Algunas veces nos duele tomar decisiones que representan generar un espacio vacío en nuestro ser, un espacio que había sido ocupado por alguien especial, pero cuando nosotros no tenemos ya cabida en esa persona, lo más sensato es considerar marcar distancia, no solo física, sino emocional, demostrándonos a nosotros mismos que así como somos capaces de amar a alguien más, podemos hacerlo con nosotros mismos.
Hay afectos que no arrancaremos de nuestro corazón, pero cuando los sentimientos no son recíprocos, lo menos que podemos hacer es transformarlos para que no nos duela el no ser correspondidos.
Muchas veces queremos hacernos los locos y no afrontar que a la persona que queremos le hemos dejado de importar, ha dejado de vernos de una manera en particular, ha perdido el interés o ha decidido dejarnos atrás. Pero así como el amor se siente, el desamor también lo hace, y quizás de una manera más notoria.
No podemos mandar en los sentimientos de los demás, no podemos obligar a nadie a que nos quiera o nos mantenga en su vida, por lo que debemos respetar cuando las intenciones de permanecer se han agotado, cuando por una u otra causa esa otra persona ha decidido sacarnos de su vida y debemos hacerlo con dignidad y con respeto, aunque nos duela, porque el suplicar, el negarnos a la realidad, el desesperarnos, no va a sembrar amor donde antes lo hubo, solo generará hastío, lástima, culpa, rechazo y compasión y ninguno de ellos son buenos argumentos para estar en la vida de alguien.
Todas las relaciones nos generan una experiencia, nos enriquecen, nos hacen más fuertes o más decididos, nos hacen ver otras perspectivas ya partir de esto debemos agradecer, por el sencillo hecho de haber estado en la vida de alguien, porque ese alguien estuviese en la nuestra. Los ciclos no son los mismos para todos y a veces nos tocará que a medio ciclo nuestro el otro decida poner fin, pero esto solo nos debe llevar a reajustar nuestra vida, sabiéndonos capaces de merecer estar en la vida de alguien sin querernos meter a la fuerza por las ventanas, sino entrando por la puerta principal y ser tratados como los mejores huéspedes.
Algunas veces seremos nosotros los que tomemos la decisión de salir de la vida de alguien sin que esta persona lo desee así, y en este caso debemos tratar de ser lo más cautelosos posible, generando la menor cantidad de daños colaterales. Las relaciones son para aprender, especialmente para aprender a amar, procuremos siempre no lastimar en el proceso de aprendizaje y aceptar situaciones que estén fuera de nuestro alcance.
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