de género, ¿pueden los seres humanos dar un vuelco a su realidad y construir una sociedad mejor a partir de las ruinas de la pandemia?
El historiador holandés y fenómeno en las redes sociales Rutger Bregman cree que ésta es nuestra mejor oportunidad para hacerlo.
"Proyectos estúpidos de filantropía"
Los libros de Bregman, especialmente "Utopía para realistas", han sido traducidos a más de 30 idiomas y han sido leídos por millones de personas en el mundo.
El historiador se volvió famoso por usar la historia para desmantelar el mito del misántropo, la idea de que, ante la primera oportunidad, los seres humanos demuestran que son egoístas por naturaleza.
Bregman promueve colocar en cambio otra cualidad como valor central: la benevolencia o amabilidad.
El autor se volvió una sensación de la noche a la mañana cuando le dijo a un grupo de millonarios reunidos en el Foro Económico Mundial en Davos que "dejaran a un lado la hipocresía".
"Volaron en 1.500 jets privados a este encuentro para escuchar hablar a David Attenborough sobre cómo estamos destruyendo el planeta", señaló Bregman.
El historiador agregó que en lugar de debatir "proyectos estúpidos de filantropía" los magnates debían centrarse en cambio en "el problema real de la evasión de impuestos, y en cómo los ricos no están aportando lo que deben".
Cada crisis puede ser una oportunidad de cambio
"Los historiadores saben que las crisis pueden ser coyunturas decisivas para la sociedades", dijo Bregman a la BBC.
Hablando por Zoom desde su casa en Holanda, el historiador no sonó muy optimista en un principio.
"Es fácil imaginar cómo la crisis del coronavirus puede conducirnos a un callejón oscuro. La historia nos dice que aquellos en el poder tienden a abusar de estas crisis", afirmó.
"Basta mirar al siglo XX: el incendio de la sede del Reichstag, el Parlamento alemán, en 1933, y el ascenso de Hitler es un ejemplo. Y luego de los ataques en las Torres Gemelas hubo dos guerras ilegales y operaciones masivas de vigilancia de los ciudadanos por parte de los gobiernos".
Pero también hay razones para mantener la esperanza, ya que ideas que hace unos pocos años eran consideradas "demasiado radicales" se están volviendo populares.
Bregman se refiere a ideas como "mayores impuestos para los ricos", o un nuevo "acuerdo verde" (green deal) para combatir el cambio climático, o un ingreso universal básico para erradicar la pobreza.
"Hace cinco años, ninguna de esas ideas estaban sobre la mesa", afirmó. Pero ahora "son discutidas por gente que toma decisiones en todo el mundo".
Acabar con el racismo, la desigualdad y la pobreza
Bregman apunta a una especie de paradoja: a menudo, cuando las cosas parecen peores que nunca, es porque ya comenzaron a mejorar.
"Cuando ves la indignación ante la desigualdad, la pobreza, el racismo, es porque estás comenzando a ver progreso".
Bregman pone como ejemplo el movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos y otras partes del mundo.
"Podemos pensar que el racismo está empeorando, pero ahora estamos hablando sobre él más que nunca".
"El racismo está arraigado profundamente en nuestra historia", afirma el historiador.
Pero ver que la gente lo rechaza y denuncia globalmente "es un motivo de esperanza, ya que muestra que podemos y debemos cambiar esta realidad".
El autor aplica el mismo razonamiento a la evasión de impuestos.
"Todas las multinacionales, todos los billonarios que esconden su dinero en paraísos fiscales… Estos son temas que nadie discutía hace 15 años".
Pero ahora más y más personas critican esas acciones y las consideran inaceptables e inmorales.
"Hablamos sobre este tema cada vez más y nos causa indignación".
Quién importa en la sociedad
Para Bregman, uno de los momentos más interesantes de la pandemia ocurrió cuando los gobiernos elaboraron listas de "trabajadores esenciales".
"Cuando ves estas listas te preguntas, ¿dónde están los banqueros y los gerentes de los fondos de inversión?".
Todo el mundo se dio cuenta de que "los trabajadores que realmente eran importantes eran los recolectores de basura, las maestras y los maestros, las enfermeras y los enfermeros…".
"Los trabajadores que no reciben los salarios más altos, o que ejercen las profesiones menos prestigiosas, resultaron ser esenciales".
Bregman cree que éste puede ser un momento definitorio para los niños de toda una generación que aún deben elegir a qué dedicarse "cuando sean grandes".
"Podríamos repensar el valor del trabajo. En las década de los 80 y 90, para muchos jóvenes el éxito significaba trabajar en Wall Street o Silicon Valley."
Pero tal vez los adolescentes y niños de hoy en día piensen: "Quiero hacer un trabajo que realmente haga una diferencia, quiero contribuir algo de valor a la sociedad".
Pago justo y respeto
"Estamos hablando aquí de dos cosas: la redistribución del respeto y la redistribución del ingreso".
Y hay algo más: "La idea de un ingreso universal básico, dar a cada persona un ingreso que sea suficiente para cubrir sus necesidades básicas de comida, techo y vestimenta".
Bregman afirma que el ingreso universal básico sería una forma efectiva de combatir la desigualdad, la pobreza y la inestabilidad laboral.
Y ese ingreso también daría a los trabajadores esenciales mal remunerados "mucho más poder de negociación" a la hora de realizar una huelga.
"Sabemos por investigaciones recientes que en las economías modernas, cerca del 25% de los trabajadores piensa que su trabajo no agrega nada de valor".
A menudo estas personas "tienen salarios fabulosos y fueron a las mejores universidades" pero aún así no saben cuál es el valor de su aporte.
"Es un verdadero desperdicio que no podemos darnos el lujo de permitir. Espero que la crisis del coronavirus también promueva cambios en ese sentido".
Bregman quiere que la gente deje de pensar "estoy cansado de escribir informes que nadie va a leer", y afirme en cambio "podría hacer algo valioso con mis habilidades y talentos".
La generación que cambiará el mundo
"Lo que estamos viendo ahora es un vuelco generacional", señaló Bregman.
La gente joven de hoy en día "es la generación más progresista que jamás existió".
"Estos jóvenes son prodemocracia, quieren cambios, son conscientes de los peligros del cambio climático y están indignados ante la creciente desigualdad".
Bregman cree que si se permitiera votar solo a los menores de 40, habría gobernantes muy diferentes en el mundo.
"En Reino Unido, los Laboristas ganarían en todas partes. Y en Estados Unidos, Bernie Sanders sería el candidato con más probabilidades de ganar las elecciones presidenciales en noviembre".
"Seas de izquierda o de derecha, debes aceptar una realidad: esta nueva generación va a cambiar todo".
"Supervivencia de los desvergonzados"
Algo que impulsa a la generación joven, según Bregman, es el rechazo de la actual élite y su comportamiento, que les resulta intolerable.
"Las élites elaboran las reglas para el resto del mundo, pero esas reglas no se aplican cuando se trata de ellas mismas".
Bregman citó varios ejemplos.
"Mira lo que sucedió en Reino Unido con el asesor principal del gobierno Dominic Cummings. Claramente violó las reglas del confinamiento, pero no renunció".
"Esto es algo que podríamos llamar supervivencia de los desvergonzados".
El historiador afirma que una de las características más extraordinarias de los seres humanos es su capacidad de sentir vergüenza o remordimiento. "Es algo muy importante para que funcione la sociedad".
"Somos una de las pocas especies en todo el reino animal que puede sonrojarse. Es muy, muy importante que podamos hacerlo, porque esto nos permite confiar unos en otros y cooperar", afirmó Bregman.
"Pero cuando lo piensas, ¿cuándo fue la última vez que alguien como Boris Johnson en Reino Unido o Donald Trump en Estados Unidos se sonrojaron o avergonzaron por algo?".
"Creo que es muy preocupante que hayamos construido estos sistemas políticos que permiten la supervivencia del desvergonzado. Ya no somos muy eficientes a la hora de monitorear a los que están en el poder y hacer que respondan por sus acciones", agregó Bregman.
"Hay mucho trabajo por hacer en ese sentido".
Olvida el optimismo, se trata de la esperanza
Si Bregman fuera a dar un consejo a alguien de 15 años, ese consejo sería: "No tienes que ser optimista. El optimismo es una forma de complacencia".
El historiador quiere que la gente joven vea con desconfianza el mensaje de que "todo va a estar bien".
"Claramente eso no es cierto. Hay muchas cosas muy, muy preocupantes: el cambio climático, la extinción de especies…".
Y hay mucho trabajo por delante: "Debemos hacer algo que jamás se logró en tiempos de paz, debemos revolucionar y transformar completamente toda nuestra economía en apenas un par de décadas".
"Lo que sí puedes tener es esperanza, algo que es muy diferente del optimismo", afirmó Bregman.
"La esperanza incluye la posibilidad de cambio. Es lo que te impulsa a actuar y a ser parte de la solución".
"Y hay muchas razones para tener esperanza: pensemos en los últimos cinco años".
"Hemos visto el mayor movimiento de justicia climática en la historia, disparado por una adolescente sueca de 16 años. Hemos visto las enormes protestas contra el racismo en Estados Unidos, las mayores durante mi vida…".
"El espíritu de estos tiempos está cambiando y estamos entrando en una era diferente, tanto en la ciencia como en la sociedad", señaló el historiador.
"Nuestro superpoder secreto como especie es cooperar, y eso está ocurriendo ahora mismo".
"El cinismo está obsoleto. Es la era de la esperanza".
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