Tenía muchas ganas de compartir con todos vosotros mi experiencia personal con los registros akáshicos.
Después de llevar los últimos años sin entender lo que me pasaba, porqué a veces sentía de manera repentina malestar como dolor de cabeza o mareo. Después de hacerme las correspondientes pruebas médicas, y psicológicas para descartar ataques de ansiedad o pánico, dí con una terapeuta de shiatsu que también hacia lecturas de registros akáshicos.
Después de llevar los últimos años sin entender lo que me pasaba, porqué a veces sentía de manera repentina malestar como dolor de cabeza o mareo. Después de hacerme las correspondientes pruebas médicas, y psicológicas para descartar ataques de ansiedad o pánico, dí con una terapeuta de shiatsu que también hacia lecturas de registros akáshicos.
Fuí un día a una sesión de shiatsu porque sentía la espalda cargada y estaba ella movilizándome y de repente me dice:
“Disculpa pero tengo un mensaje para ti”. Me quedé helada. Me dió el mensaje y me resonó enormemente con lo que estaba buscando. Me comentó al acabar la sesión que si quería podría ser bueno que me hiciera una lectura para obtener información sobre aquellas cosas que me pasaban y no acababa de entender.
Aquí los miedos entraron todos a 1.000 por hora. Pensé Uyy que yuyú!, y dejé pasar los meses. Si has leído bien, meses. La negación es un mecanismo de defensa que funciona de maravilla. Finalmente un día, después de buscar algo de información, e imagino que guiada por mi Yo Superior o mi guía, me acordé de esta terapeuta y de su propuesta sobre leer mis registros akáshicos. Acordé con ella una sesión presencial y le pedí orientación para prepararme las preguntas, y la sesión. Iba dispuesta a superar ese miedo a lo desconocido y a zambullirme en la experiencia.
Lo primero que le dije nada más llegar a su consulta fué que estaba muy nerviosa, y eso era muy cierto. Estaba como un flan. No me preguntes porqué, pero imagino que era un tema de expectativas, de querer aprovechar al máximo la sesión, o sencillamente el miedo a lo desconocido.
Iniciamos la sesión entrando las dos en un estado muy bueno de relajación, abrió mis registros akáshicos, y en ese momento sentí un gran calor en mis manos, piernas, brazos. Traté de no salir de ese estado de relajación, a pesar del runrun interno que sentía. Respiré profundamente y me lancé con las preguntas. Abrí bien las orejas, puse mi grabadora y escuché con total atención la canalización que me estaba realizando la terapeuta. Hubieron cosas que me sorprendieron y otras que confirmaban mis intuiciones.
Al finalizar la sesión, sentí una sensación de paz enorme, como si me hubiera quitado un peso de encima.
Toda la información que dió me ayudó para poner un plan en marcha. Por supuesto que seguía sintiendo de tanto en tanto ese malestar, pero me sentía contenta conmigo misma por haber dado el paso. Al cabo de un año volví a hacerme otra lectura con ella, y con toda la información que me dió supe que había llegado el momento de dar un giro profesional a mi vida.
Fué cuando decidí aprovechar esa sensibilidad energética que me provoca de tanto en tanto ese malestar, y esa intuición para formarme en la terapia akáshica. Es decir, la información es valiosisima, pero si la acompañas de una sanación de bloqueos energéticos se convierte en una potente herramienta para sanar, empoderar y ayudar en su crecimiento a las personas.
Los bloqueos que empecé sanando en mi misma, fueron bloqueos relacionados principalmente con enganches energéticos, lazos kármicos, creencias limitadoras, chakras desequilibrados, y bloqueos que tenían su origen en vidas pasadas y me estaban bloqueando mi propio desarrollo personal. A medida que iba limpiando todo esto, fuí averiguando cuál era mi misión de vida, y como acabar de enfocarme en mi propio desarrollo personal y profesional.
Cuando descubrí cual era mi misión de vida y empecé a despejar el camino de los bloqueos que me impedían llevarla a cabo empecé a sentir una mayor energía y bienestar en mi.
Tuve la sensación de parar, mirar hacia atrás y atar todos los hilos para entender cómo había llegado hasta ahí y como podía proyectar a futuro lo que quería, pues lo que había estado haciendo hasta ahora no me acababa de llenar en lo personal. Sentí un gran poder en mi, y sobretodo un entusiasmo y energía renovada para acometer con ilusión, disciplina y coraje este nuevo reto en mi vida.
Si estas en un momento de cambio, si notas estancamiento, o sencillamente si tienes ese runrun te animo a zambullirte en tu registro akáshico.
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