En la era de las redes sociales, la globalización y donde la privacidad vale menos que el Banco Popular, el tercer hombre más rico del mundo sigue siendo un gran desconocido. Su enorme fortuna no le ha servido para comprar grandes yates, celebrar grandes fiestas, ni llevar una vida de excesos. Más bien al contrario. La existencia de Amancio Ortega, de 81 años, discurre entre A Coruña y la central de Zara en Arteixo. Y se rige por un simple lema: trabajo, trabajo, trabajo. De su vida, sabemos más bien poco. Él mismo se ha encargado de mantener el misterio. Nunca ha concedido una entrevista y la primera imagen que vimos de él fue en 1999, cuando Inditex decidió difundir la foto de su fundador. Ortega tenía 63 años. ¿Cómo era Amancio de joven? Quién sabe.
Lo que mucha gente tampoco sabe es que el empresario gallego tiene, al menos, una poderosa razón para destinar sus donaciones millonarias a la lucha contra el cáncer. Y es que él mismo ha sufrido uno. Así lo contó la periodista Covadonga O’Shea, fundadora de la revista Telva y cuñada del fallecido de Emilio Botín, en el libro Así es Amancio Ortega, el hombre que creó Zara, editado por Actualidad Económica en 2008. En uno de los pocos capítulos dedicados a la vida del fundador de Inditex –la mayoría del libro está centrado en el imperio textil que ha creado–, O’Shea recuerda un encuentro con Ortega después de éste realizara el Camino de Santiago, una ruta a la que dedica seis semanas al año desde hace tiempo, y que inició por una razón.
“Hace unos años, por ejemplo, me operé de algo serio en Estados Unidos. Tuve miedo. En esos momentos de angustia le prometí a mi Amigo que, si salía bien la operación, haría el Camino desde Roncesvalles a Santiago. Me cuesta trabajo pedirle cosas a Dios. […] En cierta ocasión, cuando la compañía estaba en una situación complicada, en una etapa difícil, le pedí a Dios que esperara para llevarme. […] Sí, hace años le pedí a Dios que me diera un poco más de tiempo, porque la empresa lo necesitaba. […] Lo que espero ahora es salud y luz para que me ayude a hacer las cosas bien hasta el final”.
ALGO SERIO
La operación a la que hacía referencia este capítulo del libro se realizó en Estados Unidos y fue para extirpar un “pequeño tumor”, como cuenta O’Shea en su libro. Después de eso, “no hizo falta aplicar quimioterapia”. No se cuenta ni la época ni la edad que tenía el empresario cuando aquello ocurrió, pero sí se deja claro que Ortega “superó el mal trago” y está “totalmente recuperado”.
La millonaria donación –320 millones de euros– que la Fundación Amancio Ortega anunció el pasado mes de marzo a la Sanidad Pública para la lucha contra el cáncer, generó alguna que otra controversia. Mientras la mayoría de la sociedad recibió la donación con tanto asombro como agradecimiento, surgieron algunas voces disidentes: no queremos caridad, queremos justicia social; que nuestros impuestos cubran nuestras necesidades sanitarias, parecían gritar.
Los últimos "gritos" contra las donaciones del empresario se han escuchado este lunes. La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública de Aragón mostró su rechazo a la donación de 10 millones que la fundación acordó a la Comunidad Autónoma de Aragón. Una semana antes, los canarios también se mostraron críticos contra la cantidad que la fundación había destinado a su región: 17 millones de euros. No sabemos qué opina Amancio Ortega al respecto. Pero nuestra opinión sí la tenemos clara. Y la puedes leer aquí: "Las críticas a Amancio Ortega por su donación explican perfectamente la sociedad española".
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