Para la cultura popular, el yagé es una droga que utilizan los esotéricos y los iniciados. Esta versión de su uso fue propagada, muy en particular, por los escritores norteamericanos William Burroughs y Allen Ginsberg. No obstante, para los indígenas de la Amazonía el yagé es la hierba medicinal más importante, cuyo uso los llevó en días pasados a definir un código de ética. Publicamos la parte sustantiva de dicho código.
1. Creemos que la creación entera es obra de Dios y que fue Él quien nos regaló el camino del yagé, las plantas medicinales y nuestra cultura.
Ser médico tradicional indígena es un don que Dios nos concede. Pero también significa un enorme compromiso y una gran responsabilidad frente a nosotros mismos, a nuestras comunidades y al mundo entero.
Siguiendo las enseñanzas de nuestros taitas, nos comprometemos a trabajar como médicos tradicionales indígenas, con la ayuda de Dios, para el servicio de los demás.
Siempre nos debe animar un profundo amor por el prójimo, un deseo de servicio al enfermo y al que sufre y estamos convencidos de que la salud proviene, en todos los casos, del amor de Dios.
2. Así como los médicos occidentales hacen el juramento “de Hipócrates”, nosotros también hacemos nuestro propio juramento en el que prometemos respetar y defender la vida. Nunca debemos usar nuestra sabiduría para atentar contra la vida o la salud de un ser viviente en la Tierra.
De igual manera, estamos prohibidos de hacer o sugerir abortos, de ayudar a matar al enfermo o al que sufre o de buscar la salud de un ser humano, a costa de la de otros.
Por lo tanto, reafirmamos nuestro compromiso de trabajar siempre por el bien y para el bien. Nuestra medicina debe estar al servicio de los demás y nunca nuestra sabiduría puede ser utilizada para hacer el mal a nadie.
3. Para ser reconocidos como médicos indígenas debemos formar parte de nuestras comunidades y organizaciones y debemos tener una convivencia permanente con nuestros hermanos indígenas.
4. El aprendizaje de nuestra medicina lo hacemos a partir del yagé y otras plantas de conocimiento, siempre orientados por los taitas.
El yagé y la naturaleza son nuestro libro más importante para aprender la medicina.
Nos comprometemos a seguir el aprendizaje de nuestra sabiduría y del yagé, respetando la planta sagrada y no permitiendo que se haga un uso distinto del que tiene como regalo de Dios. Como médicos indígenas prometemos hacer un uso sagrado y sabio de nuestra planta y nos prohibimos su uso para venderla o hacer negocio con investigadores, médicos, antropólogos, botánicos y comerciantes.
No conviene que un aprendiz quiera estar bajo la orden de distintos taitas, así sean familiares o amigos entre sí. Siempre debemos tener un taita mayor que nos ordena y aconseja. Debemos tratar de estar aliados con él y sólo podemos aprender con otros, cuando el taita nos autorice y en las condiciones que nos exija.
También enseñan los mayores que mientras ellos vivan, nosotros seguiremos siendo aprendices. No podemos considerarnos médicos indígenas hasta que el taita mismo lo permita y la comunidad empiece a reconocernos por los resultados de nuestro trabajo.
Es obligación nuestra guardar respeto y obediencia a nuestros taitas maestros mientras vivan y prometer que siempre estaremos en disposición de ayudarlos y cuidarlos.
5. La investidura de médico tradicional indígena nos exige unas reglas de conducta muy estrictas, conforme a las enseñanzas de nuestros mayores. Debemos dar testimonio de una vida correcta, encaminada en el bien, y servir de ejemplo ante los demás.
Los taitas y aprendices debemos ser siempre respetuosos de las personas, usar un lenguaje amable y correcto en todo tiempo y lugar. No podemos dar escándalo con nuestra conducta, por ejemplo en borracheras, peleas, juegos de azar y apuestas, maltrato a nuestra pareja o a nuestros hijos, etc.
Así mismo, nuestra presencia debe siempre estar acompañada de una adecuada presentación personal. Aunque respetamos la libertad de vestir como cada uno prefiera, sí hacemos el propósito para que los taitas y aprendices seamos los primeros en tratar de recuperar nuestra forma tradicional de vestir, sobre todo en las ceremonias curativas.
6. A partir de ahora, los taitas nos comprometemos a fortalecer la unión entre nosotros y a trabajar en forma mancomunada para el beneficio nuestro, de nuestras comunidades y nuestra tradición médica.
Renunciamos a cualquier pensamiento o acción encaminada a dividirnos, a ofendernos, a criticarnos o a desprestigiarnos unos a otros.
7. Nos comprometemos a establecer un Tribunal de Ética, conformado por los taitas del Consejo, del Comité de Apoyo, un taita representante de cada grupo indígena y un representante de cada organización indígena local o regional que nos representa, para el control y evaluación de nuestras actividades como médicos tradicionales.
Para aquellas acciones cometidas por un taita, un aprendiz, un hermano indígena o personas no indígenas, en relación con nuestra medicina y el uso de nuestras plantas, y que puedan ser consideradas como faltas a nuestro Código de Ética Médica, buscaremos el acercamiento para establecer nuestro reclamo, procurando aconsejar y corregir; en caso de no ser atendidos, pasará a manos del Tribunal de Ética.
8. Los médicos indígenas nos comprometemos a trabajar en nuestras comunidades, con nuestro saber y nuestras prácticas, para erradicar el vicio del alcohol y desde la Unión de Médicos Indígenas que hemos conformado empezaremos una campaña de salud tradicional para conseguir este propósito.
Los taitas y médicos yageceros nos comprometemos a erradicar el consumo de licor durante nuestra práctica médica. Hacemos el firme compromiso de no emplearlo y de volver a consumir las plantas y bebidas que usaban nuestros antepasados, como acompañantes del yagé.
9. Prometemos ofrecer nuestros servicios como médicos tradicionales indígenas, primero que todo a los miembros de nuestra comunidad y a nuestros hermanos indígenas y también a la gente no indígena, cuando lo necesiten y soliciten.
Nos comprometemos a no hacer publicidad ni propaganda de los servicios como médicos indígenas. Nos sometemos a que sean las mismas personas que obtienen beneficio de nuestros servicios, las que se encarguen de recomendarnos a otros.
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