LO IMPORTANTE SIEMPRE ES: ¡QUE TU QUIERAS!...
"El que se encierra para que no lo ayuden levanta murallas que lo separan del resto del mundo.
No hay forma de llegar a él para salvarlo.
La misma persona crea distancias, se aisla, se aparta.... y queda atrapada en su propia red.
El otro puede acercarse con su mejor intención a ayudarte...pero eso jamás será suficiente... si tu no reconoces necesitarlo... es casi imposible que el otro te de lo que no buscas.
Cuando por fin reconocemos tener un problema (algo que muchos niegan) es cuando se despierta la real inquietud para resolverlo.
En terapia decimos que es VITAL que el paciente QUIERA venir a consulta, que sea una decisión propia y convencida. No de otros. Porque cuando el paciente llega forzado a la sesión, se cierra a todo tipo de trabajo emocional, a cualquier análisis profundo y efectivo de su historia.
Cuando decimos: no quiero (con gestos o verbalmente) creamos barreras, cuando decimos: ¡SI, QUIERO!... rompemos las barreras y dejamos claro al mundo quienes somos y lo que buscamos.
El dicho popular afirma que querer es poder.
La lógica confirma que si no queremos, no podremos.
Muchos dirán: y cuando el deseo de vida es mínimo... y no tenemos deseos de nada... no queremos nada... ¿cómo resucitamos las ganas de vivir?... ¿cómo regresamos a la vida?... ¿cómo podemos QUERER? si ya no hay confianza, si no hay credibilidad con otros o con la vida, si solo hay decepciones, agotamientos, desencantos... si dimos hasta que no pudimos... si ya cuesta creer en opciones que nos rescaten... si la vida misma es un vacío de presencias... un mundo de ausencias... y una plaga de indiferencias... ¿cómo podemos querer algo?...
Y sí... es el gran desafío que se encara en muchos espacios terapéuticos, el psicólogo sabe que parte de su trabajo consiste en tomarle la mano al paciente para llevarlo de nuevo a esa parte de si mismo que aún tenía ganas de vivir... que no se fijaba tanto en las fallas de otros, sino que centraba su atención en lo que le hacía bien, y lo buscaba, y si no existía lo creaba...
Reecontrarse con esa parte suya que sabía maniobrar mejor con los daños que otros le causaban, que perdonaba con facilidad por liberación personal y no tanto porque el otro aprenda algo... esa parte de uno donde luego de cada caída se levantaba limpiándose la ropa con una sonrisa retadora mientras pensaba: ¡en la siguiente no me caigo!...
En aquel tiempo perdido en la memoria donde REALMENTE SE QUERÍA VIVIR... no había frenos a pesar de mil miedos.
Todos tenemos ese lugar escondido de nuestra historia donde era más fácil vivir... porque era más fácil QUERER...
Ahora hasta querer nos cuesta...
Hay demasiados miedos y fragilidades.
Demasiados golpes bajos, frustraciones y cansancios.
Tocará entonces irnos adentro... regresar en el tiempo y en los recuerdos... rescatar potenciales dormidos... sacarles el polvo... asimilar que SON PARTES NUESTRAS, reales, esenciales, en donde nos apoyamos alguna vez en nuestro pasado, convencidos de que QUERER sin duda era PODER... incluso (y en especial) a la hora de pedir ayuda... reconocíamos los límites internos y buscábamos puntos de soporte para apoyarnos afuera...
Quizás en tu presente adulto... necesites actuar como aquel niño que fuiste... sin limitaciones y sin tantos condicionamientos y temores a la hora de vivir... a la hora de amar... a la hora de pedir... "
Ps. Patricia Cabrera Sena
( www.suconsulta.com 16 años ofreciendo Tratamientos de Apoyo Psicológico on line, en sesiones de una hora y media por chat escrito).
Agradecemos a quienes copien los textos que respeten la autoría.
¿TE GUSTO LA REFLEXIÓN? Te invitamos a leer más sobre distintos temas de psicología, clickea sobre la imagen y aparecerán OTRAS...
¡Que tengas un agradable día!...
"El que se encierra para que no lo ayuden levanta murallas que lo separan del resto del mundo.
No hay forma de llegar a él para salvarlo.
La misma persona crea distancias, se aisla, se aparta.... y queda atrapada en su propia red.
El otro puede acercarse con su mejor intención a ayudarte...pero eso jamás será suficiente... si tu no reconoces necesitarlo... es casi imposible que el otro te de lo que no buscas.
Cuando por fin reconocemos tener un problema (algo que muchos niegan) es cuando se despierta la real inquietud para resolverlo.
En terapia decimos que es VITAL que el paciente QUIERA venir a consulta, que sea una decisión propia y convencida. No de otros. Porque cuando el paciente llega forzado a la sesión, se cierra a todo tipo de trabajo emocional, a cualquier análisis profundo y efectivo de su historia.
Cuando decimos: no quiero (con gestos o verbalmente) creamos barreras, cuando decimos: ¡SI, QUIERO!... rompemos las barreras y dejamos claro al mundo quienes somos y lo que buscamos.
El dicho popular afirma que querer es poder.
La lógica confirma que si no queremos, no podremos.
Muchos dirán: y cuando el deseo de vida es mínimo... y no tenemos deseos de nada... no queremos nada... ¿cómo resucitamos las ganas de vivir?... ¿cómo regresamos a la vida?... ¿cómo podemos QUERER? si ya no hay confianza, si no hay credibilidad con otros o con la vida, si solo hay decepciones, agotamientos, desencantos... si dimos hasta que no pudimos... si ya cuesta creer en opciones que nos rescaten... si la vida misma es un vacío de presencias... un mundo de ausencias... y una plaga de indiferencias... ¿cómo podemos querer algo?...
Y sí... es el gran desafío que se encara en muchos espacios terapéuticos, el psicólogo sabe que parte de su trabajo consiste en tomarle la mano al paciente para llevarlo de nuevo a esa parte de si mismo que aún tenía ganas de vivir... que no se fijaba tanto en las fallas de otros, sino que centraba su atención en lo que le hacía bien, y lo buscaba, y si no existía lo creaba...
Reecontrarse con esa parte suya que sabía maniobrar mejor con los daños que otros le causaban, que perdonaba con facilidad por liberación personal y no tanto porque el otro aprenda algo... esa parte de uno donde luego de cada caída se levantaba limpiándose la ropa con una sonrisa retadora mientras pensaba: ¡en la siguiente no me caigo!...
En aquel tiempo perdido en la memoria donde REALMENTE SE QUERÍA VIVIR... no había frenos a pesar de mil miedos.
Todos tenemos ese lugar escondido de nuestra historia donde era más fácil vivir... porque era más fácil QUERER...
Ahora hasta querer nos cuesta...
Hay demasiados miedos y fragilidades.
Demasiados golpes bajos, frustraciones y cansancios.
Tocará entonces irnos adentro... regresar en el tiempo y en los recuerdos... rescatar potenciales dormidos... sacarles el polvo... asimilar que SON PARTES NUESTRAS, reales, esenciales, en donde nos apoyamos alguna vez en nuestro pasado, convencidos de que QUERER sin duda era PODER... incluso (y en especial) a la hora de pedir ayuda... reconocíamos los límites internos y buscábamos puntos de soporte para apoyarnos afuera...
Quizás en tu presente adulto... necesites actuar como aquel niño que fuiste... sin limitaciones y sin tantos condicionamientos y temores a la hora de vivir... a la hora de amar... a la hora de pedir... "
Ps. Patricia Cabrera Sena
( www.suconsulta.com 16 años ofreciendo Tratamientos de Apoyo Psicológico on line, en sesiones de una hora y media por chat escrito).
Agradecemos a quienes copien los textos que respeten la autoría.
¿TE GUSTO LA REFLEXIÓN? Te invitamos a leer más sobre distintos temas de psicología, clickea sobre la imagen y aparecerán OTRAS...
¡Que tengas un agradable día!...
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