Experiencia de lo Real
Apreciables lectores de nuestra revista, en esta ocasión reflexionaremos sobre la experiencia de lo real.
Vivimos en un mundo tridimensional, es decir, de tres dimensiones en donde podemos identificar largo alto y ancho; en este mundo tridimensional nos desenvolvemos con nuestro cuerpo de carne y hueso, vivimos plenamente identificados con lo mío y lo tuyo, con nuestros egoísmos, mis cosas, mi familia, mi pareja, mi casa, mis dineros, mis amigos, mi posición social, con todo tipo de prejuicios, miedos al qué dirán, identificados con la vida familiar, con la vida social, con el trabajo, con las fiestas, con los paseos, con los vicios de todo tipo, desde la gula hasta el alcohol o el mismo sexo, etc., aferrados a todo lo sensual, identificados con los problemas económicos, familiares, laborales, etc.
Ciertamente vivimos en forma mecanicista y rutinaria, sometidos a un mundo consumista en donde el dinero se ha convertido en nuestro principal objetivo, sin él, sentimos que la vida es imposible, nosotros, pobres animales intelectuales condenados a la pena de vivir, creemos que hacemos algo importante en la vida pero la realidad es muy diferente, en verdad nada hacemos aunque muy en el fondo creemos que hacemos, todo lo que pertenece a este mundo sensual lo tomamos como objetivo, como real, como verdadero; en tanto que las cosas relacionadas con el espíritu, con nuestro Ser, con nuestra alma las miramos con menosprecio, creemos que los aspectos espirituales son subjetivos, irreales, carentes de objetividad, mientras somos jóvenes poco nos importan los aspectos del Ser, pero cuando llegamos a ancianos, cuando sentimos que la muerte ya nos ronda, entonces nos da por acercarnos a lo espiritual, vivimos con una percepción totalmente distorsionada de la realidad, no nos damos cuenta que nuestro cuerpo tan solo es una vestidura temporal que tiene que morir; lo real, lo inmortal, lo verdadero dentro de nosotros es nuestro escaso 3% de esencia o de conciencia, es lo que llamamos el embrión del alma, es el material psíquico para fabricar dicha alma, el Maestro Jesús dijo: “En paciencia poseeréis vuestras almas” más nunca dijo que ya la tuviéramos.
Trabajar “hoy” en nuestra presente existencia por cristalizar el alma mediante la desintegración de los defectos psicológicos que cargamos en nuestra psiquis e integrar el alma con nuestro Ser, es lo real, es verdaderamente hacer algo importante en nuestra vida, es dejar de estar perdiendo el tiempo miserablemente.
Para despertar conciencia, para experimentar la verdad, lo real, es indispensable practicar la meditación.
Es necesario definir correctamente la palabra meditación, meditar es buscar información libre de toda actividad intelectual, si queremos el despertar de nuestra conciencia, si anhelamos la experiencia directa de lo real, es indispensable saber meditar, para experimentar lo real en los mundos internos, para acercarnos más a nuestro Padre que está en secreto.
Mediante la técnica correcta de la meditación es posible una honda comprensión de nuestros defectos psicológicos y en consecuencia su eliminación con la ayuda de nuestra Madre Divina, así, poco a poco va despertando nuestra conciencia, las partes de nuestro ser; al ir despertando se van integrando lentamente, entonces formamos dentro de sí mismos el centro permanente de conciencia.
Una vez libre nuestra conciencia de las cadenas mortificantes del ego, tendremos acceso a los misterios de la vida y de la muerte, al conocimiento de las leyes del karma, estudiaremos directamente las leyes del retorno y recurrencia, el origen de la vida en la Tierra etc.
El maestro Samael nos recomienda aparte de la técnica de la meditación en la muerte del yo, la quietud y el silencio de la mente a través de los koanes; un koan es una frase enigmática que la mente no nos puede responder, entonces, cansada de tanto razonar en la solución al problema se aquieta y podemos tener una vivencia espiritual extraordinaria, nuestro centro emocional superior entra en acción y podemos captar una enseñanza de las partes superiores de nuestro Ser; un ejemplo de Koan es: “Si le das los huesos a tu padre y la carne a tu madre en dónde quedas?”; otro ejemplo: “Las palmas de nuestras manos al chocar hacen un ruido, ¿qué ruido hace una sola palma de nuestra mano en el aire?”.
Réalité. Louis Janmot (1814-1892)
Otra manera de lograr el silencio absoluto de nuestra mente es por medio de los mantrams, debemos cantar un mantram ya sea verbal o mentalmente hasta que nuestra mente se canse, se silencia y una vez en silencio advendrá a nosotros una experiencia directa de lo real, de la verdad; incluso, podrá llegar a nosotros una información directa del comportamiento de nuestro ego si nuestro Ser lo quiere; entonces lo podremos comprender a fondo en alguna de sus facetas; podremos estudiar de manera consciente e intuitiva algún aspecto relacionado con el ego que embotella alguna parte de nuestra esencia o conciencia, una vez que hemos logrado el silencio y la quietud total de nuestra mente; de esta forma logramos ir aventajando poco a poco en el trabajo psicológico durante una meditación seria y correcta.
Descubrir los más íntimos mecanismos del yo psicológico durante la meditación es indispensable, pedir a nuestra Madre Divina la muerte del defecto que hemos comprendido con sincero arrepentimiento es necesario si queremos avanzar en el despertar de nuestra conciencia.
Como ejemplo, tenemos el mantram Pander, debemos vocalizarlo cientos de veces alargando cada vocal hasta lograr el silencio total de nuestra mente.
Otro mantram para la quietud de la misma: Gate, Gate, Paragate, Parasamgate, Bodhi Swaha, éste es un mantram de origen tibetano, el sentido esotérico de este mantram es “venid hacia mí, vosotros, los que estáis al otro lado del río”.
Los que están al otro lado del río son los maestros de la Logia Blanca, a ellos pedimos ayuda, este es un mantram del corazón; debemos pronunciarlo alargando cada vocal con nuestro pensamiento concentrado en los latidos del corazón; nuestra respiración debe ser lenta y profunda; cuando logremos la quietud y serenidad de nuestra mente mediante este prodigioso mantram, entonces, tendremos experiencias esotéricas maravillosas que se traducirán en enseñanzas por parte de nuestro Ser a través de nuestra conciencia, vendrán los chispazos de iluminación interna que nos llevarán poco a poco a la experiencia directa de lo real si es que lo merecemos y si así nuestro Ser interno lo quiere.
Necesitamos tener disciplina para desarrollar el conocimiento dentro de sí mismos, lo que llamamos auto gnosis; también debemos ser humildes, y si el conocimiento se hace luz en nosotros, debemos ser todavía más humildes; el Logos interno se retirará de nosotros si caemos en orgullo y soberbia.
Las personas con defectos psicológicos no tenemos cabida en las dimensiones superiores. Por eso debemos trabajar intensamente en la gran obra de nuestro Padre y aprender a ser humildes; el buen uso de la palabra es necesario para el avance interno, en este camino debemos aprender a estar en comunicación con nuestro íntimo, hablar cuando nuestro íntimo habla, callar cuando nuestro íntimo calla.
Cuando logremos tener la mente en silencio total, libre del doloroso batallar de las antítesis, entonces lograremos la experiencia directa de lo real, de la verdad hasta lograr un día el vacío iluminador total, entonces, cuando logremos esta experiencia, nada de este mundo nos importará, todo se nos hará vano, ilusorio e insípido, solo anhelaremos integrarnos con nuestro Real Ser interno.
Está claro que hay niveles y niveles de iluminación durante la meditación, grados y grados, por ejemplo el éxtasis, la región de los cabellos largos, el país de la luz dorada dicen los tibetanos, el shamadhy, pero el grado máximo de iluminación es la experiencia del vacío iluminador, es el desprendimiento total de la conciencia de la botella del yo por unos instantes, pero suficientes para regresar con fuerza espiritual para trabajar en la disolución del ego sin parar; si somos perseverantes, podremos ir experimentando poco a poco los diferentes grados de iluminación hasta lograr el triunfo total.
Hasta aquí mis palabras llenas de fe y esperanza para ustedes apreciados amigos esperando que con ánimo y fortaleza interna pongamos en práctica lo aquí expresado.
Apreciables lectores de nuestra revista, en esta ocasión reflexionaremos sobre la experiencia de lo real.
Vivimos en un mundo tridimensional, es decir, de tres dimensiones en donde podemos identificar largo alto y ancho; en este mundo tridimensional nos desenvolvemos con nuestro cuerpo de carne y hueso, vivimos plenamente identificados con lo mío y lo tuyo, con nuestros egoísmos, mis cosas, mi familia, mi pareja, mi casa, mis dineros, mis amigos, mi posición social, con todo tipo de prejuicios, miedos al qué dirán, identificados con la vida familiar, con la vida social, con el trabajo, con las fiestas, con los paseos, con los vicios de todo tipo, desde la gula hasta el alcohol o el mismo sexo, etc., aferrados a todo lo sensual, identificados con los problemas económicos, familiares, laborales, etc.
Ciertamente vivimos en forma mecanicista y rutinaria, sometidos a un mundo consumista en donde el dinero se ha convertido en nuestro principal objetivo, sin él, sentimos que la vida es imposible, nosotros, pobres animales intelectuales condenados a la pena de vivir, creemos que hacemos algo importante en la vida pero la realidad es muy diferente, en verdad nada hacemos aunque muy en el fondo creemos que hacemos, todo lo que pertenece a este mundo sensual lo tomamos como objetivo, como real, como verdadero; en tanto que las cosas relacionadas con el espíritu, con nuestro Ser, con nuestra alma las miramos con menosprecio, creemos que los aspectos espirituales son subjetivos, irreales, carentes de objetividad, mientras somos jóvenes poco nos importan los aspectos del Ser, pero cuando llegamos a ancianos, cuando sentimos que la muerte ya nos ronda, entonces nos da por acercarnos a lo espiritual, vivimos con una percepción totalmente distorsionada de la realidad, no nos damos cuenta que nuestro cuerpo tan solo es una vestidura temporal que tiene que morir; lo real, lo inmortal, lo verdadero dentro de nosotros es nuestro escaso 3% de esencia o de conciencia, es lo que llamamos el embrión del alma, es el material psíquico para fabricar dicha alma, el Maestro Jesús dijo: “En paciencia poseeréis vuestras almas” más nunca dijo que ya la tuviéramos.
Trabajar “hoy” en nuestra presente existencia por cristalizar el alma mediante la desintegración de los defectos psicológicos que cargamos en nuestra psiquis e integrar el alma con nuestro Ser, es lo real, es verdaderamente hacer algo importante en nuestra vida, es dejar de estar perdiendo el tiempo miserablemente.
Para despertar conciencia, para experimentar la verdad, lo real, es indispensable practicar la meditación.
Es necesario definir correctamente la palabra meditación, meditar es buscar información libre de toda actividad intelectual, si queremos el despertar de nuestra conciencia, si anhelamos la experiencia directa de lo real, es indispensable saber meditar, para experimentar lo real en los mundos internos, para acercarnos más a nuestro Padre que está en secreto.
Mediante la técnica correcta de la meditación es posible una honda comprensión de nuestros defectos psicológicos y en consecuencia su eliminación con la ayuda de nuestra Madre Divina, así, poco a poco va despertando nuestra conciencia, las partes de nuestro ser; al ir despertando se van integrando lentamente, entonces formamos dentro de sí mismos el centro permanente de conciencia.
Una vez libre nuestra conciencia de las cadenas mortificantes del ego, tendremos acceso a los misterios de la vida y de la muerte, al conocimiento de las leyes del karma, estudiaremos directamente las leyes del retorno y recurrencia, el origen de la vida en la Tierra etc.
El maestro Samael nos recomienda aparte de la técnica de la meditación en la muerte del yo, la quietud y el silencio de la mente a través de los koanes; un koan es una frase enigmática que la mente no nos puede responder, entonces, cansada de tanto razonar en la solución al problema se aquieta y podemos tener una vivencia espiritual extraordinaria, nuestro centro emocional superior entra en acción y podemos captar una enseñanza de las partes superiores de nuestro Ser; un ejemplo de Koan es: “Si le das los huesos a tu padre y la carne a tu madre en dónde quedas?”; otro ejemplo: “Las palmas de nuestras manos al chocar hacen un ruido, ¿qué ruido hace una sola palma de nuestra mano en el aire?”.
Réalité. Louis Janmot (1814-1892)
Otra manera de lograr el silencio absoluto de nuestra mente es por medio de los mantrams, debemos cantar un mantram ya sea verbal o mentalmente hasta que nuestra mente se canse, se silencia y una vez en silencio advendrá a nosotros una experiencia directa de lo real, de la verdad; incluso, podrá llegar a nosotros una información directa del comportamiento de nuestro ego si nuestro Ser lo quiere; entonces lo podremos comprender a fondo en alguna de sus facetas; podremos estudiar de manera consciente e intuitiva algún aspecto relacionado con el ego que embotella alguna parte de nuestra esencia o conciencia, una vez que hemos logrado el silencio y la quietud total de nuestra mente; de esta forma logramos ir aventajando poco a poco en el trabajo psicológico durante una meditación seria y correcta.
Descubrir los más íntimos mecanismos del yo psicológico durante la meditación es indispensable, pedir a nuestra Madre Divina la muerte del defecto que hemos comprendido con sincero arrepentimiento es necesario si queremos avanzar en el despertar de nuestra conciencia.
Como ejemplo, tenemos el mantram Pander, debemos vocalizarlo cientos de veces alargando cada vocal hasta lograr el silencio total de nuestra mente.
Otro mantram para la quietud de la misma: Gate, Gate, Paragate, Parasamgate, Bodhi Swaha, éste es un mantram de origen tibetano, el sentido esotérico de este mantram es “venid hacia mí, vosotros, los que estáis al otro lado del río”.
Los que están al otro lado del río son los maestros de la Logia Blanca, a ellos pedimos ayuda, este es un mantram del corazón; debemos pronunciarlo alargando cada vocal con nuestro pensamiento concentrado en los latidos del corazón; nuestra respiración debe ser lenta y profunda; cuando logremos la quietud y serenidad de nuestra mente mediante este prodigioso mantram, entonces, tendremos experiencias esotéricas maravillosas que se traducirán en enseñanzas por parte de nuestro Ser a través de nuestra conciencia, vendrán los chispazos de iluminación interna que nos llevarán poco a poco a la experiencia directa de lo real si es que lo merecemos y si así nuestro Ser interno lo quiere.
Necesitamos tener disciplina para desarrollar el conocimiento dentro de sí mismos, lo que llamamos auto gnosis; también debemos ser humildes, y si el conocimiento se hace luz en nosotros, debemos ser todavía más humildes; el Logos interno se retirará de nosotros si caemos en orgullo y soberbia.
Las personas con defectos psicológicos no tenemos cabida en las dimensiones superiores. Por eso debemos trabajar intensamente en la gran obra de nuestro Padre y aprender a ser humildes; el buen uso de la palabra es necesario para el avance interno, en este camino debemos aprender a estar en comunicación con nuestro íntimo, hablar cuando nuestro íntimo habla, callar cuando nuestro íntimo calla.
Cuando logremos tener la mente en silencio total, libre del doloroso batallar de las antítesis, entonces lograremos la experiencia directa de lo real, de la verdad hasta lograr un día el vacío iluminador total, entonces, cuando logremos esta experiencia, nada de este mundo nos importará, todo se nos hará vano, ilusorio e insípido, solo anhelaremos integrarnos con nuestro Real Ser interno.
Está claro que hay niveles y niveles de iluminación durante la meditación, grados y grados, por ejemplo el éxtasis, la región de los cabellos largos, el país de la luz dorada dicen los tibetanos, el shamadhy, pero el grado máximo de iluminación es la experiencia del vacío iluminador, es el desprendimiento total de la conciencia de la botella del yo por unos instantes, pero suficientes para regresar con fuerza espiritual para trabajar en la disolución del ego sin parar; si somos perseverantes, podremos ir experimentando poco a poco los diferentes grados de iluminación hasta lograr el triunfo total.
Hasta aquí mis palabras llenas de fe y esperanza para ustedes apreciados amigos esperando que con ánimo y fortaleza interna pongamos en práctica lo aquí expresado.
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