martes, 28 de septiembre de 2021

EL SECRETO TRIÁNGULO DE LA MUJER I

 

EL SECRETO TRIÁNGULO DE LA MUJER
 
Conversaciones indispensables con una Maestra de lo Femenino
Primera parte
Este diálogo con mi maestra la “Negra Teresa”, es una explicación novedosa, divertida y despiadada sobre los profundos misterios de la Psicología femenina, que, si bien pensaba incluir en un tercer libro, sobre mis andanzas con estos maestros de la existencia (que no sé si escriba), considero fundamental regalárselo a todas las mujeres y también para los hombres y así comprendan la sencilla complejidad de la mujer.
Si bien mi Maestra es algo deslenguada y divertida, (como todos mis otros maestros) es una mujer integral que logró incorporar lo masculino y femenino en su esencia.
Toda mujer debe leer este post, que lo dividiré, en a lo menos, tres secciones, para no aburrir y para evitar que se pierda, entre tanta información, la sal de las Palabras de Teresa.
Así que, ya lo saben niñas… A sujetarse la ropa interior, porque esto será intenso.
(Nota: Usaré, algo que no puedo eludir, una palabra que simbolizaré con “P´” y que corresponde a ese término de cuatro letras, ofensivo muchas veces, que señala a la mujer que cobra dinero por sus favores sexuales. Para que no me bloqueen este espacio por las normas de Facebook, ustedes comprenderán cuando emplee la “P” el sentido que tiene).
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Feña y los otros, departían cerca de la fogata que habían preparado, unos cuantos metros más allá. Se reían y conversaban como cualquier grupo de amigos sobre trivialidades y situaciones divertidas. Era increíble como podían cambiar de faceta con esa fluidez.
Por mi parte, estaba sentado en un tocón de madera, de un árbol cortado y Tere con su infaltable chal, en un tronco caído que oficiaba de improvisado sillón. Jugueteaba en el suelo con una rama, haciendo trazos sobre el fino suelo arcilloso de este lugar en la Panamericana Norte, a la salida de Santiago.
De pronto se detiene y me pregunta:
—¿Qué tal te va en tus romances, Nolberto? ¿Cómo te tratan las mujeres?
Largué una breve carcajada con un matiz de resignación amable.
—Pues como a todos los hombres, ni más ni menos.
Ella me miró con un guiño de complicidad y largó esta rotunda frase:
—No te extrañes, las mujeres somos todas… ¡Unas hijas de P´…!
Me sorprendí por esa ruda sentencia y no hallaba que actitud tomar, si reírme o manifestar asombro. Finalmente opté por algo intermedio.
—Pero, Tere... ¿Por qué dices eso de las mujeres? Si bien son complicadas a veces, no son unas hijas de P´.
—¡Ja, ja, ja! Mi niño, no se trata de ofender. Es un término técnico.
—¿Técnico?
—Sí. Todas las mujeres nacimos de mujer, y todas las mujeres son P´s, así que está bien expresado decir que somos unas soberanas hijas de P´—lanzó una risa agradable como un trino.
—¡Jajaja! —Reí a coro con ella—. ¿Pero por qué P´s? La mayoría de las mujeres conservan como un valor no entregarse a cualquiera y menos por dinero.
Se arrebujó en su chal con la mano izquierda, mientras que, con la derecha, blandía la rama como batuta de director de orquesta.
—Te explicaré el misterio de la mujer con un símbolo.
—¿Algo así como los eneagramas?
—¡Noo! Nada de fruslerías complicadas, ni horóscopos, cartas astrales ni regresiones, ni bobadas que más confunde que ayudan. La mujer es una estructura sencilla, pero a la vez por su interacción se vuelve compleja e inentendible, aún para ellas mismas.
—Me tienes totalmente confundido “negra” —le dije.
—Mira esto...
Tere dibujo con la rama un triangulo isósceles en el suelo, con el vértice superior hacia mí.
— Una mujer es un triángulo invertido… En los 2 vértices superiores, está la P´ y la Guerrera. Y en el vértice de abajo, la Niña. Esas son las tres facetas de toda mujer.: la Niña, la Guerrera y la P´. Por eso no es errado decir que todas somo P´s, pero no en el sentido vulgar del término. Usamos este término P´ y no cortesanas, rameras o busconas, porque es un término con fuerza. La agresión que siente una mujer cuando le dicen P´, no proviene del significado, sino de la fuerza que emana del sonido que le impacta de manera intensa….
Hizo una pausa y me miró fijamente.
—Una mujer debe aprender a usar la fuerza de esa palabra.
No comprendí bien eso últimos, pero sentí que abría una puerta hacia un misterio ignorado, hacia arcanos perdidos para las mujeres de este tiempo.
—¿Y cómo entiende tú el concepto P´, Tere?
— Las mujeres comunes sienten una ambivalencia hacia la P´ por lo que simboliza. Externamente las rechazan y critican, pero internamente sienten envidia y admiración.
Debo haber abierto los ojos con sorpresa…
—¿Admiración y envidia, Tere? Pero… ¿Por qué?
— Porque una P´ es una mujer que sabe administrar su sexualidad, una hembra profesional, y tiene la capacidad de usarla de tal manera que puede lograr prebendas y beneficios de los machos. Desde cierto ángulo, es libre. No tiene dramas con el sexo en su universo personal. La P´, como te dije antes, es despreciada por las mujeres, pero deseada con temor por los hombres, porque ellos ven la expresión de lo femenino como un reto arrollador. Los hombres inconscientemente saben que, en la lucha con una P´, necesariamente perderán.
Lo femenino aparentemente es pasivo, pero es invencible, como la misma madre tierra. La tierra es mujer. Puedes, como hombre, hacer muchas cosas sobre ella. Puedes moldearla, vencerla, aplastarla, construir sobre ella, pero sólo es transitorio. Al final, te derrotará, porque lo activo siempre se agota, siempre muere, como tu propio cuerpo que al final acogerá la tierra en su seno protector como toda mujer madre.
Estaba totalmente sorprendido por los conceptos de mi Maestra.
—Pero si al final vencen ¿Por qué las mujeres tienen drama con el sexo? No me parece así Tere. No, al menos, en general. Eso es más propio de los hombres por lo que sé.
—Querido niño, aunque no lo notes en la vida diaria, muchas mujeres tienen asuntos pendientes con su sexualidad, más de lo que tú crees. Y eso deriva de lo fundamental de Todo … La niña.
Me sonrió, y vi con sorpresa como su rostro adquiría un bello matiz infantil mediante una amplia sonrisa y un súbito brillo en sus ojos que me abrazaron como si fuesen rayos de tierno calor.
— La Niña en cada mujer es lo que determina todos los demás aspectos. La forma como se combina con la P´ y la Guerrera, sus desarmonías, sus contradicciones, hacen que la mujer aparente tener una complejidad que no es tal. Sólo que nadie les ha enseñado como armonizarse con sus tres centros. La P´ es el sexo; la Guerrera, es la mente y la voluntad, y la Niña...
Hizo una pausa acompañada de una sonrisa que denotaba cierta solemnidad.
— La Niña, pese a su inocencia intrínseca, es la fuerza de la matriz femenina, la que determina el futuro de toda mujer…
Cruzó sus brazos golpeteando con la rama en el suelo…
— Como ves no es una estructura compleja. Pero sus posibles combinatorias, las incidencias de cada aspecto en el conjunto, las desarmonías que presenten, te pueden dar un cuadro con un enorme abanico de posibilidades…
Y en este simple triangulo, tienes a todas las mujeres del mundo…
(CONTINUARÁ)

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