"Nadie te hace nada; todo te lo haces a ti mismo/a".
La ilusión de creer que los demás te hacen algo, te mantiene cada vez más lejos de tu Ser y de tu poder interior. Los otros sólo vienen a mostrarte lo que todavía no has sanado, por lo tanto, los necesitas.
Necesitas de ellos como un niño necesita de su madre. Sin ellos, no podrías hacer conciente lo inconsciente; no podrías evolucionar y ver las heridas que aún continúan en tu interior. Cuánto mas tiempo te quedes en la posición de víctima, más demorarás tu florecimiento. Responsabilidad total; eso se necesita en el camino espiritual para madurar y encontrar la paz.
El dolor que llevas en tu interior, convoca todas y cada una de las experiencias que atraviesas. Es gracias a ese dolor que llegan las personas conflictivas o espejos de ti mismo a tu vida...
"Ellos son en realidad ángeles": te están ayudando a que veas, sanes, te liberes y crezcas. Pero tú sigues preso de la terquedad; continúas mirando hacia afuera, buscando responsables por tu sufrimiento.
Si quieres construir sólo relaciones maravillosas; llenas de amor, armonía y respeto, ocúpate de tus reacciones. Tienes que pulirte y fortalecer tu estima tanto pero tanto, hasta que logres no reaccionar tal cual un títere emocional cada vez que te ofenden y devolver con amor y comprensión toda conducta ajena errónea.
Si te escapas de las personas espejos, las atraerás nuevamente. Porque como te he dicho; las necesitas. Entonces te estarás en realidad escapando de ti mismo/a. Estas personas se irán solas cuando hayan cumplido su misión, es decir, cuando finalmente hayas sanado tu corazón herido.
Tú, tú y solo tú: eres el dueño absoluto de tu vida y de tus decisiones... pero sino aprendes a mirar con conciencia al otro espejo y comprenderlo se repetirá tantas veces sea necesario tu calvario, tu lastre emocional incrementará hasta que aprendas la lección de observación sin juicios sin reacciones al otro ser que en realidad te está ayudando a crecer.
El otro te da la oportunidad, te da el regalo y te hace de espejo para verte y mirarte de nuevo hacia dentro y ver aquello que tienes que sanar. La próxima vez que te suceda algo que no te gusta o que te moleste, para un instante a revisar y reflexionar antes de culpabilizar. Piensa si lo que te muestra es de ti mismo y qué herida tienes que sanar.
Nuestros mejores maestros están muy cerca de nosotros, son nuestros hijos, parejas, hermanos, amigos, amantes, gente que de repente aparece en tu vida... Nos muestran muchas veces la luz y la oscuridad que no conseguimos ver y por eso son un gran regalo en nuestras vidas. Aprovechémoslo.
Respira y observa, crece y expande tu conciencia sin juicios al otro.
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