La pineal es una glándula ubicada al centro del cerebro, cuyo tamaño no supera al de una
lenteja. Vecina de la glándula pituitaria, juntas emprenden una especial aventura cuando se conectan
sus circuitos en los "centros de energía" que son, generando en el plano físico, entre otras
consecuencias, la producción hormonal.
Para comprender mejor su importancia, es conveniente fijar la atención en el ser-energía que es
el ser humano y desde allí considerar su funcionamiento, cuyo resultado es todo lo que la ciencia
médica reconoce en su acción biofísica. De acuerdo al equipo eléctrico que somos, poseemos infinitos
centros de energía, que en la terminología oriental se conocen como "chakras"; en realidad, somos un
universo de microchips, comandados por chips principales, de los cuales el más importante es el chip
central, conocido como centro cardíaco, y que en su condición física es el corazón. Este no sólo recoge
toda la información creativa y de vida a través del cordón electrónico que lo vincula a la Fuente, sino
que permite reconocer y experimentar la perfección de la verdadera Vida. La glándula pineal
corresponde a uno de los centros principales, que tiene como misión, entre otras cosas, abrir el camino
de regreso a la recuperación de las potencias originales del ser y conectar con los campos de creación
superior, donde se encuentra el cien por ciento de las capacidades reales del universo.
Es así como en la Antigüedad, dentro del marco de las corrientes espirituales, se consideraba a
la pineal como un centro de poder superior, simbolizado en un dibujo que representaba un triángulo
luminoso con un ojo al centro. Para la religión católica, hoy, significa el poder de Dios; para la
masonería, la visión del Cíclope; dentro de la tradición egipcia se le conoce como el ojo de Horus, y en
el mundo asiático, comprendida la India, como el tercer ojo. También encontramos este símbolo en las
culturas ancestrales precolombinas y polinésicas, representando siempre un concepto sagrado. En la
terminología iniciática se le conoce como "la puerta del Paraíso".
En el origen de los tiempos de las grandes civilizaciones, la ciencia y la espiritualidad
marchaban de la mano; tal es así que la representación simbólica que servía a los devotos para meditar
frente a su imagen no era sino un circuito electrónico, permitiendo al ser-energía, mediante la
contemplación, encender un programa interno de envergadura, que llevaría al hombre a su
"iluminación", o sea, a conquistar otros circuitos superiores que lo ayudarían en sus procesos de
cambios moleculares. Para ello era necesario elevar su propia frecuencia mediante la oración o la
meditación, y sintonizar así con la Fuente Genérica que le permitiría tal proceso de ajuste; sin este
acordaje inicial, este equipo eléctrico bioquímico no se activa a los niveles necesarios para su
transformación.En el caso que nos interesa, el símbolo del triángulo luminoso con su ojo al centro representaba
la conexión lumínica del circuito pineal-pituitaria, que si se ve biológicamente, tanto por su ubicación
como por sus formas (ver figura adjunta), crean una verdadera red de interacción al dar el ser la orden
creativa de ese enlace, partiendo del sentimiento que determina el resultado, que es abrir el portal de
acceso consciente a los umbrales superiores, a los que no puede accederse sino desde la experiencia.
Lo que el hombre conoce como "milagro" no es otra cosa que el logro del control de los campos
moleculares mediante procesos electrónicos producidos por la co-conducción Fuente/ser, luego de que
el sentimiento creativo unido a la acción se pone a disposición del gran generador electrónico, que en el
aspecto espiritual es conocido como Dios. Ejemplos de ello son los eventos sobrenaturales de algunos
santos, de grandes yoguis del Oriente o de quienes, en un arranque de fervor provocado por un elevado
sentimiento de amor, alcanzan el punto crítico de conexión que permite una cierta manifestación,
siendo este último ejemplo, en la mayoría de los casos, un resultado aislado y espontáneo.
En cuanto al aspecto biológico de la pineal, en su condición de glándula, segrega una hormona
conocida como melatonina. Hasta la década de los 60, la ciencia médica la consideraba inútil debido a
su temprana atrofia. Sólo en el bebé recién nacido y hasta los siete años, aproximadamente, la acción de
la melatonina es intensa, pero disminuye a medida que pasa el tiempo, hasta que en el adulto mayor se
manifiesta como un fino hilo en el torrente sanguíneo.
A partir de esa época, investigadores interesados en adecuar a los astronautas para largos viajes
a otros planetas por medio de la hibernación, al profundizar los estudios de esta glándula, dieron con un
descubrimiento asombroso: junto con confirmar que la melatonina es responsable del mantenimiento de
la juventud, pensaron por primera vez que, de lograr su permanencia activa, podría convertirse en una
fuente inagotable de milagros, tanto para la salud y la armonía como para el desarrollo del individuo.
Lo que se sabe en la actualidad sobre su influencia natural en la vida del hombre es que la
producción de melatonina disminuye con la edad por efecto de la oxidación celular. Y en casos de
enfermedades como el cáncer, el alzheimer y el sida, la glándula pineal se atrofia rápidamente.
También se ha confirmado la incidencia de la baja secreción de esta hormona en las enfermedades
cardíacas. Según algunos investigadores, su estructura química es muy similar a la de las sustancias
alucinógenas.La ciencia se acerca a pasos agigantados a grandes descubrimientos que acortarán
definitivamente la brecha que la separa de las claves del espíritu, pero, por el momento se contenta con
producir píldoras de melatonina, las que, según se ha comprobado, estarían dando buenos resultados en
la detención parcial del deterioro físico provocado por enfermedades, así como en la regulación del
sueño en aquellos pacientes que sufren de insomnio.
Sin embargo, también se sabe que estas píldoras similares a los componentes de la melatonina,
por ser elementos sintéticos, sólo sirven parcialmente, y hoy en día incluso se ha supeditado su venta a
receta médica, debido a posibles efectos secundarios en algunos casos. La confección de este fármaco
se convirtió en un sucedáneo de los intentos de reactivación externa de la pineal, mediante trasplantes
efectuados en laboratorio, cuyos resultados extraordinarios no pueden llevarse a cabo por problemas
éticos como es el de efectuar trasplantes de ser vivo a ser vivo. En el caso de las experiencias se trabajó
con ratones de laboratorio. Como se va a ver más adelante, sólo activando internamente esta glándula
se obtienen resultados exitosos.
ACTIVACIÓN DE LA GLÁNDULA PINEAL
Hay diversos modos de activar esta glándula, tanto externos como internos. Dentro de los
primeros se encuentran las experiencias de laboratorio mediante cirugía de trasplante y la
administración de drogas diversas que ayudan al proceso de estabilización hormonal como son las
drogas antidepresivas, así como las drogas alucinógenas adictivas.
Al activarse externamente o suplir esta hormona, los efectos son parciales y sólo sirven como
apoyo a terapias antidepresivas o de stress. Descartando el trasplante quirúrgico, quedan las píldoras de
melatonina y las drogas. Las primeras ya han sido descritas. En cuanto al efecto de las drogas, éstas
tienen dos vías de influencia. La de complemento de programas de curación de estados depresivos o
alterados, (que siempre están controladas por un médico, por lo tanto su efecto es benéfico, aunque
momentáneo), y la más peligrosa que es la de las drogas adictivas (desde la marihuana a la cocaína,
heroína, etc.), cuyos resultados a corto plazo son desastrosos como se ha podido comprobar
médicamente.
Para tener una idea más clara respecto a las consecuencias del consumo de drogas, basta
imaginarse un medio limón estrujándose paulatinamente mientras se desliza por la cinta de vida de una
persona. Este limón es la pineal produciendo la melatonina necesaria a través de la existencia de un
individuo; en la medida en que avanza va soltando su jugo, el que al principio es más abundante y
luego va mermando paulatinamente hasta llegar al final de la cinta con sus últimas gotas. Cuando se
está consumiendo drogas, este limón es impelido a estrujarse intensamente a alturas de la cinta en que
se consume el estupefaciente, provocando artificialmente un incremento en su acción, lo que genera
con ello una aceleración que consume antes de tiempo su producción que de otra forma completaría su
ciclo en forma natural hasta el final de la vida física. De ahí el deterioro celular anticipado de las
neuronas cerebrales del individuo, que expresa los efectos de la vejez en la falta de memoria, de
creatividad y de facultades propias de una mente en desarrollo, aunque sea poco menos que un
adolescente.
La activación interna es la forma natural de encender la pineal en forma benéfica y sin riesgos.
Es en la esencia de los movimientos espirituales de la humanidad que las claves para lograrla han sido
entregadas a la humanidad, a través de rituales, técnicas y meditaciones. También se activa en forma
espontánea en cualquier ser cuando se encuentra ante experiencias llamadas paranormales como son la
clarividencia, premonición, o inspiraciones súbitas que han dado luego origen a fórmulas o inventos
benéficos para la humanidad al servir de trampolines al avance científico o humanístico. Pero, en estos
casos, no puede ser controlable ni permanente.
Las fórmulas de activación que se han intentado, desprendidas de la totalidad ciencia-espíritu,
son innumerables y en todas las áreas, pero sus resultados han sido parciales, momentáneos y con sus
riesgos propios; en el caso de las técnicas espirituales, éstas contienen la posibilidad de éxito, pero las
barreras mentales de los hombres han hecho difícil su logro permanente.
Hay una clave que permanece oculta al ser humano, y mientras éste no se haya transformado en
el "Grial" alquímico que se abre para nutrirse con el "Agua de Vida" desde la Fuente, la Glándula
Pineal continuará guardando su llave secreta de acceso al Paraíso. Mientras el rayo dividido no se
vuelva UNO vinculado a su origen, la incesante búsqueda continuará.
Ello, unido a la orden creativa, nuestro don manifestador de realidades, lleva a la Victoria. Al
comienzo de la recuperación de la herencia divina, legada por el Padre al Hijo re-unido.
En otros campos de experimentación, un investigador español ha descubierto que, a través de un
examen de sangre conocido como "Test Factor PK", se pueden conocer las facultades "Psi" activadas
en el hombre: mediumnidad, telepatía, videncia, etc. Según este investigador, la clave radica en
descubrir si la glándula pineal está o no activa. Si así ocurriera, se trataría de una potenciación. En caso
contrario, se trataría de una alteración síquica y no de una percepción. Dicho test permite justamente
saber si esta "apertura" de la pineal funciona.
Mientras tanto, aquellos médicos* que estudian los casos de "muerte clínica" ya pueden afirmar
que la pineal juega un papel fundamental en las experiencias de aquellos seres que traspasaron el
umbral y pudieron regresar para relatar su vivencia. En algunos casos estos pacientes no sólo cambian
su forma de enfrentar la vida, sino que sus enfermedades (algunas tan graves como el cáncer), remiten
definitivamente. Ello proviene siempre después de haber enfrentado un campo lumínico, propio de la
acción del centro de energía de la pineal.
Según las experiencias recogidas en este Método Cyclopea de activación interna de la glándula
pineal, el primer acceso vivencial es la visión o percepción de la luz, igual que sucede con los que
traspasan los velos de la otra vida y que traen respuestas de cambio trascendentales, las que no pueden
ser medidas, denominándose "cambios cuánticos".
En cierta forma, se trata delo que el espíritu llama "iluminación" y que nosotros llamamos
"encendido del programa original".
Sólo al elevar el voltaje a la frecuencia necesaria de sintonización con el patrón original, el
centro pineal se activa definitivamente al saltar el sello de memoria que lo guardaba al abrigo del error
creativo producido por el bajo voltaje del equipo humano en esta realidad. Forma parte del programa
original del perfecto orden que señala "cuando más se te dé más se te exigirá". Es la autoexigencia de la
maestría del sentimiento hacia su máxima expresión, más allá de este universo tridimensional,
conocido como Amor.