Hoy hemos conocido que la fundación de Amancio Ortega ha donado 320 millones de euros para que hospitales públicos de toda España puedan comprar más de 290 equipos de última generación para el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Esta iniciativa se suma al programa de apoyo a la oncología española que inició la misma fundación en 2015 en Galicia (17 millones) y que en mayo del pasado año se amplió a Andalucía (40 millones).
Cada nueva donación de Amancio Ortega es combustible para la intelligentsia 2.0 que ve en el fundador de Inditex un chivo expiatorio, un epítome de todo lo que está mal, y convierte el escarnio hacia su persona en una catarsis. Criticar a Amancio Ortega (sobre todo) cuando dona nos hace sentirnos mejor. Nos convierte en una suerte de justicieros que con una perspicacia agudísima señalamos todos los problemas del mundo.
Estos son algunos de los males de los que Amancio Ortega es responsable
“¿ES QUE NADIE VA A PENSAR EN LOS NIÑOS?”
Según desglosa este artículo de El Español El 55% de la ropa que se fabrica para Inditex se fabrica en España, Portugal y Marruecos. También según el citado artículo para el grupo de Amancio Ortega fabrican alrededor 1.625 proveedores externos.
Según explican en el medio cuando una empresa incumple el Código de Conducta de Inditex es expulsada.
Ese código de conducta indica que Inditex no emplea a nadie que no tenga 16 años cumplidos y que todos los empleados de Inditex desarrollan su trabajo en lugares seguros y saludables, entre otros puntos. También señala que en caso de incumplimiento del Código la compañía cuenta con un procedimiento de notificación que permite a cualquier persona relacionada con ella denunciarlo de manera confidencial.
“¡NO QUEREMOS CARIDAD!”
Las donaciones de filántropos a causas nobles siempre se atacan desde el mismo flanco: no queremos caridad, queremos justicia social. No queremos que Amancio Ortega done millones de euros, queremos que nuestros impuestos sirvan para ello. Como si estuviera necesariamente reñido. Como si alguna vez se pudiera llegar a una cantidad que satisficiera por completo las necesidades en materia de sanidad y educación. Como si el culpable de las carencias de nuestra sanidad fuera él. Esto va del brazo del siguiente punto que se esgrime en redes sociales: que Amancio Ortega no paga impuestos.
“AMANCIO ORTEGA NO PAGA IMPUESTOS”
Después de que Los Verdes presentaran en el Parlamento Europeo un informe que culpaba a Inditex de haber eludido unos 585 millones de euros entre 2011 y 2014, Inditex respondió recordando que la tasa fiscal del grupo en el período 2011-2015 fue de una media de 22-24% y dando otra serie de datos que desmontaban el dosier presentado en el Parlamento Europeo. Entre 2011 y 2015 Inditex pagó en los países en los que se encuentra más de 4.400 millones de euros de los cuales, su contribución a las arcas públicas españolas fue de 2.200 millones, lo que constituye un 2% del total de recaudación por concepto en el país.
Podemos discutir si esa tasa es insuficiente, pero se ajusta a la ley de la que (aunque sea una obviedad, dados los comentarios que se ven merece la pena precisar) Ortega no es responsable.
Si la ingeniería fiscal de Inditex, dentro de la legalidad, es la más propicia posible para la empresa (algo con lo que no sería raro especular), merece la pena también mirar a la nuestra y acordarnos de esa vez que le pedimos a primo gestor que nos revise la declaración para ver si hay algo que pueda hacer para que nos salga a devolver.
“¡QUÉ LISTO! ¡LAS DONACIONES DESGRAVAN!”
También te desgravan a ti. Si has donado alguna vez a una ONG lo habrá visto reflejado en tu declaración de la renta.
“¡ESA DONACIÓN ES UNA MINUCIA!”
Teniendo en cuenta los datos de Forbes, podríamos estimar que esos 320 millones, una fortuna escandalosa para cualquier mortal, supone tan solo el 0,44 % de las arcas de Ortega. En un ejercicio matemático mucho más sencillo que calcular qué porcentaje de la fortuna del padre de Zara supone esta donación, merece la pena señalar que 0,44 siempre es más que 0.
Habría que preguntarle a quienes consideran insuficiente la cantidad a partir de cuánto estarían conformes. ¿De un 10%? ¿De un 20%? ¿De un 50%? Y luego habría que hacerse la misma pregunta a uno mismo. No vaya a ser que estemos exigiendo a los demás algo que nosotros no somos capaces de exigirnos a nosotros mismos, lo cual enlaza directamente con la siguiente afirmación.
“YA, PERO NO ES LO MISMO, AMANCIO ORTEGA ES MULTIMILLONARIO”
Y nosotros somos multimillonarios para la mitad sur del mundo.
Desde nuestra comodidad siempre sospechamos del rico y más si es español. Si ya las conocidas obras filantrópicas de Bill Gates y Mark Zuckerberg despiertan ciertas críticas, cuando se trata de un multimillonario español el que dona, el escarnio es digno de La vida de Brian. En España las fortunas de los españoles siempre son sospechosas. Y más si empezaron “desde abajo”. Algo parecido pasa con Penélope Cruz, como explicó Juan Sanguino en este artículo.
El éxito de personas que podríamos haber sido cualquiera de nosotros nos interpela, pone en solfa nuestros miedos, nuestras frustraciones, nuestras decisiones vitales. Por eso en lugar de cuestionarnos las circunstancias y los matices del mundo en que vivimos y los nuestros propios, preferimos atacar a Amancio Ortega, achacarle a él todos los males del mundo. Criticamos a Amancio Ortega por donar dinero a la sanidad. Merece la pena preguntarse en qué posición moral nos dejaría a nosotros que se tomara al pie de la letra esas críticas y no volviera a soltar un euro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario