LAS PERSONAS INTUITIVAS
Las personas intuitivas no somos frágiles, somos sensibles.
Pueden parecer débiles, pero en realidad guardan la fuerza de las almas antiguas dentro de sí mismas.
Su apoyo no está en la fuerza física sino en un apoyo emocional, educado por las diferentes situaciones de la vida.
Son almas que han vivido numerosas existencias, que fueron a fondo en sus pasiones, que cayeron y se levantaron ante las enseñanzas universales.
Ellas lloran más que las otras, porque son sinceras con sus sentimientos.
Están lejos de ser descontroladas, sólo tienen el juicio que las emociones, cuando oprimen, necesitan un canal para salir.
Sienten y sienten demasiado.
Son como una antena extremadamente sensible que capta cualquier señal u ondulación en el medio ambiente.
Por eso se encantan con las cosas simples de la vida, aprecian los aromas, los colores, la poesía que escribe las direcciones de la existencia.
Una persona intuitiva es siempre alguien que ve más allá de las capas sólidas de la materia.
Esto hace que presienten lo que aún no ha ocurrido o sepan exactamente cuáles son los lugares donde deben o no deben ir o qué tipo de energía llevan las personas.
Son personas que aman, tienen una fuerte conexión con la naturaleza, con los animales, los libros y todas las enseñanzas que la espiritualidad trae al mundo.
A menudo miran las estrellas y sonríen al recordar su casa.
Ellas saben que están aquí, pero que son de lo alto.
Así que nunca subestimes la fuerza de una persona intuitiva.
Ella conoce las almas buenas y las que todavía están en el camino de encontrar su luz.
Ella puede caer, pero siempre se levantará.
Pues ella siempre aprenderá de cada error, con cada experiencia y lo hará su mayor fuerza.
Porque ya aprendió a desarrollar su luz y sabe que es capaz de eclipsar a aquellos que aún no la entienden e iluminar a aquellos que están en el despertar de la conciencia.
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