Los niños santos (hongos sagrados) me han enseñado que los muertos no están muertos; los muertos están “vivos” es decir, continúan existiendo como conciencias en un plano superior o dimensión distinta a la nuestra. En ciertos momentos y circunstancias, se abre un portal, se tiende un puente entre su dimensión y la nuestra, y es entonces cuando se pueden acercar y nos manifiestan su existencia.
~Conversaciones con Pablo (curandero Mazateco)~
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