PÍDELE A LA VIDA UN CÓMPLICE.
Alguien que aparezca de la nada
y no se asuste de tus heridas.
se arremangue para sacarte de un mal día con su presencia o las horas contadas.
Con quien puedas sentarte a contar parte de tu vida sin desnudarte el cuerpo, mientras que llevas vestida el alma con desilusiones.
Pídele a la vida un cómplice.
Que no tenga vergüenza de verte a cara lavada, con las manos agrietadas o liviana de lujos .
Que puedas salir cualquier día de su mano y también de su vista, que te busque con esa preocupación que solo sienten los que tienen miedo de perderte por que eres parte de sus planes y su felicidad.
Un cómplice cuando no haya ganas de hacer el amor pero sentirlo en una caricia, un detalle, una palabra.
Que sepa distinguir esos instantes de soledad que se necesitan cuando los recuerdos y las fechas no le tienen piedad al calendario .
Pídele a la vida un cómplice.
Con quien no puedas tener secretos tus sentimientos.
Que llegue la noche y te bese la frente, te saque los miedos, te meta en su presente.
Alguien capaz de entender como eres por que no ha sido fácil cada mañana cuando despertaste y te preguntaste una y otra vez, hasta donde puede llegar el dolor y las ausencias.
Un cómplice para reír y llorar.
Saber que puedes apoyarte cuando tus piernas tiemblan y necesitas un abrazo más que cien palabras.
Con quien te despidas al cerrar los ojos y te sientas completamente segura /o de que al abrirlos, estará a tu lado, sabiendo que contigo nada será fácil, pero te acepta, te quiere y te elige día tras día.
No lo busques.
No lo sueñes.
No lo imagines.
Ni lo idealices.
Pídele a la vida un cómplice.
El universo siempre conspira a tu favor.
Y mientras llega, sé feliz, busca en ti, disfrútate a ti, vive en ti.
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