SABES DE ALGUIEN QUE PADEZCA PSORIASIS ?
Mi primer contacto con la planta Artemisia annua fue hace más de 3 años. Había leído sobre su utilidad en la enfermedad de la malaria y sus efectos reguladores del sistema inmunológico. Fue esto último lo que me llamó la atención y decidí tomar unas infusiones ya que se acercaba el invierno y quería comprobar si podía servirme para prevenir los resfriados. Padezco de psoriasis desde hace más de 20 años y en el momento de tomar Artemisia por primera vez tenía un pequeño brote que me afectaba a manos y brazos, pero no tomé la planta por este problema. De hecho, ni siquiera se me ocurrió que pudiera ser beneficioso para mi problema de piel. Después de tantos años con psoriasis, ya había probado todo tipo de medicamentos y “remedios” sin buenos resultados, ya me había resignado a convivir con este problema y ni siquiera me acordé de mi psoriasis hasta que no empecé a notar mejoría, unos días después de empezar a tomar las infusiones. Esto lo considero importante porque creo que elimina el posible efecto placebo y cualquier tipo de sugestión por mi parte. La mejoría en mi piel fue una “casualidad”, ya que además, no encontré en ningún sitio que la Artemisia annua tuviera indicaciones directas para este problema. Tomé la planta durante poco más de una semana y me desaparecieron las costras y los picores.
Varios meses después y tras una fuerte amigdalitis, tuve el brote de psoriasis más fuerte e intenso que recordaba. Aproximadamente el 90 % de mi superficie corporal se vio afectada por costras, engrosamiento de piel, eritemas y por supuesto intensos picores y heridas por no poder evitar rascarme . Tenía afectada la cabeza, el tronco, los brazos, las piernas, los pies,… La simple visión de parte de mis lesiones provocaba un enorme asombro y gesto de preocupación en cualquier persona que me miraba, cosa que era totalmente comprensible. Yo imaginaba que a la gente le debía recordar a algún enfermo con algún tipo de lepra. Cómo este brote fue rápido (en cuestión de pocos días), acudí a urgencias dónde me trataron con antibióticos por posibles secuelas infecciosas de la amigdalitis, pero ante la magnitud del problema de piel, me derivaron a consulta de especialista en dermatología. Tardaron pocos días en darme cita pero cuando acudí, el brote había alcanzado su máxima intensidad. Era como una representación “en vivo” de las fotos más impactantes de los libros de dermatología así que hasta los dermatólogos que me vieron en esta primera visita se sorprendieron del grado de afectación y hasta me pidieron permiso para hacer fotografías. No puse inconvenientes, y hasta me pareció normal como dato médico. Como ya he comentado, tenía prácticamente todo mi cuerpo afectado, por lo que me comentaron que no me serviría ningún tratamiento tópico (pomadas, baños, rayos UVA …) y que tenían que tratarme con inmunosupresores, en concreto con Metotrexato. Debido a las complicaciones que puede tener el tratamiento con este fármaco es necesario realizar una serie de pruebas sanguíneas previas para descartar cualquier tipo de problema antes de iniciar tratamiento así que me hicieron pruebas sanguíneas de todo tipo. Algunos de los resultados tardaban tiempo, así que me dijeron que volviera en 3 semanas y me mandaron a casa sin ningún tipo de tratamiento a la espera de resultados.
En ese tiempo de espera decidí tomar nuevamente Artemisia. El brote actual era descomunal en comparación al que tenía cuando tomé la planta por primera vez, pero no tenía mucho que perder, ya que no me habían puesto tratamiento y el malestar y los picores eran intensos. Pensé que con algo de mejoría, por ligera que fuera, podía valorar no usar el Metotrexato, así que comencé a tomar infusiones de la planta. Al mismo tiempo, realicé un trabajo de investigación buscando artículos científicos que pudieran estar relacionados con el beneficio de Artemisia annua sobre la psoriasis. La verdad es que me llevé una sorpresa al encontrar cientos de artículos relacionados con esta planta (recomiendo buscar en Pub Med), pero no aparecía ninguno que pudiera darme información sobre el efecto de la planta sobre la psoriasis. Tras varios días de revisiones, finalmente encontré dos estudios que podían relacionar el uso de la planta con los efectos beneficiosos sobre la psoriasis sobre todo uno muy interesante que compara el efecto de la ciclosporina (medicamento que se usa como inmunosupresor para problemas autoinmunes, similar al metotrexato) con el efecto de uno de los componentes químicos de la Artemisia annua. La ventaja es que Artemisia annua no actuaría como inmunosupresor sino como inmunomodulador, con lo cual se evitarían los efectos negativos de una inmunosupresión.
Mientras rebuscaba para encontrar explicaciones científicas, seguí tomando las infusiones. Los primeros días no noté nada de efecto pero a partir del quinto-sexto día la mejoría empezó a ser apreciable y en menos de dos semanas, ante mi perplejidad absoluta, el brote desapareció prácticamente por completo e incluso la epidermis se regeneró completamente sin quedar restos de costras y mostrando la piel incluso un aspecto y tacto suave (fotos) ¡Y todo esto con sólo 9-10 días de infusiones! Lógicamente, desapareció de mi cabeza la idea de tomar metotrexato, pero quedaba la prueba de fuego de volver a la consulta del dermatólogo a por los resultados. Decidí desde el primer momento que iba a ser sincero con el médico y contarle lo que había tomado. Si su respuesta hubiera sido negativa, habría elegido de todas formas tomar la planta antes que el medicamento, pero a la vez tenía bastante curiosidad tanto por ver su reacción ante mi espectacular mejoría como por conocer su opinión cuando le comentara el uso de la planta. Para ser sincero, esperaba cierto recelo. Mi profesión es la de veterinario clínico y yo también mostraría recelos ante ciertos protocolos que no se ajusten al método científico. Pero si nos ajustamos a la medicina basada en la evidencia, el peso de mi argumento era importante. Aun así llevé conmigo los artículos científicos relacionados que había encontrado por si mostraba interés.
Cuando entré por la puerta, y aunque con la ropa solo podían verme las manos y la cabeza, enseguida se dieron cuenta de que estaba mejor. Al quitarme la ropa, su sorpresa, aunque contenida debido a las circunstancias, fue mayúscula.
Increíble la mejoría; No te dimos tratamiento, ¿verdad?
Y ¿no has tomado nada?
Infusiones de una planta
¡¿Nada más?!. ¿Qué planta es?
Artemisia annua.
Así comenzó mi charla con el dermatólogo. Ante mi sorpresa, fue tremendamente receptivo con la información que le di (supongo que la rápida e increíble mejoría ayudó bastante…) y mostró interés con la información y los artículos científicos. De hecho, conocía la utilización de la planta en la enfermedad de la malaria y charlamos un rato sobre el tema Me dijo: “obviamente, no te vamos a dar metotrexato”. Reconoció la clara mejoría pero también, creo que con buen criterio, me comentó de la posible toxicidad de ciertas plantas sobre todo a nivel hepático. Surgió para mí entonces una oportunidad inmejorable de tener más datos sobre el uso de esta planta y sus posibles efectos secundarios en mi cuerpo y le propuse al médico la realización de nuevas pruebas sanguíneas justo ahora que acababa de tomar la planta. No había experimentado ningún efecto secundario físico durante el uso de la planta, pero si acompañaba esto con analíticas, me daría más seguridad. Aceptó gustosamente ya que también era de su interés y quedamos en vernos un mes después con los resultados de las nuevas analíticas
Un mes después, acudí a por los resultados. Estaban todos dentro de la normalidad, al igual que los primeros que me habían realizado y lo mejor es que los síntomas de mi problema habían desaparecido. Me citaron para hacerme un seguimiento cada seis meses. Los dos años siguientes he tenido otros dos brotes muy fuertes que también desaparecieron por completo con Artemisia annua. En uno de ellos tuve que tomar tres infusiones diarias de la planta durante un mes entero y no empecé a notar mejoría hasta casi las tres semanas de iniciado el tratamiento. Después la mejoría ya fue más rápida y la desaparición de los síntomas prácticamente total. También le comenté al dermatólogo la larga duración de este tratamiento (otras veces había tomado infusiones durante 10-15 días y no 30 días como en esta ocasión). Su respuesta fue que el tratamiento con metotrexato tiene una duración de meses y que si la planta no me daba problemas de efectos secundarios ni alteraciones en las analíticas, no veía inconveniente en que la usara a modo personal, viendo los resultados obtenidos.
Tengo que agradecer enormemente la comprensión del médico especialista en dermatología que sigue la evolución de mi caso. Comprendo las limitaciones éticas que impone su trabajo y también comprendo que no pueda recomendar el uso de la planta a otras personas ya que su uso no está regulado como medicamento. Además su posición está fuera de toda responsabilidad ya que la decisión de tomar la planta ha sido y es única y exclusivamente mía y es de agradecer el interés mostrado en el seguimiento y los controles periódicos que me realizan. Quizá los datos recogidos en mi historial médico puedan servir como base para el inicio de algún estudio decente. Aunque luego llegarían los laboratorios y eso ya es otro tema a debatir en otra ocasión.
Mi único interés es contar mi historia a modo de información por si a alguien le pudiera interesar. Mucha gente que padezca psoriasis puede leer esto y pensar en un “remedio” más (como me pasaba antes a mí) o por el contrario creer haber descubierto la solución a su problema. En estos dos últimos años conozco casos de gente que ha probado la planta para el mismo problema y hay personas que le ha funcionado muy bien, pero también otras que no han notado mejoría. Como la psoriasis es una enfermedad influenciada por múltiples y diversos factores (estrés, infecciones, alimentación, hábitos de vida…) es posible que para ciertas personas no sea efectivo o que se necesite una mayor duración del tratamiento. Resumiendo, harían falta más datos, más estudios y más experiencias personales antes de poder hacer una recomendación general. Mi caso es particular por no haber encontrado datos previos y por tanto sería un error lanzarlo como “solución milagrosa” pero estoy convencido de la evidencia de los resultados, de que existe explicación científica y de que su uso puede llegar a ser beneficioso no sólo en la psoriasis sino también en otro tipo de enfermedades autoinmunes. Igualmente reconozco que no me ha curado la enfermedad ya que he tenido algunos brotes, pero a efectos prácticos es como si no la tuviera. Ahora la tomo dos o tres veces al año durante un par de semanas como preventivo o en aquellos casos que empiezo a notar ligeros síntomas.
Espero que mi testimonio despierte interés por continuar estudiando y desarrollando los posibles efectos medicinales de esta maravillosa planta, pero si pudiera pedir una sola cosa, sería… ¡por favor, que no me conviertan a mi Artemisia annua en pastillas!
Artículos científicos relacionados:
Noori , Z.M. Hassan, B. Rezaei, A. Rustaiyan, Z. Habibi, A. Fallahian, 2008 .Artemisinin can inhibit the calmodulin-mediated activation of phosphodiesterase in comparison with Cyclosporin A . International inmunopharmacology 8(2008) 1744-1747
-Jacob Golenser, Judith H. Waknine, Miriam Krugliak, Nicholas H. Hunt, Georges E. Grau, 2006. Current perspectives on the mechanism of action of artemisinins. International Journal for Parasitology 36 (2006) 1427-1441
Ángel L. Portilla Hidalgo
Salamanca
cvserengueti@gmail.com
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