CONSEJO PSICOMÁGICO PARA CAMBIAR EL NOMBRE A UN NIÑO
Alejandro Jodorowsky: “Si nos damos cuenta de que hemos cometido el error de bautizar a un hijo con un nombre cargado de problemas y deciciéramos cambiárselo, debemos tener cuidado de no provocar en él una disolución de la personalidad: su nombre se ha convertido en su territorio, quitárselo bruscamente es como dejarlo sin domicilio fijo. Para evitar esto, aconsejo:
Mostrar al hijo un pequeño cofre plateado (si es una niña) dorado (si es un niño) diciéndole: «Hijo mío, los pajaritos viven en un nido, los nombres pueden también, como ellos, tener un lugar donde albergarse. Este cofre es el nido de tu nombre» , Los padres deben abrir el cofre y sacar un trozo de papel tipo pergamino donde esté escrito el nombre de bautismo del niño. «Aquí puede reposar tu nombre, encerrado así nunca lo perderás. Podrás tenerlo en tu cuarto. Es el nombre que te convenía porque eras pequeño. Ahora que has crecido te vamos a regalar un bello nuevo nombre que te dará poderes que corresponden a lo que eres.» Deben ofrecer al niño Una pequeña barra de mazapán donde, con letras de azúcar, esté escrito el nuevo nombre. «En esta barra está escrito tu nuevo nombre, cómetela, así él entrará en tu cuerpo y será tuyo para siempre.» Al mismo tiempo, uniendo sus voces, el padre y la madre le leerán el nuevo nombre y esperarán a que el niño se coma el mazapán. Entonces, lo abrazarán y felicitarán: «De ahora en adelante te llamaremos así. Cuando te acuerdes de tu antiguo nombre, sólo tienes que abrir el cofre y conversar con él, diciéndole que lo quieres y que no lo olvidas, luego le recomiendas que siga durmiendo». “
“Manual de Psicomagia. Consejos para sanar tu vida”, Ed. Siruela.
Apuntes sobre la importancia de los nombres:
Cuando bautizamos a un hijo debemos saber que junto con el nombre le pasamos una identidad. Evitemos por tanto los nombres de los antepasados, de antiguos novios o novias, de personajes históricos o novelescos.
Los nombres que recibimos son como contratos inconscientes que limitan nuestra libertad y que condicionan nuestra vida. Un nombre repetido es como un contrato al que le hacemos una fotocopia, cuando en el árbol genealógico hay muchas fotocopias el nombre pierde fuerza y queda devaluado.
Según Cristóbal Jodorowsky, el nombre tiene un impacto muy potente sobre la mente. Puede ser un fuerte identificador simbólico de la personalidad, un talismán o una prisión que nos impide ser y crecer.
¿Atraen ciertos barrios a personas cuyo estado emocional corresponde al significado oculto de esos nombres?
Dice Alejandro Jodorowsky que en Santiago de Chile vivió en La plaza Diego de Almagro, un lugar que él sintió como oscuro y triste. Resulta posible pensar que ese lugar era el reflejo de su interior en aquel momento de su vida.
Diego de Almagro fue un conquistador frustrado. Por engañosos consejos de su cómplice Pizarro, partió de Cuzco hacia las tierras inexploradas del Sur creyendo encontrar templos con tesoros fabulosos. Después de muchas calamidades volvió como alma en pena a Cuzco, donde su traidor socio, no queriendo compartir las riquezas robadas a los incas, lo hizo ejecutar.
Podríamos dedicar unos minutos a observar el lugar donde vivimos: en la calle de un poeta, de una santa benefactora, de un descubridor o tal vez en la de un general asesino.
Nada es casual, el mundo es como un espejo que nos refleja, cada vez que realizamos una mutación interior también cambia nuestro exterior.
¿Hay una programación inscrita en nuestro nombre y apellidos?
Según explica Alejandro Jodorowsky, tanto el nombre como los apellidos encierran programas mentales que son como semillas, de ellos pueden surgir árboles frutales o plantas venenosas. En el árbol genealógico los nombres repetidos son vehículos de dramas. Es peligroso nacer después de un hermano muerto y recibir el nombre del desaparecido. Eso nos condena a ser el otro, nunca nosotros mismos. Cuando una hija lleva el nombre de una antigua novia de su padre, se ve condenada a ser “la novia de papá” durante toda su vida. Un tío o una tía que se suicidaron convierten su nombre, durante varias generaciones, en vehículo de depresiones. A veces es necesario, para detener esas repeticiones que crean destinos adversos, cambiarse el nombre. El nuevo nombre puede ofrecernos una nueva vida. En forma intuitiva así lo comprendieron la mayoría de los poetas chilenos, todos ellos llegados a la fama con seudónimos.
¿Hay ejemplos que nos permitan comprender la importancia del nombre?
-Barrick Gold (oro en inglés es gold) se convirtió en el mayor productor de oro del mundo.
-Brontis “voz de trueno” se dedica al mundo del teatro con una potente voz…
-Maria, Inmaculada, Consuelo se asocian a la pureza, la virginidad, nombres que exigen perfección absoluta, que nos limitan
-Brontis “voz de trueno” se dedica al mundo del teatro con una potente voz…
-Maria, Inmaculada, Consuelo se asocian a la pureza, la virginidad, nombres que exigen perfección absoluta, que nos limitan
-Miguel Ángel, Rafael, Gabriel, los nombres de ángeles dan problemas con la encarnación
-César, poderoso y asociado a la ambición
¿Cómo sé si el nombre que he recibido me perjudica?
Estudiar los nombres del árbol genealógico es igual que acceder al inconsciente. En los nombres encontramos secretos. Es importante ver cómo funciona el nombre que nos dieron.
-Lo primero es saber la persona que nos nombró. ¿Papá?, ¿mamá?, ¿abuelo?, ¿la hermana?, ¿el padrino?… El que nombra, toma poder sobre lo nombrado y no es lo mismo llamarme Micaela por mi abuela paterna, si el nombre se le ocurrió a mi padre para repetir el nudo incestuoso, o por mi madre, para ser aceptada en la familia de mi padre, dándole una hija-clon de su suegra.
-¿De pequeño/a me gustaba mi nombre o me hubiese gustado llamarme de otra manera? Los niños tienen una intuición especial y una fresca desinhibición que les permiten rechazar de pleno lo que les contamina.
-Investigar de donde viene nuestro nombre:
Si es de algún familiar, es bueno analizar su destino y los caminos que recorrió en su vida, porque probablemente venimos a repetirlos. Llamarse René después de un hermano muerto, es cargar con él toda la vida.
Si es de alguien significativo para quién nos nombró, nos caerá la carga de darle a éste lo que el otro no le dio.
Si es de algún personaje histórico, novelesco, as del fútbol o princesa de Mónaco, viviremos frustrados y fracasados si no seguimos el guión.
Si es por algo material, adquiriremos las propiedades de ese elemento. Por ejemplo, “si me llamo por la muñeca de mi hermana, me convertiré en su muñeca, ella jugará conmigo, me dominará”.
Si me llamo por algo inmaterial, tenderé a fines abstractos ideados por nuestros padres, desatendiendo lo real e incluso, por oposición a ellos, llegaré a materializar lo contrario a lo que llevo escrito en el nombre. Llamarse Libertad, Paz, Luz, no siempre es sinónimo de ser libre, vivir en paz y tener las cosas claras.
-Los diminutivos: “Me llamo Manuel como mi abuelo, pero me dicen Manolito”, han proyectado en ti la figura de tu abuelo, pero tienes prohibido crecer y superarlo.
-Los nombres compuestos: “Me llamo José Luís, por mi padre y mi abuelo”. Pobre de ti si la relación entre ellos era farragosa. “Me llamo “María José”, como dice Jodorowsky, “¡Catástrofe sexual!”.
-Los nombres feminizados o masculinizados: Mario, Josefa, Carmelo, Paula, corresponden a deseos frustrados de que naciéramos del sexo contrario.
¿Por qué no cambiarnos de nombre cuando este va cargado por un lastre que nos inmoviliza?
Nos aterra cambiarnos de nombre ya que tememos que dejaremos de ser reconocidos por nuestro clan. Tememos no ser reconocidos, ni identificados, no ser amados es el mayor temor que tenemos. Somos seres gregarios y pensamos que podemos morir si nuestro “clan” nos abandona, lo que es una herencia de nuestro cerebro arcaico.
Metafóricamente, el nombre que nos dan los padres es como un archivo del GPS que nos va indicando caminos digitalizados y guardados en la memoria familiar. Al nacer, nos instalan el archivo y vamos deambulando por el mundo por rutas más o menos pedregosas y abruptas, pero nos sentimos como en casa, porque ya fueron trazadas por el sistema operativo del árbol. Cambiarnos de nombre es arrojar el GPS por la ventanilla del coche y empezar a ver y a recorrer nuevos caminos, conquistar territorios que no habían sido archivados por nuestro árbol. Es hacernos cargo de nuestro propio destino.
¿Cómo entonces llamar a nuestros hijos cuando nacen?
Alejandro Jodorowsky afirma que cada uno tenemos un nombre (podemos hacer aparecer a nuestro guía interior y pedirle nuestro nombre en un ejercicio de meditación o de visualización) que viene con nosotros incluso antes de ser concebidos. Es posible que durante la gestación, este nombre les llegue al mismo tiempo a ambos padres de forma telepática, si tienen suficiente capacidad de percepción. Si no es así, es el niño el que debe nombrarse más adelante. En el caso de tener que decidir como llamar al bebé, el nombre no debe haber existido en la historia de su árbol genealógico, ni haber pertenecido a personas o ideales de los que lo nombran.
¿Cómo podemos cambiarnos el nombre?
Cristóbal Jodorowsky dice que: “cambiar nuestro nombre interno nos permite continuar creciendo… Imaginemos que quiero recuperar ese nombre que me dieron, pero que está lastrado por innumerables proyecciones familiares… Supongamos que se trate de mi nombre: CRISTOBAL
-Moldearé con arcilla las letras de mi nombre, una a una…
-Las coceré una vez secadas para convertirlas en algo cerámico…
-Pintaré cada una de esas letras de forma que su mitad izquierda sea plateada y su derecha dorada…
-Con ese nombre que he creado lo introduciré en el interior de una gran bola de arcilla (como una pelota) Sobre esa inmensa pelota de arcilla pegarás las fotografías de todos los ancestros de tu familia: padres, abuelos, bisabuelos…
-Dejaremos que seque lentamente. (Durante nueve meses)
-Transcurrido ese tiempo, con un martillo dorado rompemos el “huevo”(es decir la pelota de arcilla que contiene en su interior las letras de nuestro nombre)
-Lavamos con agua bendita las letras de nuestro nombre. Las perfumaremos bien…
-Enterramos todo el material del huevo que hemos roto a martillazos y plantamos una bella flor.
-Para finalizar ese nombre debemos dejarlo en nuestro altar particular. Ese que ya nos hemos creado en algún lugar de nuestra casa.
(Nos habrá costado, pero de esa forma recuperamos el nombre…)
Tomado de Plano Sin Fin
Publica: Carmen sol.
Arte: Leonid Afremov
Publica: Carmen sol.
Arte: Leonid Afremov
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