EBEN ALEXANDER, EL DOCTOR QUE REGRESO DE LA MUERTE
He tenido la experiencia de haber estado “muerta y haber visto y oído todo lo que se decía a mi alrededor y vi mi propio cuerpo tirado en la calle – fue un accidente – Es absolutamente real, no somos sólo un trozo de carne, huesos y extremidades, organizado de cierta manera para ser visibles ante los demás. Los componentes de un ser humano son CUERPO, MENTE Y ESPÍRITU.
El cuerpo se puede VER , tocar, picar, cortar en pedazos, electrocutar, estudiar con lupa o como sea por los “expertos en cuerpos”, llamados los profesionales médicos. En cuanto a la MENTE, no se puede ver como una cosa, por eso, los llamados expertos en el tema solo pueden OPINAR, HACER SUPOSICIONES y CONJETURAS acerca del cómo y el porqué de las conductas humanas. Es más o menos un sistema de “adivinación o videncias”. La mente humana se forma de los infinitos cuadros de las experiencias felices o desdichadas que al hombre le ha tocado experimentar en su vida. Es una carga emocional que cuando le causa sufrimiento – las experiencias malas – se puede hacer algo al respecto para ayudar a la persona SIN NECESIDAD DE mantenerlo como un autómata con drogas legales o ilegales.
La otra parte, el espíritu; ese es el verdadero yo. Diríamos la esencia, el alma o como te guste. Esto no es algo de creer o no creer. Es algo que todos, incluso el más desquiciado criminal lo tiene y sabe que lo tiene. Y si no fuera así, ¿cómo es posible experimentar las ilusiones, el amor, la fé, los sueños y las esperanzas?. Todos, tú y yo somos en esencia un espíritu, y como tal, tenemos la fuerza y la potencia infinita para hacer lo que uno quiera hacer. A menos que tú creas que no puedes. ENTONCES NO PUEDES. “Algo es cierto no porque otro lo dice sino que porque uno mismo lo puede experimentar”. Así que no es extraña la historia del neurocirujano, aunque puede estar adornada la historia por su propia fantasía. Reitero, todos tenemos la habilidad para exteriorizarnos del cuerpo y tener esas experiencias a voluntad o de casualidad motivado por ejemplo un accidente. etc. Con sencillez, simplicidad, cada uno pensando por sí mismos, uno puede darse cuenta que somo un ser maravilloso, fuerte y potente. Autodeterminados. Solo las malas acciones contra otros, disminuyen esa fuerza y habilidades y entonces, hay sufrimiento por la propia responsabilidad.
El cuerpo se puede VER , tocar, picar, cortar en pedazos, electrocutar, estudiar con lupa o como sea por los “expertos en cuerpos”, llamados los profesionales médicos. En cuanto a la MENTE, no se puede ver como una cosa, por eso, los llamados expertos en el tema solo pueden OPINAR, HACER SUPOSICIONES y CONJETURAS acerca del cómo y el porqué de las conductas humanas. Es más o menos un sistema de “adivinación o videncias”. La mente humana se forma de los infinitos cuadros de las experiencias felices o desdichadas que al hombre le ha tocado experimentar en su vida. Es una carga emocional que cuando le causa sufrimiento – las experiencias malas – se puede hacer algo al respecto para ayudar a la persona SIN NECESIDAD DE mantenerlo como un autómata con drogas legales o ilegales.
La otra parte, el espíritu; ese es el verdadero yo. Diríamos la esencia, el alma o como te guste. Esto no es algo de creer o no creer. Es algo que todos, incluso el más desquiciado criminal lo tiene y sabe que lo tiene. Y si no fuera así, ¿cómo es posible experimentar las ilusiones, el amor, la fé, los sueños y las esperanzas?. Todos, tú y yo somos en esencia un espíritu, y como tal, tenemos la fuerza y la potencia infinita para hacer lo que uno quiera hacer. A menos que tú creas que no puedes. ENTONCES NO PUEDES. “Algo es cierto no porque otro lo dice sino que porque uno mismo lo puede experimentar”. Así que no es extraña la historia del neurocirujano, aunque puede estar adornada la historia por su propia fantasía. Reitero, todos tenemos la habilidad para exteriorizarnos del cuerpo y tener esas experiencias a voluntad o de casualidad motivado por ejemplo un accidente. etc. Con sencillez, simplicidad, cada uno pensando por sí mismos, uno puede darse cuenta que somo un ser maravilloso, fuerte y potente. Autodeterminados. Solo las malas acciones contra otros, disminuyen esa fuerza y habilidades y entonces, hay sufrimiento por la propia responsabilidad.
Eben Alexander
El Dr. Eben Alexander, profesor de neurociencia en la Universidad de Harvard, se enfermó de una rara forma de meningitis bacteriana en el 2008. Pocas horas después del desarrollo de un fuerte dolor de cabeza entró en coma. Aunque sus posibilidades de supervivencia eran bajas, se despertó del coma siete días más tarde y comenzó a describir una experiencia única. “Yo estaba en un lugar con nubes. Grandes, hinchadas, de color rosa-blanco sobre el profundo cielo azul”, escribió en un artículo para la revista Newsweek.
Estamos ante la historia de un profesional de la salud describiendo lo que sería el “Paraíso”. La historia de Alexander ha llamado la atención hasta el punto de ser portada en la última edición de Newsweek, que titulaba “El cielo es real: La experiencia de un doctor en la otra vida”.
“La experiencia cercana a la muerte del Dr. Eben Alexander experiencia es la más asombrosa que he escuchado en más de cuatro décadas de estudio de este fenómeno”, dice Raymond Moody, autor de “La vida más allá de la vida”. “Las circunstancias de la enfermedad de Eben y sus credenciales impecables hacen que sea muy difícil formular una explicación terrenal para su caso”.
En cuanto a pruebas no hay más que el testimonio de un profesional de la salud y cada uno decidirá confiar o no en su palabra. Lo cierto es que su historia está circulando con bastante popularidad y no es la primera vez que se describe este fenómeno de esa forma, aunque en la mayoría de los casos se trató de gente que estuvo clínicamente muerta durante algunos segundos.
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