miércoles, 11 de noviembre de 2020

LOS PADRES Y LAS RESIDENCIAS DE TERCERA EDAD

 UNAS PERSONAS ESTARÁN DE ACUERDO Y OTRAS NO...ES LA VIDA.

Cuando un hombre de 82 años, quizás sin hijos, tiene que tomar la dolorosa decisión de tener que llevar (que no meter) a su mujer a un centro residencial...se comprende, no se le juzga.
Cuando una esposa de 83 años, que después de haber despertado desde hace 60 años, junto a su marido, tiene que tomar la más dolorosa decisión de llevarle a una residencia y sin hijos o quizás viven lejos...se comprende, es mayor, no se juzga.
Cuando unos padres tuvieron un hijo con problemas desde el nacimiento: espina bífida, parálisis cerebral...etc. PIDEN que haya centros especializados para que cuando ellos ya no puedan cuidarles tengan que llevarlos y solicitan el ingreso...se comprende, no se juzga.
Cuando unos padres jóvenes, profesionales ambos, llevan al bebé de 4 meses a la guardería porque se tienen que incorporar al trabajo...se comprende, no se juzga.
Pero...
Cuando especialmente una hija (no tanto con un hijo), que además quizás es esposa, madre y abuela y que lleva 14 años cuidando de sus padres y quizás uno de ellos, necesita cuidados especiales o porque ella misma no está bien y toma la dolorosa decisión de tener que llevarle a uno de ellos o a los dos (porque el resto de la familia se desentiende), ahí, justo cuando más apoyo necesita...!cae todo el peso de la ley sobre ella!.
El hecho es el mismo en todos los casos, pero la misma decisión, tiene juicios diferentes .
En mi mente tengo cientos, no de expedientes, sino de biografías de familiares cuidadores que he atendido y todas tienen variables diferentes, desconocidas para el resto de la familia, vecinos o amistades y os puedo asegurar, que la decisión del ingreso, es la más dura experiencia en que les pone la vida.
Si las personas que emiten juicios de valor por esta decisión, les hace sentirse bien...!Que se lo hagan mirar!
(Gloria Martin Diez)

No hay comentarios:

Publicar un comentario