El narciso de las nieves que florece hacia el final del invierno, anuncia la próxima llegada de la primavera. Miradlo: con qué voluntad, con qué entereza se enfrenta a la nieve y a la tierra: «Vamos, apartaos, ¡quiero salir!» Y sin embargo es frágil, tiene unos pétalos tan tiernos, tan delicados, cualquier cosa puede herirle... Pero la tierra y la nieve le obedecen, le ceden el paso y sale, florece. ¿Cómo hace para obligar a la tierra a que se entreabra? Posee una fuerza irresistible en su pequeño tallo que empieza a asomar... y triunfa. ¡Porque el amor siempre triunfa!
¿Acaso no disponéis vosotros de más medios que un narciso de las nieves? Sí. Pero no tenéis suficiente fe ni voluntad para decir a los acontecimientos, a las dificultades, a las limitaciones: «Vamos, apartaos, dejadme paso, ¡quiero salir, quiero admirar y alabar al Creador!» Si perseveráis como el narciso de las nieves, siempre lograréis liberaros y obtendréis la victoria."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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