El dolor en el pecho es una de las causas más frecuentes de visitas a los servicios de Urgencias en todo en el mundo. Afortundamente la gran mayoría de estas personas no han sufrido un infarto, y un 40% es dado de alta después de un análisis médico y un electrocardiograma (ECG), que debe hacerse en los primeros 10 minutos. «El objetivo es descartar con la mayor seguridad a estos pacientes para que pueden ser dados de alta lo más rápidamente posible», explica a ABC Alessandro Sionís, del Hospital Sant Pau de Barcelona. La seguridad, señala este cardiólogo, es fundamental para evitar 'altas erróneas', que pueden causar la muerte del paciente. Por ejemplo, en EE.UU. hay cada año cerca de 10 millones de consultas a Urgencias y 4 millones son dados de alta en los primeros momentos, en los que solo hay cerca de 50.00 diagnósticos erróneos que sí eran infartos.
Para el resto de los pacientes que han acudido a Urgencias se emplea la que sigue siendo a día de hoy la 'prueba reina' en el diagnóstico de un infarto. Se trata, señala Sionís de un análisis de sangre en el que se detecta la troponina cardíaca, una proteína muscular que se libera después de una lesión cardiaca y puede detectarse después de un ataque al corazón o una inflamación del músculo cardíaco. «No debería ser detectable en sangre si no ha habido muerte de células cardíacas», señala Sionís.
Sin embargo, la mejora en la tecnología diagnóstica ha hecho que nos encontremos en lo que este cardiólogo denomina la 'era de las troponina ultrasensibles'. Es decir, «se detecta en el 95% de los pacientes sanos», lo que obliga a que la prueba se tenga que llevar a cabo dos veces, a la llegada del paciente a urggencias y a las 2 o 3 horas. De esta forma, si hay un aumento de los niveles de troponina ya elevados, se diagnostica un infarto.
Dolor no torácico
Un porcentaje de estos pacientes que no han sufrido un infarto se les diagnostica 'dolor no torácico', que puede estar relacionado con reflujo gastroesofágico y con crisis de angustia, ansiedad, problemas musculoesqueléticos o procesos infecciosos. Pero todavía hay un número de pacientes con sospecha de algún tipo de cardiopatía a los que se prescriben más pruebas. «Es lo que se llama 'zona gris'», comenta este experto de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que conlleva prolongar el tiempo de estancia del paciente en el hospital.
Para reducir este 'zona gris' el grupo de Sionís utiliza la tecnología más avanzada con el objetivo de mejorar la prueba de la troponina. Similar tecnología ha empleado un equipo del King's College de Londres (Reino Unido), cuyo trabajo se publica en la revista «Clinical Chemistry», para diseñar un nuevo análisis de sangre más sensible en la detección del músculo cardíaco dañado causado por un ataque al corazón. El equipo investigó el número de células del músculo cardíaco que necesitaban morir antes de que pudieran ser detectadas en el torrente sanguíneo.
Los investigadores, a partir de muestras de tejido muscular del corazón humano donadas, observaron que para ser detectable en el torrente sanguíneo entre 3-9 miligramos / 0,001% del corazón humano entero tenía que haber sufrido muerte celular. Sin embargo, su nuevo análisis de sangre demostró que la proteína de unión a la miosina cardíaca C era aún más sensible, detectando 0,07 mg / 0,00002% del músculo cardíaco dañado.
«Nuestro test tiene el potencial de transformar el diagnóstico de los ataques al corazón en el siglo XXI», subraya Tom Kaier. Los investigadores trabajan en mejorar la experiencia de los pacientes mediante el desarrollo de nuevos y más sensibles análisis de sangre que podrían ayudar a los médicos evaluar la cantidad de daño cardíaco de la forma más rápida posible.
Para Sir Nilesh Samani, Director Médico de la Fundación Británica del Corazón, «esta nueva prueba podría transformar la forma de diagnosticar los ataques cardíacos, mejorando la sensibilidad y asegurando diagnósticos erróneos cuando los niveles de troponina en sangre son extremadamente bajos». Ahora bien, matizan, se necesitan más investigación para averiguar si esta prueba es efectiva y asequible.
En este sentido Sinonís advierte: «todos los marcadores que se han propuesto como alternativa a la troponina han fracasado hasta ahora. En este caso, se tendría que demostrar en un ensayo clínico que es más sensible y específica que la que ya tenemos».
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