No hay duda: una vida saludable contribuye a prevenir el cáncer. Y no es necesario inventar nada para lograrlo. Algo tan tradicional y nuestro como la dieta mediterránea, la ingesta de alimentos crudos y la desconfianza de las modas son algunas de las claves para mejorar la salud, vivir mejor y evitar la aparición de tumores. Y para que quedase claro, Paula Jiménez, oncóloga del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), lo explicó dos veces. Fue tal la afluencia de público a su charla en el marco de la II Semana de la Ciencia organizada por LA NUEVA ESPAÑA que gentilmente se ofreció a repetir la exposición para las numerosas personas que no pudieron entrar a las 20.00 horas a la sala del Club Prensa Asturiana por las limitaciones de aforo.
Jiménez realizó un detallado compendio de recomendaciones para combatir la aparición de tumores y vivir de forma más saludable en un tiempo en el que abundan los mensajes contradictorios sobre qué es beneficioso para nuestra salud. Fue presentada por Jaime Baladrón, cirujano maxilofacial y fundador de la conocida Academia MIR de Asturias, quien resaltó el amplio currículum de la ponente: "En todo en lo que se mete, lo lidera", dijo.
La oncóloga derribó mitos y afianzó algunas ideas para combatir el cáncer, una tarea que no ocurre de un día para otro sino que exige un cambio de hábitos, una verdadera decisión de abordar una vida saludable. En resumen: "El secreto para prevenir el cáncer es comer sano, beber agua, ser feliz, estar motivado y dormir bien", aseguró la oncóloga.
La ciencia constata que la alimentación tiene influencia en la aparición de cánceres y tumores, y numerosos estudios avalan que la dieta mediterránea es la que más armas aporta para combatir la que se ha convertido en la enfermedad del siglo. Incluso cuando ya ha sido diagnosticada: "Comer sano aporta un plus a lo que hagan los oncólogos", afirmó Paula Jiménez a un público ante el que demostró la desinformación que en ocasiones existe sobre este asunto.
Uno de cada tres. Quédense con esta proporción: una de cada tres personas tiene altas probabilidades de desarrollar un cáncer; uno de cada tres cánceres se relaciona con malos hábitos de alimentación; uno de cada tres cánceres está vinculado al consumo de tabaco.
Por eso, Paula Jiménez recomendó el cambio inmediato de vida: "El cáncer se produce por un daño mantenido con los años", dijo, pero los estudios constatan que aquellas personas que se someten a una dieta saludable y mediterránea son menos propensas a desarrollar tumores que aquellas que no lo hacen. Así de sencillo: "Dejémonos de hacer demagogia y comamos lo que comían nuestros ancestros; ninguna otra dieta es buena, la mediterránea, sí", afirmó la oncóloga, especialista en nutrición para combatir el cáncer y autora de dos libros en los que resalta la relevancia de la alimentación natural para prevenir enfermedades.
Comer tres piezas de fruta y dos de verduras al día, no beber alcohol (quizás una copa de vino al día para prevenir enfermedades cardiovasculares), someterse a revisiones periódicas, incorporar a la dieta alimentos ricos en vitaminas A, C y E y antioxidantes, así como añadir cinco cucharadas de aceite al día son algunas de las claves para una alimentación sana y que evite enfermedades. En el otro lado de la balanza, en el de los alimentos que resultan perjudiciales, se encuentran las bebidas carbonatadas y los refrescos. "A veces las usamos para premiar a nuestros hijos o nietos; mejor darles otra cosa", recalcó Jiménez. También favorecen el cáncer la bollería industrial, la carne roja y los embutidos. "Está constatado que comer carnes rojas más tres días a la semana favorece" la aparición de tumores, dijo Jiménez, aunque matizó que "la carne roja puede ser buena cuando se supera un cáncer, aunque después debería ser una excepción". ¿Alternativas? El pescado azul o las legumbres, resaltó.
Alimentarse de forma saludable consiste, básicamente, en tomar decisiones. Por ejemplo, limitar en todo lo posible la sal y el azúcar. No está demostrado que favorezcan el cáncer, reconoció Jiménez, "pero su exceso favorece reacciones químicas que dañan nuestro organismo", dijo.
La conferencia de la oncóloga, titulada "Cómo comer para vencer al cáncer", fue un valioso compendio de recomendaciones alimenticias para afrontar ese cambio de hábitos -de nada sirve comer sano una vez si no se convierte en algo constante- que permitirá alejar una temible enfermedad. "Los más recomendables, los alimentos que huelan fatal, con sabor fuerte y color vivo", dijo Paula Jiménez de forma gráfica. Por ejemplo, las coles "huelen que apestan, saben raro y son flatulentas", pero son verdaderas aliadas contra el cáncer. La oncóloga recomendó cocinar las verduras con agua y aliñarlas con un poco de aceite. Y para evitar las flatulencias de algunas verduras como las coles, un truco: cocinarlas con un poco de leche.
Ajo y cebolla son también muy recomendables y si es crudo, mejor. Los cítricos también deben estar en la lista: "Zumo de limón en el yogur, piña antes de comer, ya que es muy digestiva, y para los muy estreñidos, el kiwi en ayunas", dijo. Sumen los frutos secos y los cereales. Tengan en cuenta los frutos del bosque, excelentes antioxidantes, de los que las uvas son las estrellas. Y las setas, las grandes olvidadas. El pescado azul no debe faltar en esa dieta ideal y saludable, y mejor si se aliña con un cítrico en lugar de aceite.
Paula Jiménez derribó mitos como el de que la ingesta de lácteos resulta perjudicial: "Es demagogia creer que tomar lácteos no es bueno para los adultos", con la excepción de aquellas personas que padecen alguna intolerancia.
El recetario saludable de la oncóloga entusiasmó al público, que aplaudió emocionado al término de cada una de las dos conferencias, una seguida de la otra, que la propia investigadora impartió al comprobar que decenas de personas no iban a poder acceder a la sala.
La directora de LA NUEVA ESPAÑA, Ángeles Rivero, ofreció disculpas y expresó la "inmensa satisfacción" que supone el éxito de público de la II Semana de la Ciencia y "cierto sentimiento de amargura" por aquellos que no han podido asistir a algunas de las charlas "porque en nuestro ánimo estaba que la práctica totalidad de quienes quisieran acudir pudieran hacerlo".
La actividad de la II Semana de la Ciencia ha estado coordinada por el investigador y divulgador Amador Menéndez. Rivero agradeció que el ciclo se convierta en una de las más prestigiosas y destacadas actividades de divulgación científica de cuantas se desarrollan en Asturias.
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