domingo, 9 de agosto de 2020

La medicina gato

LA MEDICINA DEL GATO
“Los perros son animales maravillosos y nos enseñan sobre lealtad y protección. Los amo; sin embargo, cada especie tiene su valor por las lecciones que encierran y por las energías que comparten”
“Los gatos son guardianes de un importante misterio; son maestros en el arte de amar, mas que cualquier otra especie, esos felinos nos enseñan más sobre las relaciones afectivas que lo que un terapeuta puede hacernos entender”
“Dale un gato a alguien que necesite aprender a amar. Si uno no desiste del otro en las semanas iniciales, valiosas lecciones serán suministradas por el gato a la persona”
“Si no aprende, no culpes al gato; en realidad, el discípulo aún no está listo”
“El Gato destruye el condicionamiento sociocultural de dominación que traemos arraigados en el inconsciente, que al ser inconsciente, no percibimos ni admitimos”
“El deseo de dominar es igual a las ganas de poseer. Queremos poseer todo aquello que nos gusta. Por miedo de perder, sentimos la salvaje necesidad de dominar. Así, muchas veces sin darnos cuenta, intentamos poseer al otro para no perder su amor. Un error de inicio a fin”
“Para comenzar, un gato no tiene dueño. No nos pertenecen, viven con nosotros en la casa. Nos amamos uno al otro dentro de la posibilidad y el deseo de cada uno. Esto nos enseña mucho sobre el respeto. El respeto al otro, por su capacidad de consciencia y de amor, sin exigir nada, principalmente sin proclamar el absurdo derecho de moldear al otro según nuestros intereses y deseos; comportamiento tan cotidiano y al mismo tiempo tan destructivo en las relaciones afectivas. Cuando una persona intenta dominar a un gato, hacer de él un objeto de estimación para sus carencias, el gato huye. El felino solo no se va si está encerrado, sin condiciones de escapar; entonces, él se vuelve un prisionero. A menudo, creamos situaciones de dependencia o establecemos reglas como si las relaciones afectivas apenas existieran en formato de prisiones. La necesidad inconsciente por cárceles revela la incapacidad de vivir en libertad. Cuando el otro no se puede ir, quien se va es el amor. Antes de cualquier otra cosa, el amor se alimenta de respeto. El amor necesita de libertad para existir”
“Otro aspecto interesante, si prestas atención, es que el felino se aproxima casi siempre cuando estas leyendo un libro o viendo una película o mientras descansas. Estas son cosas que amas hacer y él quiso compartir esos momentos contigo, pues estaba feliz porque tú te sentías feliz. Al final, somos felices cuando hacemos cosas que nos gustan y el gato quiso compartir contigo esos momentos de felicidad”
“En contrapartida, cuando recibiste una noticia triste, este rápidamente se aproximó y no se separó de ti hasta que no te vio mejor. Uno de los misterios de los gatos es el poder de transmutación. Ellos transforman energías densas en sutiles. En tus momentos de dolor, el felino te ofreció lo mejor que tenía, pues percibió que en aquel instante lo necesitabas y no evitó entregarse por entero hasta que volvieras a estar bien; se preocupó por ti cuando más lo necesitaste”
“Después, venía y partía. Fue a cuidar de sus cosas como cada uno tiene que hacer. Cuidar de sus dones y vivir los propios sueños, sin dependencias ni obligaciones serviles. El amor respira libertad e inspira dignidad para que pueda transpirar felicidad”
“Es importante notar que el gato no esta para suplir tus carencias afectivas o vacíos existenciales. Cada uno debe resolverlo solo. Situación diferente de compartir contigo un momento de dolor y ayudarte en la lucha por la superación. Ayudar y compartir no significa tener la obligación. Es necesario entender la diferencia. Pensar que el otro está a tu lado con la obligación de hacerte feliz es un fardo insostenible por la imposibilidad de ejecutar la tarea. Así como nadie es dueño de nadie, nadie puede sustentar infinitamente la felicidad de nadie. La felicidad es una de las plenitudes, tal como lo es el amor, la libertad, la dignidad y la paz, la felicidad es una conquista interna. Si no encuentras plenitud dentro de ti la perderás para siempre. No hay mejor profesor para aprender a suplir las propias carencias que los gatos. Ellos nos enseñan sobre independencia espiritual y equilibrio emocional, fundamentales en la búsqueda de la plenitud”
“No en vano, en el período áureo de la civilización egipcia, de gran desarrollo artístico y científico, el gato era considerado sagrado. Sagrado es todo aquello que nos hace bien o nos ayuda a ser mejores. Repara que desde tiempos inmemorables toda bruja tiene un gato. Justamente para elevar las vibraciones, ya sea de las personas o de los ambientes. Aleja la idea tosca de que brujos y hechiceros son personas ligadas a las tinieblas. Somos todos hechiceros a medida que alteramos la realidad de un ambiente con un gesto o una palabra, sea de intriga o de armonía. Definimos a cada momento si trabajamos en favor de las sombras o de la luz”
“Aunque sean animales domésticos, los gatos se rehúsan a la dominación. Nadie tiene un gato; tan solo vive y comparte la vida con uno. Así, el gato enseña mucho sobre el arte de amar. Si prestas atención también percibirás que los gatos, por ser guardianes del misterio del amor, ocultan en su comportamiento otro misterio ancestral: el arte de ser libre”.

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