SIMBOLOS FRANCISCANOS
TAU, es la última letra del alfabeto griego, que corresponde a la T. El Papa Inocencio III, ante una Iglesia empobrecida, vio la necesidad de una reforma urgente, y convocó en el año 1215 el IV Concilio de Letrán. Francisco estuvo allí en el discurso de apertura. Habían transcurrido nueve (9) años, desde que escogió la vida evangélica y nunca había visto tan claro el camino de su vida como cuando escuchó las palabras del Pontífice. El Papa Inocencio III, evocó al Profeta Ezequiel, mensajero del perdón de DIOS para cuantos estuvieran signados con la letra TAU, e invitaba a todos los cristianos a aceptar la TAU como símbolo de la urgente renovación espiritual que estaba necesitando la Iglesia. Decía el Papa Inocencio III: "La Tau es la última letra del alfabeto griego, símbolo de la humildad en que se fundó el Evangelio y señal propia de los hijos de la Pobreza. La Tau tiene exactamente la misma forma de la cruz en que fue clavado Cristo ...". Estas palabras eran claro indicio del deseo de la Iglesia de regenerarse a sí misma y de absorber los movimientos reformistas de la época. SAN FRANCISCO se sintió aludido y desde entonces hizo su propio blasón de la TAU, proclamada por el Papa como emblema de la reforma. Es un hecho cierto que SAN FRANCISCO escogió el signo TAU como símbolo de su vocación y la de sus discípulos. TAU fué su rbrica; con ella marcó los lugares que habitaba y suscribió sus cartas. Quería que sus frailes la llevaran, y él mismo fue contemplado en visión por Fray Pacífico con la TAU en la frente. Para todo franciscano es parte de la herencia que nos dejó SAN FRANCISCO. Llevar la TAU quiere significar el empeño de grabarla en el corazón, viviendo una vida según el espíritu franciscano, pasando del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio. Es el hábito de los Franciscanos Seglares.
El Cordón
El cordón que llevan los franciscanos, usado antiguamente para atarse el sayal, lleva tres nudos que representan los fundamentos de la vida franciscana que instituyó SAN FRANCISCO al crear la Orden Franciscana, que son nombrados de abajo hacia arriba: OBEDIENCIA, CASTIDAD y POBREZA.
- El hábito del terciario es un signo de penitencia o conversión. La toma del hábito, es una ceremonia pública y viva, el candidato se despoja del "hombre viejo" para tomar un nuevo hábito "hombre nuevo" imagen de la vida nueva que va a comenzar. Este hábito franciscano comprende el cordón y el escapulario. Esta toma de hábito señala un compromiso con un nuevo estilo de vida y un desprendimiento de viejas costumbres con renovación de los votos del bautismo. El postulante debe estar guiado po el espíritu del Evangelio. El rito de la toma de hábito nos hace entrar en la familia franciscana y así nos arraiga más profundamente en la Iglesia. La toma del hábito es un momento en el cual Dios nos concede una gracia especial. En esta ceremonia, de la toma del hábito, aprobada por la Iglesia, es un signo exterior de lo que se realiza en el corazón, el postulante recibe el escapulario y el cordón signos de conversión y de la pertenencia al Señor. Recibir el hábito, es vestirse de Cristo, es comprometerse a tomar la vida de Cristo como norma de conducta, todos los días de nuestra vida. Actuar como lo hubiese hecho Cristo en nuestro lugar.
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