lunes, 11 de julio de 2022

Los siete trucos de un neurólogo para no perder la memoria a medida que envejecemos

 

Los siete trucos de un neurólogo para no perder la memoria a medida que envejecemos

A medida que envejecemos, nuestra memoria se deteriora. Se trata de una creencia profundamente enraizada en muchas personas, pero existen algunas voces, como la del neurocientífico Richard Restak (profesor de la escuela de Medicina y Salud del Hospital Universitario George Washington, en Estados Unidos) que defienden que este declive es evitable o, que al menos, se puede ralentizar.

Tal y como recoge el medio norteamericano The New York Times, el último (de más de 20) libro de Restak sobre la mente, The Complete Guide to Memory: The Science of Strengthening Your Mind, contiene herramientas como ejercicios mentales, hábitos de sueño o cambios dietéticos que pueden ayudar a mejorar la memoria.

De dónde vienen los problemas

Más específicamente, el experto argumenta que hay 10 "pecados" que llevan a la pérdida o la distorsión de los recuerdos. Siete de ellos están tomados de los trabajos del psicólogo y especialista en la memoria Daniel Lawrence Schacter (pecados de omisión, como estar 'ausente', y pecados de obra, como transformar los recuerdos), y tres son de su propia cosecha (distorsión tecnológica, distracción tecnológica, depresión).

Teniendo en cuenta estos 'pecados' Restak elabora una serie de 'trucos' pensados para desarrollar y mantener una memoria saludable. Estos son algunos de ellos:

1. Prestar más atención

Restak defiende que algunos aparentes problemas de memoria en realidad se deben a fallos en la atención. Por ejemplo, cuando te cuesta recordar el nombre de alguien que has conocido en una fiesta, es posible que sea porque estabas hablando con muchas personas al mismo tiempo y no prestaste la atención adecuada al escucharlo. Esto impide que el recuerdo se 'codifique' correctamente en la memoria.

Una manera de prestar más atención al aprender nueva información, como un nombre, es visualizar la palabra en la mente al escucharla.

2. Buscar desafíos para la memoria en el día a día

Hay muchos ejercicios de memoria fácilmente integrables en la vida diaria. Como ejemplo, Restak propone elaborar una lista de la compra y memorizarla; al ir a comprar, tratar de hacerlo de memoria, evitando consultar la lista. Otra opción sería tratar de memorizar recetas, o conducir sin usar el GPS.

3. Jugar a juegos

Muchos juegos son muy beneficiosos para la memoria, como el bridge o el ajedrez. También otros más simples: el doctor sugiere uno en el que un participante piensa en un objeto, persona o lugar, y los demás deben averiguarlo usando 20 preguntas de sí o no por turnos. De este modo, para ganar, estos últimos deberán recordar la respuesta de las preguntas hechas previamente.

4. Leer más novelas

Parece ser, afirma Restak, que uno de los indicadores tempranos del declive de la memoria es dejar de leer ficción: según esta teoría, las personas al empezar a sufrir problemas para recordar tendería a leer más no ficción.

Sin embargo, la ficción podría ser un gran entrenamiento para la memoria. La ficción requiere un compromiso activo con el texto: uno debe recordar lo que pasó en páginas previas para entender lo que sucede en la presente.

5. Ten cuidado con la tecnología

No es casualidad que entre los tres nuevos 'pecados' propuestos por Restak dos tengan que ver con la tecnología. Y es que, en sus palabras, algunos de los desarrollos más recientes pueden perjudicar nuestra memoria de dos maneras diferentes.

La primera es la que denomina 'distorsión tecnológica'. Guardar todo en el teléfono implica que no se conoce: cuando una cámara de un móvil hace todo el trabajo, dejamos de hacerlo nosotros (enfocar algo, concentrarnos en ello, visualizarlo).

La segunda, la 'distracción tecnológica', consiste en que a menudo los dispositivos electrónicos se llevan nuestra atención fuera de la tarea en la que estemos inmersos. No hay que olvidar que muchas de las nuevas herramientas se han diseñado con el propósito expreso de causar una adicción en la persona que las usa, lo que puede ser una importante distracción.

6. Trabajar con un profesional de la salud mental 

Por el contrario, el tercero de estos pecados tiene que ver con la salud mental. Y es que, entre los pacientes que acuden al neurólogo por problemas de memoria, una de las grandes causas parece ser la depresión.

El estado emocional afecta seriamente al tipo de recuerdos que una persona rememora. El hipocampo (el 'centro de la memoria', en palabras de Restak) está conectado con la amígdala, la parte del cerebro que regula las emociones y la conducta emocional. Por eso, cuando una persona está de mal humor, o deprimida, tiende a recordar las cosas tristes. El tratamiento de la depresión, ya sea químico o a través de psicoterapia, tiende a restaurar la memoria.

7. Determina si hay algún motivo para preocuparte

Hay que tener en cuenta también que no todos los lapsos en la memoria son necesariamente indicativos de que exista un problema. No recordar donde se dejó el coche en un aparcamiento muy concurrido es algo normal; en cambio, no recordar cómo se ha llegado a ese lugar sí que sería preocupante.

No existe una manera fácil de clasificar los signos en preocupantes o no preocupantes, ya que muchas veces depende del contexto. Por ejemplo, es normal olvidar el número de la habitación en la que uno se aloja en un hotel, pero no la dirección de la propia vivienda. Cuando nos preocupemos por estos signos, lo mejor es consultar con un profesional.

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